Episodio 1
La socialización del sufrimiento
ISRAEL VIANA: Hola Andrea, ¿qué tal? Soy Israel Viana, de la sección de Cultura de ABC, me han dicho que para temas de pódcast te escriba a ti. Te cuento, estoy en Cartagena haciendo un reportaje sobre un escolta, José Ángel, que trabajó en el País Vasco protegiendo a políticos de la amenaza de ETA. Me ha contado cosas alucinantes. Igual podríamos hacer algo un poco más profundo en pódcast, ¿no? Dale una vuelta y me dices.
IV: Perdona el bombardeo. Es que no paro de darle vueltas a esta historia. Podemos ir a ver a Javier Pagola, el periodista de ABC que cubrió todo el terrorismo de ETA, pasó muchos años amenazado por ETA.
JAVIER PAGOLA: Hombre. Qué tal? ¿Cómo estás?
IV: Buenos días, Javier. ¿Qué tal?
JP: ¿Cómo estás? Estás en tu casa.
IV: Qué casa más chula tienes.
JV: Bueno, intento que sea lo más acogedora posible.
IV: ¿Esta es la casa a la que te mudaste cuando tuviste que venirte del País Vasco a Madrid?
JP: No, no, no, no, no. Esta es la tercera o la cuarta. Ya he perdido la cuenta. Bueno, siéntate.
IV: El motivo por el que quería mantener esta conversación contigo, Javier. Es porque quería contar una historia. La historia de los escoltas que ofrecieron a concejales, juristas, profesores de universidades o periodistas como tú. Pues en la época en la que aún existía el terrorismo de ETA [00:00:24][15.4]
JP: Bueno, es una historia que conozco muy bien. Una historia que algunos se empeñaron en comenzar a escribir hace aproximadamente 60 años, con letras de sangre y con la pretensión de asignarnos a cada uno de los vascos un papel. TÚ gudari libertador de Euskadi, tú enemigo del pueblo vasco, vosotros, personal de relleno. O sea que tenéis que hablar poco o mirar para otro lado. En mi caso, el papel no les salió bien porque yo me salí del guión. Yo nací en Hernani, que es una localidad marcadamente influenciada por la izquierda abertzale. Siempre lo ha sido. Entonces yo estaba llamado a ser uno de ellos obviamente, por la mentalidad que se expandía por allí pero resulta que acabé trabajando en ABC.
IV: La etapa de la que yo quiero hablar es la de finales de los años 90, que es la que ETA llamó la etapa de la socialización del sufrimiento. ¿Qué recuerdas de aquellos años?
JP: En los años 90, ETA vio que asesinando a guardias civiles y policías no iba a conseguir doblegar al Estado para sentarlo a la fuerza en una negociación. Entonces sacó la ponencia Oldartzen en la que abogaba por lo que ella consideraba la ‘socialización del sufrimiento’. Es decir, ampliaba el abanico de de potenciales objetivos a colectivos como políticos constitucionalistas, periodistas, profesores de universidad, que se habían significado por su rechazo al terrorismo y también activistas a favor de la paz. A partir de ahí fue cuando personas que no estamos acostumbradas a vivir con la amenaza, pues tuvimos que adaptarnos a esa situación.
CÉSAR CHARRO: La locura fue, pues eso, que a una persona que era pastor de no sé qué municipio de repente se veía con dos escoltas, otro que trabajaba de autobusero o en un camión de la basura, pues tenía que llevar escolta todo el día.
AINHOA VILLANÚA: Y a mi hijo se lo dije ayer. Y le digo “¿la ama sabes que fue concejala en su día? Llevaba escolta y el alucinaba” ¿Qué es escolta?. Digo, Pues unos chicos, unos policías que me protegían para que no me pasara nada.
CC: La sociedad se hizo muy consciente de lo que era ETA. Que era un monstruo sin alma. Pero por otro lado, claro, De repente empezabas a ver gente armada por todos los sitios. Protegiendo a este, protegiendo al otro. Y bueno, la sensación era de estar en un entorno con la amenaza latente de violencia en todo momento.
EDUARDO MADINA: Hay una psicología estructural en tu vida de lo que es la percepción de la amenaza. Convives con ello todos los días. Aunque tú trates de evadirte mentalmente, a tu alrededor hay dos personas que te protegen cada minuto del día. Cada vez que sales a la calle, todo el rato. Da igual lo que hagas, ir a comprar pan, una reunión del partido, un concierto con tus amigos, un paseo con tu pareja, un partido de fútbol. Da igual lo que hagas, siempre están.
ROSA AMOR: Entonces yo creo que en ese aspecto sí que formamos un papel fundamental, pues a la hora de que hubiera menos atentados y que los protegidos pudieran hacer una vida, entre comillas, un poco más normal de la que hubieran hecho si no hubiera existido la escolta, ¿no? Eso está claro. Vas con otra seguridad.
TABOADA: Porque los escoltas hicimos un buen trabajo dentro de lo que pudimos, dentro lo que de lo que nuestras capacidades daban era un buen trabajo. ¿Por qué? Porque aprendimos. Porque a base de palos aprendíamos, porque hemos sido autodidactas, porque no hay una formación previa a nosotros. Nosotros hemos sido los pioneros en esto.
AITOR GOIKOETXEA: ¿Si mereció la pena el trabajo que realicé como escolta a nivel personal? Debo decir que sí con algún pero, evidentemente, porque siempre hay lo que es un tema psicológico, que hay que gestionarlo. Es cuestión de gestión del estrés. ¿Sí, volveré a hacerlo? Por supuesto que sí.
IV: Javier, te voy a poner una grabación de la radio que es de enero de 1995.
JP: Bueno, pues me sigue afectando. La muerte de Gregorio era mi amigo. Y me afectó mucho. Pues recuerdo que me enteré del asesinato porque me llamó a la hora de comer, me llamó un policía amigo y me dijo: “¿Te has enterado? Han matado a la parte vieja a…” No hizo falta que me dijera el nombre. Una premonición. No sé por qué sabía que había sido Gregorio Ordóñez. Me afectó mucho. Recuerdo que me temblaban las piernas. Me tuve que agarrar a un mueble y recuerdo dos días antes había estado cenando con él.
AMENAZA TELEFÓNICA DE ETA: A ver, Gregorio. Estamos hasta los cojones de ti. Una declaración más tuya y tu familia corre un riesgo de morir. Cualquiera de ellos. Estamos hasta los cojones Ya. Fuera de Euskadi, cabrón.
FEDERICO AYALA: Mi nombre es Federico Ayala. Soy el responsable de documentación y archivo del periódico ABC. Mirando nuestra hemeroteca encontré una entrevista muy interesante de agosto del año 93 con el propio Gregorio Ordóñez, en la que explicaba por qué no llevaba escolta. Hay un extracto que es bastante ilustrativo.
PERIODISTA: ¿Lleva escolta?
GREGORIO ORDÓÑEZ: No, nunca la he querido. No es bueno aumentar el número de blancos.
PERIODISTA: Quiere decir que…
GREGORIO ORDÓÑEZ: Que si llevo dos policías conmigo, en vez de matar a uno, pueden matar a tres. Voy solo y seguiré yendo solo.
IV: ¿Qué cargos recuerdas que estuvieran protegidos en aquellos años antes del asesinato de Ordóñez?
JP: Los únicos cargos eran los máximos dirigentes de los partidos en el País Vasco. Quizá algún diputado. Y luego las autoridades, el gobernador civil, el delegado del Gobierno. No me consta, porque yo conocía algunos jueces, conocía personalmente a algunos jueces de ahí de la Audiencia Provincial y no llevaban escolta. Sé que el asesinato de Gregorio marcó un punto de inflexión en la sociedad vasca.
GO: Y aquí la única idea imaginativa y novedosa que hace falta es que unos señores que están en la luna dejen de pegar tiros, dejen de matar y paguen por sus culpas
JP: Luego fue lo de Miguel Ángel Blanco
AV: Yo llevé fatal, pero fatal el secuestro de Miguel Ángel Blanco. Eso para mí fue terrible. Tenía 26 años, que era la edad que tenía yo. Y yo sufrí mucho. Me acuerdo. Yo con ese chaval lloré. Es que me pareció tan cruel y despiadado lo que hicieron. Ese secuestro fue horroroso.
CC: Cuando mataron a Miguel Ángel Blanco, nadie suponía que iban a ir a por un concejal de pueblo, que era un chaval. O sea, nadie suponía que ese se iba a subir a ese nivel de violencia.
RA: Teníamos la esperanza de que iba a aparecer vivo, pero fue un palo. Fue un palo terrible, pero no solo para mí. O sea, Eibar y Ermua, se volcaron. Mira, todavía lo recuerdo. Se me ponen los pelos de punta.
CC: A partir de ahí, claro, viene todo, todo el follón, todo el follón. Hace falta proteger a todos y cada uno del PP, del Partido Socialista.
T: Claro, eso nos implica en muy poco tiempo un implemento de la seguridad personal brutal.
IV: Cuéntame un poco cómo es ese momento en el que todo el mundo empieza a necesitar protección.
JP: Yo me relacionaba especialmente con los que supuestamente estaban más amenazados. Había una especie no sé si de solidaridad. Entonces me consta que nosotros no pedimos protección porque nos parecía que era incompatible la profesión de redactor o corresponsal con la de llevar una escolta. Yo estoy en casa. Hay una noticia de última hora, un atentado. Tengo que salir. ¿Que hago? Llamo a mi escolta para que venga a buscarme? Pues no.
OS: José María Aznar, de presidente del Gobierno, y estaba, Mayor Oreja de ministro Interior, que fue él el ministro, que tuvo que cambiar la legislación para que los escoltas privados pudieran hacer protección a cargos públicos, porque la propia ley de seguridad privada que existía en aquella época era del año 92 se creó para la empresa privada, para trabajar en el sector privado. Pero claro, nosotros estábamos haciendo protección a personalidades públicas, entonces eso lo prohíbe, lo prohibía la propia ley. Entonces empezamos a trabajar porque el gobierno lo decidió. Pero no existía una ley que respaldara eso.
FA: Sobre este asunto. Si echamos un vistazo al ABC del 30 de enero del año 99. Es curioso porque en apenas un breve de la página 24 se cuenta que sale una nueva ley de seguridad privada, una nueva normativa que ya permite ejercer este tipo de seguridad, tanto empresas privadas como ciudadanos europeos dentro de España.
CC: Mi nombre es César Charro. He trabajado toda mi vida como formador de profesionales de la seguridad. De los cuerpos policiales no partió el decir “nosotros ya no damos abasto a todo esto” sino que las negociaciones entre los partidos políticos que veían que cada vez había más víctimas, que eran militantes de base, ya dijeron “vamos a hablar con el Ministerio del Interior para proteger a toda esta gente”. El Ministerio del Interior, a través de la Dirección General de Policía, les dijo “no tenemos, no tenemos gente, no podemos cubrir una demanda de 3000 escoltas solo en Euskadi”.
IÑAKI URAGA: Había que proteger a todo Dios. Soy Jon. Iñaki Jurado Fernández. Soy miembro de la Ertzaintza. Soy de la 14º Promoción. Soy de Barakaldo. Yo te hablo de profesores. No eran solo concejales, profesores, periodistas, fiscales, jueces, cualquiera que dijera algo contra lo que ellos habían puesto encima La mesa era el objetivo. Entonces había que proteger. Yo lo vi como una necesidad. Es que no llegábamos. Era imposible.
CC: Claro, se produce un auge del negocio, un nicho de mercado que antes no existía prácticamente o era muy limitado, que era el de los escoltas privados. Ahora resulta que se requieren muchos.
T: Se multiplican los servicios. Los que estábamos en simple, los que estaban en simple pasan a dobles, es decir, el que lleva un escolta la lleva dos. O sea, es un boom brutal. ¿Por qué? Por ese impás de que empieza a matar periodistas, empiezan con concejales de base. Ese boom lo hace insostenible, lo hacen insostenible para el que paga, para el gobierno, para el que paga. Estábamos divididos entre Ministerio de Interior o Consejería de Interior de Gobierno Vasco. Y entonces contratan lo que hay, venga de donde venga, con la formación que tenga.
CC: Y escogiendo a la gente pues de mala manera de lo que había. O sea, al final tampoco. Tampoco se hacía mucha selección.
IV: En aquella época Javier era más normal irse del País Vasco por miedo a ETA que ir a trabajar al País Vasco. Aparte de los escoltas, ¿qué otros ejemplos había de personas que llegasen al País Vasco en aquel peor momento de ETA?
JP: Pues yo creo que muy poca gente. Lo digo sinceramente. Porque habría funcionarios, jueces, fiscales. secretarios de ayuntamientos . Yo sí que tengo recuerdo de los jueces que iban a, por ejemplo, a San Sebastián, a la Audiencia Provincial. La mayoría estaban ahí porque les había tocado ese destino no lo deseaban y en cuanto podían se iban.
CC: Algunos venían porque necesitaban dinero. Otros venían por el espíritu un poco aventurero de decir vamos allí y tal sin conocer la realidad. Y otros pues bueno, eran vigilantes de seguridad aquí, conocían la realidad aquí y les pareció pues una buena, digamos, promoción profesional, ganaban más dinero y tal. Era un grupo muy variopinto.
AG: Esa es una pregunta que también me han hecho otras personas: “¿Y tú por qué te dedicaste a ser escolta?” Era más motivacional.
T: Nos hemos encontrado con mucha gente que era representante o era comercial y necesitaba dinero y yo me he hecho el curso este y aquí estoy: “A salvar España de los vascos”. Porque eso lo he oído yo. Y se pensaban que venían a Kosovo. Yo la impresión que me daba es que venían y se pensaban que iba la gente por la calle con metralletas, con pistolas. Y que todo el que hablaba euskera era terrorista. Y eso no es un problema de ellos. A esos chavales alguien se lo ha metido en la cabeza
OS: Si yo pienso en los pros y los contras, no vengo de trabajar. Vienes porque te gusta y de lanzas. Pues me llamo Orlando. Yo soy canario y bueno, ahora estoy viviendo aquí en el País Vasco después de 25 años. Una de las cosas por la cual yo vine a trabajar aquí era porque yo necesitaba esa adrenalina, esa presión. Yo me aburría en Canarias. Era una cosa más absurda. O sea, yo en Canarias me encontraba con un inútil total porque hacía algo que no servía absolutamente para nada. Ni nadie te lo apreciaba, ni lo agradecía. Y encima estás mal mirado. Claro, De repente voy a un sitio donde hago algo que me gusta que es más importante y que la gente agradece.
RA: Yo me llamo Rosa, tengo 53 años, soy nacida aquí en el País Vasco y bueno, estuve entre escolta y conductora, pues estuve tres años y medio. A ver, yo por ejemplo, cuando me presenté para Ertzaina, que era hace treinta y pico años, la altura en mujeres estaba bastante más alta que ahora. Entonces yo mido 1.66, más o menos. Pues yo para entrar de escolta pues no tuve problema con la altura, cosa que de para el. Pero sí, me me echaron por la altura
ISABEL: Mi nombre es Isabel. Soy nacida en. En Deusto. En Bilbao, en el año 1970. Con lo cual ahora tengo 54 años. Bueno, pues no tenía trabajo. Empecé trabajando en un bar y demás y antes de empezar a trabajar en bar yo intenté opositar para para la Ertzaintza ¿no? Estuve en la Academia Velandia y eso. Y bueno, pues pues no lo conseguí.
IV: Vamos a hablar ahora un poco de tu juventud. ¿Cuál es el primer recuerdo de la violencia en el País Vasco que tienes? Es decir, ¿en qué momento descubres que en tu tierra pasa algo distinto de lo que pasa en otros sitios del mundo?
JP: Recuerdo una vez que estaba en San Sebastián, un día de Reyes, creo que era el 6 de enero de 1979, si no recuerdo mal. Entonces estábamos un grupo de amigos y nos llegó la noticia de que esa madrugada noche de Reyes habían asesinado a un joven guardia civil llamado Antonio y a su novia Hortensia. Los dos eran de Cádiz. Y bueno, en un stop en un semáforo, les ametrallaron. Ella tuvo más más orificios de disparos que él. O sea, fueron con saña. No fue una muerte, una muerte colateral, sino buscada. A mí me impresionó mucho eso. Y al final, quienes habían matado a esa gente con esa saña, esa crueldad añadida, era gente de mi pueblo.
T: Soy Juan Luis Blanco. Me conocen en el mundo de la seguridad Privada como Tabo. Soy escolta privado. Nací aquí. En el País Vasco. En Barakaldo. Empecé en la seguridad privada con 18 añitos y en las escoltas con 20. En los años del plomo, mi padrino sufrió un atentado y yo me enteré de adolescente pasado cuando me entero de que a mi padrino habían atentado contra él en la casa cuartel de Portugalete. Yo creo que ahí está el punto de inflexión, donde coincide en el tiempo que yo estoy trabajando en seguridad y que me entero de eso donde yo tomo la determinación clara de ayudar.
RA: Yo estudié en un colegio de monjas que estaba muy cercano a un cuartel de la Guardia Civil, y sí recuerdo siendo muy niña, que hubo un atentado al cuartel. Sí que hubo algún incidente de que se falló un poco en el intento y también perjudicó a lo que es el colegio. Y bueno, pues lanzaron granadas y tal de alguna residencia que estaba enfrente
AG: Mi nombre es Aitor Aitor Goikoetxea Puelles,Y mi actividad como escolta privado fue del año 2000 al 2013. Yo vivía en el barrio de Rekalde, que es obrero y un barrio muy abertzale. Evidentemente el enfrentamiento con la Policía es prácticamente todos los días. Tema de barricadas, el tema de petardos, que parecían bombas, quema de contenedores, había cargas policiales. Yo en mi casa recibo varios impactos de goma, de los antidisturbios.
IU: Sí, estaba claro que había una izquierda abertzale, que había un grupo terrorista que te marcaba y que te hacía que esa distancia sería más grande, porque nadie, la gran mayoría de los vascos no compartíamos esa forma de de hacer política, por decirlo de una manera, ¿no? Y estábamos totalmente en contra. Pero es que al final la sociedad vasca era así, era así.
OS: Entonces, ¿cómo se veía el País Vasco? Pues no sé, como una zona que era muy complicada, que no se podía vivir, que había muchos atentados y que prácticamente como que todo el mundo que podía venir del País Vasco se consideraba que era terrorista simplemente por ser de ahí, ¿no?. O sea, todos esos mitos y todas esas historias que se vivían, ¿no?. Y yo personalmente, pues claro, por mis hermanos, venían aquí y no sabía si iban a volver a casa.
IV: ¿Quién te enseña a ser uno de los periodistas que cubre los atentados y el terrorismo de ETA? ¿Cómo se aprende eso?
JP: Yo recuerdo que estaba buscando trabajo porque no había. Y me enteré que había una vacante en la corresponsalía de ABC desde hacía dos años. Nadie quería ser. Y entonces me puse a trabajar ahí. Entonces yo recuerdo que hablando con los responsables dije “bueno, me vais a poner algún tipo de delegación, para recibir gente” y me dijeron “no,que si no nos ponen una bomba”. Dije “bueno, pues venga, pues que la pongan en mi casa”. Bueno, yo creo que en aquella época muchos tuvimos que aprender a marchas forzadas, un cursillo express, pero luego estaba el sentido común, el olfato, el sentido de la responsabilidad.
CC: El curso de escoltas eran 60 horas, 60 horas. A esas 60 horas nosotros le añadimos una semana más en las cuales cada día no tenía límite de horas. Empezábamos por la mañana a las nueve y terminábamos al final del día. Dábamos defensa personal. Pues igual ese día eran cuatro o cinco horas. Si dábamos conducción, pues a lo mejor estábamos mañana y tarde. Si íbamos al tiro era todo el día. Incluso llegamos a hacer una semana táctica encerrados en un en un convento por aquí, lo tenían abandonado unos monjes y nos lo alquilaron sin saber muy bien para qué.Yo reconozco. El primero que dice que mi competencia para esto era cero, era una persona que era policía local. “¿Qué me acreditaba a mí?” Nada, nada. No estaba preparado para eso, ni mucho menos. Como casi ninguno de los escoltas estaban preparados para ello, pero nadie más lo hacía. Yo y cuatro más, que al final trabajábamos todos juntos y éramos los únicos que cogimos aquel toro por los cuernos.
T: Venían con una formación muy, muy surrealista. Hablamos de que hay tal necesidad que empiezan a sacar escoltas de donde no los había. Y te envían dos policías nacionales normales que ayer estaban en seguridad ciudadana. Desconozco si les dan una formación específica o no les dan, pero físicamente les ves y sabes de dónde han salido. Nosotros en Policía Nacional sobre todo, se les veía a los pobres hombres. Muchos de ellos te lo decían. Me ha tocado aquí y aquí estoy
CC: Fue cuando fundamos una pequeña academia ahí en una lonja, que cumplía justo justo los requisitos que nos pedía el Ministerio del Interior. Y fue el local más barato que encontramos. Y digo “no tengo ni idea”. Toma los apuntes y mira una cosa así de apuntes, algunos powerpoints y les iba diciendo esto y lo otro y tal. En ese momento, ese curso que lo di así, dije “si me van a encargar más, esto no puede ser”. Entre los vigilantes, había, yo que sé, muy pocos que hubieran tenido un mínimo contacto con armas de fuego y menos con con el arma de fuego de un escolta privado que no es el revólver que habitualmente ellos utilizan, sino la pistola semiautomática.
FA: Esta noticia no es de ABC, es del Correo Vasco, que también pertenece al grupo Vocento y es más reciente. Es del 29 de septiembre de 2013, cuando ETA ya no existía. Nos sirve para entender la cantidad de dinero que gastó el Estado en protección contra ETA. Por ejemplo, en el año 99. Había solo 500 escoltas en el País Vasco y en 2003 ya eran 1300. Otro detalle que es muy interesante es que en 2001 el Gobierno vasco tenía presupuestados 827.000 € en escoltas y acabó gastando 27 millones.
CC: Pues empezamos molestando a aquellos que desde la ausencia de la Policía Nacional ejercían funciones de escolta. A pedir a escoltas de la unidad de escoltas de Berrocis se llaman aquí, que nos pudieran decir cuatro cosillas y luego recabamos mucha información también de de lo que yo llamaba la gramática parda, de los guardias civiles y policías nacionales que llevaban aquí mucho tiempo amenazados. Es decir, como sabían que se colocaba una bomba lapa, pues ellos ya habían visto que era por medio de un péndulo y habían aprendido a poner el coche con dos ruedas en un bordillo para que el péndulo no pudiera funcionar. En fin, ese tipo de cosas las fuimos integrando.
T: El mayor problema que ha tenido el escolta privado es, en primer lugar, que ha venido a pelo. Es decir, con una pistola y 25 balas real. O sea, con formaciones que no habían visto la pistola. Esto es así de duro. No habían visto la pistola en el curso de formación. Y de repente llegan aquí, la van a portar por la calle y van a estar en un parque lleno de niños. Eso es un problema serio. Porque tú lo mismo escoltabas a un ama de casa que escoltabas a un barrendero que al presidente de la Comunidad Autónoma. Entonces había tal perfil de protegidos que la teoría con la que venían no servía de nada.
CC: Yo estoy convencido y tengo claro que no era suficiente, pero era lo que había y modestamente hablando, era lo mejor que había, porque nadie más lo ofrecía, ni aquí ni fuera de aquí. En España no se ofrecía.
AG: ¿Era suficiente? No, te digo y te digo rotundamente no, era una formación rápida hacerte meterte dos clichés de que tú eres la hostia y vete a trabajar, vas armado. te meten algunos tabús como que no te preocupes porque esto nos enfrentan a los escoltas, porque son cobardes, y entonces te crean una un ambiente en el que sales a la calle como diciendo “no pasa nada”. Y no es así… El primer día de servicio me pusieron con Félix Prol, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Ermua. “Ermua, pueblo pequeño, infierno grande” como se suele decir. Y entonces en el trayecto me fue explicando dónde vivía, cuál era un poquito las rutinas que tenía este hombre y ese día recuerdo que metimos, metimos casi 20 horas de servicio desde que empezamos a primera mañana hasta hasta la noche.
I: El primer día de servicio fue con uno esporádico en Zumárraga. Sí, fue duro. Vizcaya y Guipúzcoa ahora igual no hay tanta diferencia pero de aquellas había mucha diferencia. El ambiente era raro, porque son pueblos que se conocían todos. Y ya estabas identificado o etiquetado como una escolta, como un policía. Entré a tomar un café para hacer tiempo y, vamos la la mirada y el trato fue como “¿Y tú qué haces aquí?” Fue un poco… un poco tenso.
CC: Y me llama uno y me dice “oye mira, mañana empiezo de escolta con un protegido. Entonces a ver si me puedes enseñar un poco porque van a la pistola y tal”. Bueno, tuve que buscar en internet. Era la SPS. Total, que con el gráfico le tuve que decir mira, “si das aquí el seguro, si das a esto sale el cargador”. O sea. Y así fue y así fue el tío al día siguiente. No tenía ni idea, tío, no sabía ni lo que era una pistola.
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