Trump exuda confianza en su primera rueda de prensa: «Ahora todo el mundo quiere ser mi amigo»

Era la primera vez que Trump respondía a preguntas de los periodistas desde su victoria en las urnas del pasado 5 de noviembre y marcó un contraste inmediato con el actual presidente, Joe Biden. No solo por la resistencia de Biden a someterse a las preguntas de los medios (después heredada en campaña por su sustituta como candidata a la presidencia, Kamala Harris). También por la confianza y el optimismo que exudó el multimillonario neoyorquino: «En mi primera presidencia, todos eran muy hostiles», dijo. «Ahora la gente quiere llevarse bien conmigo», dijo en referencia al peregrinaje a Mar-a-Lago de políticos, mandatarios y líderes empresariales.

El motivo de la comparecencia de Trump tenía que ver con la visita de uno de estos últimos: Masayoshi Son, el controvertido consejero delegado de Softbank, el gigante japonés de la inversión tecnológica. Son, una figura muy cercana a Trump, viajó hasta la mansión de estilo español del presidente-electo para anunciar una inversión de 100.000 millones de dólares en EE.UU. durante los próximos cuatro años, es decir, durante el segundo mandato de Trump. Según Son, la inversión supondrá la creación de 100.000 empleos en la primera potencia mundial.

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Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York

Después, ante los periodistas, Trump incidió en la economía, una de las grandes claves de su victoria electoral. Y no dio muestras de moderar su intención de imponer aranceles generalizados a las importaciones extranjeros, algo que podría tener impacto en productos españoles, desde exportaciones agrícolas al sector de la automoción. «Los aranceles harán a este país rico», aseguró, frente a algunos análisis de economistas que advierten que es posible que empeore el problema de inflación en la primera potencia mundial. «Arancel es la palabra más bonita del diccionario», insistió y defendió que es un impuesto: «Habrá reciprocidad. Si ellos nos ponen impuestos, nosotros les pondremos impuestos», dijo sobre sus socios comerciales.

Trump también discutió algunos de los conflictos internacionales que heredará de Biden. El de Ucrania es donde EE.UU. está más implicado y que ha dicho que él resolverá «en 24 horas». Como ha hecho en otras ocasiones, defendió que el Gobierno de Kiev deberá llegar a un acuerdo con la Rusia de Vladímir Putin, lo que implicará probablemente la cesión de parte de su territorio y abandonar la idea de ingresar en la OTAN.

Zelenski «tiene que estar preparado para llegar a un acuerdo», dijo. También dijo que trabaja en la liberación de los rehenes en Gaza y se le preguntó sobre si buscará que Putin entregue a Bashar al Asad, el dictador sirio huido a Moscú. «No lo he pensado», respondió Trump. «Pero la vida tiene que seguir», agregó, dentro de su intención de no implicar a EE.UU. en más tensiones internacionales.

En el estilo de Trump, el presidente-electo habló de temas de todo pelaje y a preguntas de todos los reporteros presentes. Sobre la presencia de drones en varios estados de la costa este de EE.UU., un asunto que ha provocado confusión y preocupación, aseguró que no cree que se trate de una acción de un país extranjero, pero dejó un comentario críptico sobre la respuesta oficial: «El gobierno sabe exactamente lo que está pasando, el ejército sabe de dónde vienen y por alguna razón no lo quieren decir».

También habló de Eric Adams, el alcalde de Nueva York, un demócrata que, en medio de problemas judiciales, se ha acercado a Trump y se ha mostrado dispuesto a llevar adelante sus planes de deportación de inmigrantes indocumentados en la Gran Manzana, considerado hasta ahora un 'santuario'. Trump dijo que no descarta darle su perdón presidencial y que ha sido tratado «injustamente».

También habló de la posibilidad de no ir adelante con la expulsión de TikTok si no se vende a un comprador estadounidense -»le tengo cariño», dijo sobre la red social, consciente de su popularidad entre parte de sus votantes- e incluso de la actividad física de su nuera, Lara Trump. La esposa de su hijo Eric, a la que colocó como presidenta del Partido Republicano, aspira ahora a ser senadora por Florida, en sustitución de Marco Rubio, próximo secretario de Estado. «Es muy respetada por las mujeres, incluso su rutina de ejercicios físicos», dijo el presidente-electo. «Es una mujer increíble».