Dos investigadores españoles destruyen las mentiras sobre los gladiadores: «No, no eran chicos de gimnasio»
Fernando Lillo Redonet y María Engracia Muñoz-Santos desvelan en un nuevo ensayo la verdad de la gladiatura
Legiones romanas: los verdaderos motivos del declive de la infantería más letal de la antigüedad

La arena suspiraba por sangre mientras los guerreros, fornidos y osados, vociferaban a una prestos a entrar al inframundo por la puerta grande: «¡Ave César, los que van a morir te saludan!». Anda que no se ha repetido la escena en las películas; diantre, si ... hasta el mismo Ridley Scott la replicó en 'Gladiator'. Sin embargo, dos expertos españoles sostienen que la frase más famosa de los largometrajes sobre la antigua Roma es en realidad una mentira adornada con mucha purpurina. «Se pronunció, sí, pero una única vez. Los que la dijeron fueron los condenados a muerte en otro tipo de espectáculo: una naumaquia, un combate naval. Así es como saludaron al emperador Claudio. Pero las fuentes no dejan constancia de que se utilizara en un espectáculo gladiatorio».
Tras las voces hay dos estudiosos: Fernando Lillo Redonet, doctor en Filología Clásica, y María Engracia Muñoz-Santos, historiadora y doctora en Arqueología Clásica. No responden al unísono, sería imposible, pero piden a ABC que sus declaraciones sean conjuntas; aquello del 'tanto monta y monta tanto Isabel como Fernando'. Deseo concedido, y más, cuando están de enhorabuena por la publicación de su nuevo ensayo histórico: 'Gladiadores, valor ante la muerte' (Desperta Ferro). «El de la frase es un mito de los muchos que desmentimos en el libro», dicen.
Aunque no es el único aspecto que analizan. La obra, acompañada de una montaña de láminas a todo color, se adentra en todos los ámbitos que orbitan alrededor de estos luchadores de leyenda; desde su llegada al 'ludus', hasta su caída en desgracia.
Mitos fuera
Pero hoy toca preguntar a los sabios por esos mitos a los que se ase Hollywood, y hay para elegir. Para empezar, a los coautores les escama que los gladiadores mueran a manos llenas en las películas. Y es que eso era algo muy difícil en la época. «Cuando resultaba derrotado, el público podía pedir un perdón que el organizador de los juegos solía refrendar para estar a bien con los espectadores», explican. La ejecución no beneficiaba tampoco a los lanistas, que hacían presión para evitarla; lógico, pues habían invertido mucho en su entrenamiento.
«Al final, hubo períodos en los que predominó más el indulto. En el siglo I d.C. los espectadores eran más propensos a perdonar la vida. La posibilidad de morir era una sobre diez. A partir del III d.C., se redujeron», añaden.
Ni fallecían a montones en los combates, ni solían pronunciar aquello de 'Ave César, los que van a morir te saludan'
Solo acaban de arrancar; la caza continúa. Otro de los errores es mostrar a estos combatientes como hombres definidos e hipermusculados. «No, no eran chicos de gimnasio. Era gente que se alimentaba de cereal y legumbres. Llegaban a ingerir seis mil calorías diarias, según los datos obtenidos por los restos óseos excavados en la necrópolis de Éfeso. Se trataría, por tanto, de personas muy grandes y muy fuertes», explican.
Tampoco eran bellos cual Adonis. La brega en la arena, el entrenamiento constante y los recurrentes castigos corporales les pasaban factura. «Juvenal describe a uno en una de sus sátiras diciendo que estaba lleno de cicatrices y deformidades en el rostro. Debemos pensar que serían personas con heridas mal curadas, huesos rotos, quizá tullidos...», añaden los expertos.
Y siguen, porque hay mentiras de sobra para llenar varios tomos. Lillo y Muñoz-Santos recalcan que, a pesar de que se ha extendido que no había gladiadoras, eran una realidad en la antigua Roma. «Es curioso, pero la palabra 'gladiatriz' no aparece hasta el siglo IV d.C. Fue entonces cuando se las nombró de esta manera. Pero sí, había mujeres que luchaban, tanto gladiadoras como cazadoras. Es uno de nuestros capítulos favoritos, creemos que, cuando el lector lo descubra, verá que no todo es cómo se lo han contado», insisten.
Mentiras dolorosas
Toca romper la primera norma de esta entrevista... Les preguntamos por separado a cada uno de los expertos cuál es el error que más les escuece ver en la gran pantalla. Dudan, pero aceptan el trato. A Muñoz-Santos, dice, le «duele mucho» cuando las películas confunden a los 'venatores' con gladiadores. «Es un error tremendo y, como especialista, me sienta muy mal. Un 'venator' o cazador era un hombre que luchaba en la arena contra un animal. Y lo hacía en un espectáculo matutino», arranca.
A cambio, y que los directores se lo graben a fuego en la mente, los gladiadores combatían siempre contra otros seres humanos, y lo hacían «en el espectáculo de la tarde». Por tener, tenían hasta diferentes campos de entrenamiento –'ludi'– en los que se ejercitaban.
Gladiadores. Valor ante la muerte

- Editorial Desperta Ferro
A Lillo, por su parte, no le convence la forma en la que se han llevado a la gran pantalla los combates: «Lo que me disgusta es que, hasta ahora, ninguna película se haya atrevido a mostrar cómo eran realmente las luchas de gladiadores, con los tipos y técnicas correctos, y opten por una espectacularidad mal entendida, con seccionamientos de cabezas, brazos y piernas». En sus palabras, esas batallas sangrientas «jamás sucederían en la gladiatura real».
La última pregunta apunta al elefante en la habitación: ¿temen que 'Gladiator 2' extienda, por enésima vez, estos mitos entre millones de personas? Y, ahora sí, vuelven a la respuesta común: «Probablemente haga lo que ya han hecho muchas películas anteriores. Lo que también hacen las novelas o los videojuegos e, incluso, los artículos que aparecen en la prensa que no están bien asesorados. Sabemos que es complicado terminar con ellos y somos conscientes de que serán muchos los que aún llegarán en el futuro. Pero esperamos que la gente disfrute viéndolos como lo que son, ficción ambientada en la antigua Roma». Aunque hacen una petición: que, luego, acudan a los libros para conocer la realidad.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete