Lo que te dicen las cacas de tu hijo sobre el estado de su microbiota
La nutricinista Angela Quintás ha escrito 'Superpedorros', un cuento para dar a conocer a las mayores y pequeños 'los bichitos que tenemos en la tripa'
Por qué me hincho después de comer, con Ángela Quintás

«Hablamos de pedos y cacas con los pequeños sí, pero mientras enseñamos la importancia de cuidar la microbiota», apunta la química clínica y experta en dietética y nutrición Ángela Quintás, quien se estrena en literatura infantil con su cuento 'Superpedorros'.
« ... Mi objetivo con este cuento -explica- es que leyendo esta obra los niños entiendan qué pasa dentro de sus barrigas cuando se les hincha, les duele, cuando tienen diarrea o cuando empiezan a tirarse pedos que huelen mal».
Pero, sobre todo, advierte Quintás, «que sepan lo que hay que hacer para cuidar su microbiota y sentirse mejor y que no sientan vergüenza en pedir ayuda cuando tienen muchos gases o dolor de tripa».
La inspiración le vino a esta nutricionista cuando sus hijos iban a la guardería y toda la información era: «ha hecho una o dos deposiciones». «Pero, ¿cómo eran, duras, blandas? Lo único importante era el número».
Al tiempo llegó la propuesta de la editorial para escribir este libro y Quintás aceptó, pero con una condición: «Hacer el cuento pero que no se quedara solo en un niño pedorro, aunque los niños son muy escatológicos y les encanta hablar de esto, sino que fuera un plus que también les sirviera a los padres para que cuando estas heces no son correctas, o el niño no va al baño de manera normal… sepan cómo tienen que actuar. Es verdad -reconoce-, que al final los niños tienen ese punto, pero si a través de este cuento podemos enseñarles cosas, habremos conseguido que sea didáctico, que era el objetivo».
Es un asunto del que no se suele hablar pero en estas edades, explica, «lo tienen muy normalizado. Tienen esa época del paso del pañal al orinal que van a cogerte de la mano y te dicen orgullosos: 'mamá, mira, ven' y poco a poco pasa a ser un asunto tabú cuando es algo fisiológico que todos hacemos».
Los gases
De hecho si hablamos de gases, señala esta experta, «se cuantifica en 20 la media diaria dentro de la normalidad. Es verdad que habrá gente que se tire más, otra menos, y no tiene por qué ser algo patológico. Es normal que mi cuerpo genere gas y que ese gas lo expulse, lo que no es bueno que yo retenga ese gas…». Hay que saber «cómo y dónde, eso sí… pero ahí entran las normas de educación. Anda que no hay gente que tiene cólicos de gases porque ha retenido este gas durante muchas horas!», exclama. Como tampoco es la primera vez que, incluso, «que alguien acude a urgencias pensando que tienen un infarto».
En cuanto a la caca, prosigue, el libro explica los 7 tipos de la escala de Bristol que nos viene muy bien saber porque tú a la gente le preguntas en consulta: «¿cómo son tus heces?» Te contestan siempre: «no tengo ni idea». Pero cuando les enseñamos la comparativa en dibujos, que dividen por forma y color, saben responder: 'estoy entre un 4 y un 5'. Saber qué tipo de heces tiene el paciente que tenemos delante nos da mucha información a los profesionales sobre cómo funciona su aparato digestivo. Es una especie de chivato«.
De hecho a lo largo de la historia, rememora Quintás, «cuando no existían las analíticas, lo que se hacía era mirar las heces. En la corte británica había un personaje que se llamaba 'el novio del taburete', que estaba dedicado a ver las heces que hacía el rey y era su mano derecha».
La importancia de la postura
Esta experta en nutrición aprovecha este punto de la conversación para lanzar una recomendación: usar taburete al ir al WC. «Esto tiene un fundamento, una explicación fisiológica -afirma-. Nosotros en la parte final de nuestro colon tenemos un músculo que se llama puborrectal. Cuando una persona se encuentra sentada en la taza, en una postura normal, de 90 grados, ese músculo que tiene forma de 'U' hace una lazada que abraza la parte final y hace una curvatura que las heces tienen que recorrer. Pero si gracias a un taburete levantamos los pies del suelo y nos inclinamos un poco hacia delante, esa musculatura ya no hace la curva, se consigue la verticalidad, ya no hay 'codo' y es mucho más fácil para las heces hacer ese recorrido».
Para ejemplificar esta situación Quintás recuerda el momento en que los niños llevan pañal: «cuando hacen sus cosas se ponen de cuclillas y dicen: 'ahí va'. He visto niños que cuando se sientan en el water de pronto no pueden, porque ese músculo comienza a hacer la curvatura a la que no estaban acostumbrados».
Esto se soluciona, advierte, «poniendo los pies en alto gracias a un taburete. Y es una recomendación que sirve tanto para niños como mayores, sobre todo si hay estreñimiento. En consulta me río mucho porque les digo: 'si le quieres dar glamour ponte un taconazo pero sube los pies porque 'aquello' tiene que estar elevado'.
El color
En el cuento también se enseña un truco para saber qué velocidad tiene el tránsito de un niño. «Propongo que dar al menor solo una papaya. Cuando el niño expulsa esa papaya las heces color rojizo, se tiñen un poco y es más, huele ligeramente a papaya. Así puedo saber que velocidad tiene el tránsito. El alimento puede estar entre 25 y 35 horas. De forma aproximada podemos decir que es la caca del día anterior».
En cuanto a la frecuencia, apunta Quintás, «hay personas que van una o dos veces al día, o por contra tres veces a la semana, pero eso también se consideraría normal. Se considera estreñimiento menos de tres veces a la semana. Tampoco pasa nada porque un niño no vaya al baño un día. Todo depende de si ha tomado más o menos agua, si ha tomado alimentos ultraprocesados… Hay muchas cosas que pueden hacer que nuestro tránsito o nuestras heces se alteren». ¿Qué sería lo más correcto para que vayan bien? «Por supuesto, no comer alimentos ultraprocesados, alimentos ricos en azúcares como las chuches o la bollería industrial o muy grasos nos pueden hacer ir al baño con menor frecuencia».
Y, cuando todo está mal, ¿sigue vigente la famosa 'dieta blanda' que nos daban nuestros padres, de arroz blanco y jamón york? «A ver. Eso podría no estar mal, pero la famosa 'dieta blanda' no se está recomendando cuando los niños tienen gastroenteritis. Ahora la recomendaciones de los pediatras pasa por eliminar todos los alimentos ultraprocesados, las grasas, e irle dando al niño pequeñas cantidades de alimento pero, sobre todo, guiarnos por lo que a él le apetece».
En este sentido los probióticos, explica, «que son bacterias vivas que nos van a ayudar a tener el equilibrio que habíamos perdido, podrían ser una buena opción. El problema es que es muy importante saber que los probióticos son cepa y dosis dependientes. Es decir, no vale cualquier probiótico ni en cualquier dosis para curarlo todo. Lo ideal es ponerse en manos de un especialista que te recomiende qué probiótico tienes que tomar».
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La regla de los 3 días. ¿En qué consiste? Los padres, reconoce, «se pone muy nerviosa el niño ha tenido una gastroenteritis, y de eso pasa a estar estreñido… No pasa nada, si nos basamos en la regla de los 3 días. Pueden pasar tres jornadas desde que el niño vacía el intestino grueso y vuelve a formar heces y hacer una deposición» .
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