La soledad de Sánchez: Feijóo le pide prudencia con Palestina y sus socios que actúe contra Israel
El presidente pasa de puntillas sobre Marruecos, pero el resto del hemiciclo le reprocha su giro
Feijóo, a Sánchez: «¡Qué valiente es con los dictadores muertos y qué sumiso con los vivos!»
Sumar exige a Sánchez que el reconocimiento de Palestina se haga en el congreso, «no en un mitin»

La comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para dar cuenta del último Consejo Europeo, a la que se sumó la petición del PP de que diese explicaciones sobre su viaje a Marruecos en febrero, ha obrado este miércoles un cierto milagro parlamentario. El ... de que en el hemiciclo se produjese un debate, al menos durante buena parte de la sesión, de carácter estrictamente político, alejado de los dimes y diretes o de las invectivas cruzadas, de los personalismos y de los asuntos de cariz más doméstico, ajenos al orden del día.
No por completo, desde luego, pues sus señorías no han podido evitar del todo esa tentación, como han evidenciado desde los ataques de Sánchez a Alberto Núñez Feijóo acusándole de vivir instalado en «el fango»; las palabras de Santiago Abascal sobre las imágenes del jefe del Ejecutivo con huesos en el Valle de Cuelgamuros (en las que el líder de Vox ha parecido incluso sugerir una tendencia necrófila del presidente); las alusiones de Feijóo y el diputado de Bildu Oskar Matute al barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre el País Vasco; hasta las intervenciones de la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, que se asemejaban a las de un debate monográfico sobre Cataluña.
Pero en muchos otros momentos se ha hablado, sí, de política, y solo de política. Y la sesión ha servido para comprobar de nuevo la soledad que padece Sánchez cuando se abordan cuestiones internacionales. Su impulso para que España reconozca a Palestina como Estado, e incluso para que lo lidere a nivel de la Unión Europea (UE), le ha llevado a un choque abierto con Feijóo, a tener que escuchar objeciones de fondo del portavoz del PNV en la Cámara Baja, Aitor Esteban, y a comprobar que con el resto de sus socios, a pesar de la coincidencia sustancial, este es un tema que les lleva a pedir al PSOE más de lo que ofrece. Incluso en las formas, como ha quedado de manifiesto cuando el portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, ha advertido al jefe del Ejecutivo que de producirse ese reconocimiento tendría que ser en «sede parlamentaria», y no «en un mitin», dado que se trata «de un acuerdo de Gobierno».
«Competir con el nazismo»
Sánchez les ha escuchado sin inmutarse, la víspera de la gira europea que iniciará este mismo jueves para dialogar con líderes europeos sobre ese reconocimiento, y que le llevará a Varsovia, Oslo y Dublín. Tanto Errejón como Matute o Gabriel Rufián (el diputado de ERC reaparecía tras su baja por paternidad, que le ha valido la felicitación de Feijóo) han abogado además por un embargo total a Israel, tras tildar de «genocida» a Benjamín Netanyahu. Ione Belarra, que ya en el Gobierno llamaba a sentar al primer ministro israelí ante la Corte Penal Internacional, ha subido decibelios desde el Grupo Mixto: «Vemos a Israel competir con el nazismo por la primera posición del horror de la humanidad».
El líder del PP, por su parte, ha tachado de «soberbia» la pretensión de que una sola persona pueda impulsar ese reconocimiento al que se resisten de momento los grandes países de la UE y se ha preguntado sobre las fronteras que tendría Palestina, sobre si sería un Estado democrático e incluso si estaría «desmilitarizado». Algo no muy distinto de lo que le ha dicho a Sánchez el peneuvista Esteban, quien ha argumentado: «Exactamente, ¿qué estaríamos reconociendo? Porque a Gaza lo ha reducido a la nada Israel, y en Cisjordania de lo que estamos hablando es de islas, porque los acuerdos internacionales durante años no los ha respetado Israel».
Sánchez había acusado a Feijóo de haber cambiado de opinión dado que el programa del PP defiende la solución de los dos Estados y ha atribuido ese giro a las dudas expresadas también sobre el reconocimiento por el expresidente José María Aznar. El popular ha negado tal viraje y ha aprovechado la percha para saltar en tono de reproche al otro asunto de la comparecencia: «Voy a intentar repetírselo: la solución de los dos Estados, de Palestina e Israel, es la posición de España. Iba en nuestro programa electoral, sí. No en la página 100, como usted ha dicho, sino en la 98. Yo cumplo los programas. ¿Sabe lo que no iba en su programa electoral? Su giro en el Sahara Occidental, eso no iba en su programa».
Las relaciones con el vecino del sur, de las que Sánchez ha presumido en su primera intervención, tanto por el aumento exponencial de las exportaciones desde 2018, que ha cifrado en un 40 por ciento, como por la cooperación en materia «migratoria y de lucha contra el terrorismo», han vuelto a ser un asunto en el que ha ahondado en su soledad, tanto por las críticas de la oposición como por las de sus aliados. La infección de su propio móvil con Pegasus por parte de Marruecos ha sobrevolado el debate. Abascal ha dicho con sarcasmo que debería haber ido Rabat al Consejo Europeo en lugar de Sánchez.
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Desde una bancada antagónica, la de Bildu, Matute ha afirmado que «algún día» se sabrá «por qué» cambió sobre el Sahara, Errejón ha espetado que «lo que vale para Palestina vale para el Sahara» y Esteban ha rematado que «no se puede dar la espalda» a los saharauis. A Sánchez le ha servido la sesión para opacar las cuestiones nacionales, pero no las dudas sobre su política exterior.
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