Los vinos favoritos de los sumilleres
Juan Luis García, Valerio Carrera o Rafael Sandoval eligen sus vinos preferidos
La historia del vino en imágenes: una mirada al pasado desde el Archivo de ABC

Una de las principales funciones de un sumiller es asesorar a los comensales sobre los vinos más adecuados para cada ocasión. Estos profesionales son, por tanto, auténticos prescriptores. También se ocupan de la selección de vinos para la bodega del restaurante, por lo que ... su papel en él es clave. Hemos pedido a ocho de los mejores de España que nos recomienden tres de sus vinos favoritos, blanco, tinto y espumoso o generoso
Juan Luis García (Asador de Abel-Casa Farpón)

Alejandra Blanco (Ribera del Duero). Un vino de Bodegas Vizcarra elaborado a partir de la variedad albillo mayor en la Ribera del Duero (Mambrilla de Castrejón) procedente de cepas muy viejas a 800 metros de altura y seleccionando racimo a racimo en busca de la excelencia. El 50 por ciento hace su fermentación en barricas de roble francés nuevo para una posterior crianza de 14 meses en otras barricas también de roble francés nuevo junto con sus lías. Graso y complejo, fresco y con gran estructura con potencial de guarda. Para tomar a 12 grados con berenjena asada con tamarindo del restaurante Regueiro en Tox (Asturias).
Escolinas - La Zorrina (Vinos de Cangas). La 'joint venture' que tiene Coalla Gourmet con Monasterio de Corias. Un vino elaborado a partir de albarín negro y carrasquín en un suelo de pizarra. La Zorrina es un viñedo centenario e icónico de Cangas del Narcea, con unas pendientes escarpadas de más del 30 por ciento donde la vid está plantada en pie directo. Es la propia representación de los vinos de Asturias, frescura y madurez por la orientación al surde La Zorrina y el propio terroir. Para beber a una temperatura de 14 grados con el steak tartar del restaurante Blanco de la misma localidad.
Fino Tío Pepe Dos Palmas (Jerez). Un vino elaborado a partir de la variedad palomino fino con una vejez de ocho años procedente del Pago Carrascal, que es el viñedo que caracteriza a la bodega por ser vinos más afilados y rectos. Es el equilibrio entre juventud y vejez (de las dos botas de las que procede) y el vino más difícil de seleccionar, entre los palmas, para encontrar el balance entre la crianza bajo velo flor y su edad. Para tomar en una copa amplia a 8 grados y con bogavante del Cantábrico, escabeche de pitu de caleya, vinagre de Jerez Reserva de Gonzalez Byass, manzana, aguacate y manga del Asador de Abel Casa Farpón.
Valerio Carrera (A Barra)

Albariño de Fefiñanes III 2015 (Rías Baixas). Nítido, fresco y de equilibrada salinidad. Con una larga crianza sobre lías. Se elabora en la subzona del Val do Salnés, en Cambados, y manifiesta la larga capacidad de guarda de la variedad albariño.
Artuke La Condenada 2020 (Rioja). Un tinto elaborado en Baños de Ebro, en la Rioja alavesa. Procede de viejos viñedos recuperados, principalmente de tempranillo, pero también de graciano, garnacha y palomino fino. Es el fiel reflejo del suelo arenoso de la zona en la que se produce. Se muestra aromático, intenso y vibrante.
Enoteca personal Manuel Raventòs 2007 (Conca del RiuAnoia). Es un espumoso con una marcada mineralidad proveniente de sus suelos en Sant Sadurni d' Anoia de viticultura biodinámica. Permanece un largo tiempo en rima. Complejo, elegante y de excelente viveza.
Luis García de la Navarra (Vinoteca García de la Navarra)

Do Ferreiro 2023 (Rías Baixas). Un vino que siempre me hace quedar muy bien y que mantiene una relación calidad-precio imbatible. Se elabora con un cien por cien de albariño, mezclando las diferentes parcelas propiedad de la bodega en el valle del Salnés. Me gusta porque transmite la identidad del territorio con notas frescas, viva, acidez y limpieza en todo el conjunto del vino. Un vino que te hacebeber con facilidad y a la vez de disfrutar de ese paraje único.
+Altitud 2021 (Sierra de Gredos). Un tinto de garnachas viejas de la Sierra de Gredos, una zona que está muy de moda en los últimos años y en la que se ha registrado un cambio radical tanto en la forma de trabajar, como en la forma de transmitirnos la sensibilidad del territorio. Concretamente en la zona de Ávila es donde este productor tiene 63 miniparcelas repartidas entre cinco pueblos con altitudes todas por encima de los mil metros y dos de ellas en 1.290 metros. Una garnacha tinta con una visión internacional de vinos florales, a la vez que frutales y con un paso por boca suave, como si fuera terciopelo arropado pon una fantástica acidez que provoca a seguir bebiendo.
Recaredo Serral del Vell 2018 (Corpinat). La bodega Recaredo está de celebración, pues cumple cien años del primer degüelle por el abuelo de Tom Mata, el actual propietario. El vino base de este Serrat del Vell 2018 ha pasado por barrica de roble durante un corto tiempo, a continuación al depósito de acero inoxidable y de ahí listo para añadirle el licor de tiraje para que haga su segunda fermentación. Tiene un 85 por ciento de la variedad xarelo y 15 de macabeo, uvas procedentes de la finca que le da nombre. Me gusta porque tiene un lado muy fresco con una burbuja muy pequeña que sentimos en el paladar y se entremezclan con unas notas que nos recuerdan al otoño, bosque de hojas humedecidas, setas y frutos secos.
Rafael Sandoval (Coque)

Greywacke (Nueva Zelanda). Un sauvignon blanc de Marlborough (Nueva Zelanda) famoso por su frescura y por sus notas vibrantes de frutas tropicales, hierbas y cítricos. La región de Marlborough produce sauvignon blancs excepcionales pero este es el más aromático y refrescante lo que lo convierte en una opción perfecta para maridar con mariscos, ensaladas o disfrutar solo. Su acidez crujiente lo hace ideal para climas cálidos y ocasiones al aire libre.
Cheval des Andes 2016 (Mendoza, Argentina). Este vino argentino elaborado con Malbec es uno de mis preferidos. Es conocido por sus ricos sabores de frutas negras, como ciruelas y moras, junto con notas de chocolate y especias. Un vino robusto y estructurado, perfecto para acompañar carnes asadas o platos con salsas intensas. La popularidad del malbec lo ha convertido en un símbolo del vino argentino, representando la calidad y la pasión del país por la viticultura.
Domaines de Ott Château De Selles 2022 (Côtes de Provence). Este rosado de la región de Provenza es considerado uno de los mejores del mundo. Tiene un perfil de sabor ligero y fresco, con notas de frutas rojas claras y flores, que lo hacen ideal para el verano. La elegancia y sutileza de este vino lo convierten en una elección versátil, perfecta para aperitivos o comidas ligeras. Su color pálido y su delicado sabor también evocan una sensación de sofisticación.
Maikel Rodríguez Cortina

Shaya Habis (Rueda). Verdejo que sale de la clásica zona de Valladolid y se encuentra en Aldehuela del Codonal, Segovia. Viñedos muy viejos de verdejo sobre suelo arenoso, el vino fermenta y permanece con sus lías en barricas de roble francés durante 8 meses. Me gusta por salirse de la idea de la clásica verdejo, un vino lleno de sabor, intenso y largo en boca, dando lugar a pensar que tiene hasta crianza en barrica, pero no; podría acompañar casi cualquier menú.
La Quebrá (Cebreros). Garnacha de Navatalgordo, Ávila, elaborado por la bodega Rico-Nuevo, de Burgohondo. Me gusta por ofrecer una garnacha fresca, mineral (no las clásicas robustas y alcohólicas de Campo de Borja, Aragón). Además, gracias a conocer muy de cerca la bodega Rico Nuevo, toda la naturalidad y cariño con el que tratan el viñedo es el dato estrella de esta bodega. También algo que me gusta de los vinos tintos es cuando se realiza una crianza mixta, como en este caso que mezclan la crianza en barricas de roble francés y hormigón, y el posterior cuidado por parte de la bodega, de darle casi diez meses en botella antes de su introducción al mercado.
Fino Caberrubia Saca IV (Jerez). El proyecto de Willy Pérez siempre me ha encantado, y esta saca en concreto más aún. Usando dos botas de la añada 2018, de especial frescura, otras dos botas del 2017, y una del 2015 de las más potentes de la bodega. Un fino con un carácter muy marcado, que puede gustar tanto a amantes de la biológica como de la oxidativa. Esos finos que no hacen falta que estén congelados para disfrutarlos.
Silvia García (Deessa)

Castillo Ygay 2012 (Rioja). Es una de las etiquetas centenarias de La Rioja. Representa la solidez de un camino iniciado en 1852 y extraordinariamente mantenido hasta nuestro tiempo. La primera parte de su grandeza reside en el hecho de que es uno de los primeros vinos que nacieron en La Rioja, en segundo lugar este vino se elabora exclusivamente con las mejores uvas de La Plana, un pago de 40 hectáreas plantado en 1950 en la parte más alta de la Finca Ygay y solamente elaborado en añadas consideradas excepcionales. Un rioja de corte clásico adaptado a los tiempos, un icónico tinto, un Gran Reserva Especial con coupage 19 por ciento de mazuelo y 81 por ciento de tempranillo y una larguísima crianza de 34 meses en barrica que después continúa afinándose en botella hasta que llega a nuestras copas vestido de elegancia y saber hacer.
Mauro 2022 (Vino de la Tierra de Castilla y León). La bodega fue fundada en 1980 por Mariano García, uno de los personajes más admirados y queridos en el mundo del vino español e internacional, en memoria de su padre Mauro García. Los viñedos que pertenecen a este vino incomparable se remontan a la época de los Austria (1562). Ochenta hectáreas de viñedo, plantadas principalmente con tinto fino y syrah, repartidos entre los municipios vallisoletanos de Tudela de Duero y Santibáñez de Valcorba. Este vino es ya un clásico por sus excepcionales cualidades y además por su magnífica relación calidad-precio. Mauro es, como algunos lo denominan, «un tesoro del maestro del Duero», el primer vino que elaboró Mariano García fuera de Vega Sicilia, donde trabajó durante 30 años, y se cría en una casona castellana del siglo XVII.
Amontillado Tradición VORS 30 años (Jerez). Complejo y punzante en nariz, de gran franqueza a la par que elegante y sabroso, no es un amontillado más, para mi es 'el amontillado'. Bodegas Tradición tiene una característica que la diferencia de las demás, y es su filosofía única: solamente embotellan sus grandes vinos, es decir, vinos muy viejos: VORS y VOS con más de 30 y de 20 años de reposo en sus botas. Realizan una selección especial de mostos que reposan en solarejes con criaderas de roble americano muy envinadas, es una serie limitada de estos vinos. Amontillado es el jerez que resulta de la combinación de las dos formas de crianza tradicionales; una fase inicial de crianza biológica, bajo velo de flor, que en este caso es de 12 años y una segunda fase de crianza oxidativa haciendo referencia a una frase que todos los sumilleres adoramos para describirlo: «la vida después de la muerte».
José Antonio Navarrete (Quique Dacosta)

El Cerrico 2013. (Jumilla). En el calor y la sequedad del sureste español se pueden hacer grandes blancos. Donde el carácter mediterráneo en esa expresión floral de la uva airén se diluye en una boca austera, mineral y de profundad. Los suelos calizos nos llevan a otras latitudes, no es Meursault, es Fuente Álamo, aunque pensemos en esa similitud entre la potencia, la untuosidad y la mineralidad. La sapidez fresca que no ácida y si salina de final de boca. Un blanco de viñas olvidadas en Pie Franco, con una variedad como la airén y en Albacete.
Le Potazzine 2019. (Brunello di Montalcino). Si hablamos de Toscana y de vinos, de inmediato pensamos en los grandes 'Supertoscanos'. Quizá son vinos de otro estatus, de los que hablamos mucho y que no podemos beber lo suficiente. La región de Toscana no vive por suerte solo de estas etiquetas, también lo hace de Chianti y Montalcino. Toscana no es cabernet ni merlot, la autenticidad y la tradición de los vinos toscanos está forjada con la sangiovese, la uva que educó Giulio Gambelli y que Biondi Santi y Gianfrano Soldera enseñaron al mundo. De esa escuela se nutre Gigliola Gianetti y sus dos hijas, Viola y Sofia (Las Potazzine). Su Brunello es un perfume toscano, especiado y enérgico. Con esa mezcla de fruta y flores, en la que la suavidad y la elegancia se funden en el tacto sedoso de los taninos.
Luis Pérez Villamarta 2014. (Jerez). Un vino que pone en relieve Jerez, sus viñas, sus gentes y la historia que hay dentro de las bodegas. Un vino de hoy con una mirada a la historia y la tradición olvidada. La pureza de una viña llevada a un vino en contacto con la vida que le otorga la crianza biológica. Donde nunca se apaga el origen y donde sigue encendida la luz de Jerez. Un vino que se codea con las grandes etiquetas de cualquier región del mundo y que se diferencia del resto por su autenticidad en la crianza biológica.
Pía Ninci (Messina)

Gran Enemigo Torrontés 2019 (Mendoza, Argentina). La primera añada producida por la Bodega Aleanna de Alejandro Vigil y Laura Catena en Gualtallary, Mendoza. Este vino, creado por el talentoso Alejandro Vigil y con una producción de aproximadamente 7.000 botellas, es cien por cien torrontés. Viñedos a 1.600 metros de altitud, se madura bajo una fina capa de velo de flor y 18 meses de barrica de roble francés. A diferencia de los tradicionales torrontés, este evoca el estilo de los grandes blancos del Mosel (¡que me encantan!). Un vino elegante, con toques especiados, pero manteniendo aromas de frutas blancas y florales. En boca puede apreciarse un final mineral que lo hace interesantísimo.
Inseparable 2018 (Mendoza, Argentina). Siguiendo la línea de no volver nos locos con los precios, incluyo un tinto argentino. Ha sido producido también a 1.600 metros sobre el nivel del mar, en el monasterio de Gualtallary. Aroma frutal y floral, mientras que en boca es sedoso, muy expresivo y frutado. Sugerencia: Si no encuentran el del 2018, compren cualquier otra añada y resistan la tentación de abrirlo ahora. En un par de años este vino habrá ganado mucho.
La Bota de Vermut Blanco Seco 123 'Dry Navazos' (Jerez). Me gustan mucho los vinos de Jerez, pero buscaba algo para sorprender, que no todos conocieran. Porque, ¿acaso queda alguien que no los haya probado? Entonces, ¿qué tal un vermut?. Esta Bota es una pequeña producción de 1.600 botellas elaboradas a partir de un fino jerezano envejecido unos cuatro años para hacer un vermut blanco único. No tiene una gota de dulzor pero sí un amargor súper elegante y notas cítricas de pomelo. Es a su vez fresco y complejo. Me gusta beberlo bien frío pero sin hielo, con solo una aceituna verde.
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