Vivir entre bandas latinas: «El barrio está impactado. Nunca había visto ir con escopetas por la calle»

Vecinos de Delicias y Portazgo denuncian el clima de temor tras las últimas agresiones de bandas latinas

«Los Trinitarios del Bulevar de Vallecas vinieron a por nosotros, los Ñetas. Seguro que nos vengaremos»

Un joven, con un brazo semiamputado y otra cuchillada en la espalda en una reyerta en Vallecas

Juan, amigo del pandillero desmembrado en Vallecas, junto a las canchas de Portazgo guillermo navarro

Los barrios de Delicias y Portazgo nunca se han mirado al mismo espejo. Sociológicamente no tienen nada que ver entre sí. Sin embargo, en las últimas semanas, ambos han sido escenario de violentas reyertas entre bandas latinas, tanto con armas de fuego como con machetes ... de enormes dimensiones. El último caso ocurrió la noche del domingo detrás del campo del Rayo Vallecano, junto a un parque infantil. Un grupo de Trinitarios acometió a unos Ñetas que bebían alcohol y que, en teoría, son la organización criminal dominante en esa parte del distrito. Júnior, un joven de 23 años de esta última banda y al que conocen como 'Bayamón' (como un municipio de Puerto Rico), ha quedado manco, con el brazo izquierdo colgando, y una cuchillada en la espalda que le ha perforado un pulmón. Hay tres detenidos, uno de ellos menor.

Juan, colombiano de 26 y amigo de la víctima, reconoce que hay inseguridad en esa zona, el parque de Juan José García Espartero, «porque se pasan los 'trinis' del Bulevar de Vallecas [calle de Peña Gorbea]», como si su mera presencia fuera una afrenta o invasión de territorio enemigo. Media un vallecano, Luis Fernando, de 45 años, que afirma que «los latinos se reúnen a diario en las canchas de la calle del Payaso Fofó», en invierno desde las cinco o las seis de la tarde, pero en verano lo hacen más tarde. «Casi todos son menores de edad... He oído que cobran a los chavales del barrio si quieren jugar, para 'no tener problemas' con ellos», señala el residente del Alto del Arenal.

Amelia, de 60 años, asegura que «la gente está muy preocupada»: «Sobre todo en las canchas de Puente de Vallecas, más abajo de la avenida de la Albufera, donde hay apuñalamientos. Pero es cierto es que se están viniendo desde allí a esta zona. Los padres que tengan hijos pequeños seguro que tienen más miedo».

Juan, el amigo de Júnior, relata lo sucedido. «Vinieron los 'negros' [en referencia a los atacantes, dominicanos]», comienza locuaz, pero afirma que no sabe «si el barrio es de los Trinitarios o de los Dominican Don't Play (DDP)», las bandas dominantes en Madrid, aunque sí aclara: «Los agresores son de los 'trinis' del Bulevar; hay problemas cuando ellos se acercan a esta zona de Portazgo o al revés. Yo paso por donde quiero porque no soy de ninguna banda y cuando alguno me para se lo explico, para no tener problemas. Me dicen: 'Baja patria' o 'Baja 7'. Y les pregunto si me conocen de algo, que me dejen tranquilo, que vengo de trabajar», afirma este cocinero, en referencia a una de las maneras que estos mafiosos adolescentes intentar humillar a sus enemigos.

«Menores y armados»

Conoce a Júnior y compañía de jugar al fútbol y, a diferencia de los anteriores vecinos, niega que se cobre por jugar en las canchas: «Eso es falso: aquí juegan del más grande al más chico, señores que quieren jugar entre ellos, y se les respeta», a la vez que señala a la pista, donde una pintada que reza «Ñetas» deja bien claro quiénes mandan allí, aunque sean una banda ya muy minoritaria.

Sobre los Trinitarios, asegura que «la mayoría son menores de edad y utilizan cuchillos». Juan estaba esa noche en Francia, acaba de regresar a Madrid, y asegura que lo que hacen es «mantener siempre aquí a los Ñetas», en referencia a que hay miembros de la organización presentes en esa área todos los días. Como perros guardianes con su territorio. Explica que la víctima estaba con sus amigos en un extremo del parque «y vieron pasar a los del bulevar», sin prestar más atención porque no vieron que luego regresarían, a la altura de la calle del Arroyo del Olivar, y comenzaría la cacería. «Aún no he podido hablar con él», dice, en referencia a la víctima. Y reconoce que ambas facciones ya habían tenido pleitos previos.

«El problema no es solo aquí. En esta zona están los Ñetas, los Trinitarios en el Bulevar de Vallecas [muy cerca del puente] y los Latin Kings mandan en Entrevías», resume el colombiano, a modo de mapa criminal del distrito.

Pintada de la banda de los Ñetas en las canchas de Portazgo, en Puente de Vallecas guillermo navarro

Cae un solano con muy mala voluntad a las dos de la tarde sobre el secarral que es el parque de Juan José García Espartero y una pequeña figura, con ropa deportiva, da algo parecido a un silbo gomero. Señal de aviso que parece mentira que salga de un cuerpo tan menudo. Es un menor de 14 años, rasgos latinoamericanos y mirada ya viciada. Es uno de los amigos de Júnior  («Le conocemos como Bayamón») y es de los Ñetas. Acaba de frisar la edad mínima de responsabilidad penal.

No quiere dar su nombre, pero reconoce que presenció los hechos: «Estábamos aquí sentados sobre las nueve de la noche, bebiendo, éramos once. Entonces llegaron los 'trinis', cinco, pero ellos iban armados y nosotros no». Rajaron a Bayamón, al que intentaron degollar, pero logró defenderse con el brazo que ha perdido. Al intentar huir, algo que consiguió mientras casi se desangraba, corriendo decenas de metros cuesta abajo, recibió otro tajo en la espalda.

El Samur se lo tuvo que llevar al hospital 12 de Octubre escoltado por la Policía Municipal, a un ritmo constante y no muy rápido, para que no se le terminara de desgajar el antebrazo del resto de la extremidad y poder reimplantárselo. La Policía Nacional arrestó en las inmediaciones a dos dominicanos, de 18 y 19 años, y a un español, de 17, supuesto autor material del machetazo. Tanto este como el de 18 presentaban antecedentes policiales siendo menores de edad, precisan a ABC fuentes de la investigación.

El pandillero, visiblemente incómodo por las preguntas, afirma que Júnior «nunca había tenido un problema así». Y sentencia: «Es la primera vez, pero también la última: seguro que nos vengaremos».

El viernes a mediodía el barrio de Delicias, en el distrito de Arganzuela, permanecía consternado tras un ataque muy similar al de Vallecas, con un joven encapuchado y armado con una escopeta que finalmente acabó desmembrado con un bolomachete; un nuevo capítulo de Trinitarios contra Dominican Don't Play.

Menos de dos meses antes, un menor de 16 años irrumpía en una pizzería muy cercana, en el mismo paseo, y disparaba con una recortada a tres rivales que estaban cenando en una mesa. Alcanzó a uno de ellos y otro, al que tiró a quemarropa, se libró porque tuvo la velocidad suficiente como para parapetarse tras una bandeja, que hizo de escudo. El delincuente los había visto dentro del restaurante y, tras comentárselo a sus superiores de la banda, le ordenaron que acabara con sus vidas. Demasiada violencia gratuita en una zona céntrica pero bastante tranquila.

«Se podía chapotear en la sangre»

A unos metros donde cayó el amputado de la semana pasada, Juan, de 24 años, se muestra indignado. Es estanquero del barrio, aunque vive en Usera. Se le percibe de vuelta de todo, pero no sale de su asombro tras estos dos últimos sucesos: «Nunca había visto cosas así aquí. Nunca tan chungas. El barrio está impactado, estas cosas lo joden. Eso de ir con escopetas por la calle no lo he visto jamás, ni en Caño Roto. Lo noto en los clientes. El día después de lo de la pizzería venían muy pálidos a comprar, muy temblorosos. Y ya, la segunda vez... Una mujer se acercó llorando y había visto la amputación del brazo. El charco de sangre era como si fuese agua, se podía chapotear en él. La gente tiene mucha intranquilidad, muchos nervios», sentencia, a la vez que maldice a los pandilleros, a los que ve reunirse en la trasera de la plaza de Luca de Tena y cerca de las de la Beata María Ana de Jesús y Legazpi.

Yas tiene 40 años es de origen marroquí pero lleva toda la vida entre Delicias y el cercano Lavapiés. Da la casualidad de que su hijo era amigo de Jaime Guerrero, 'Pepe', el menor de 15 años asesinado por los DDP en febrero de 2022 en la calle de Atocha y cuyo crimen llevó a implementar el plan especial contra las bandas juveniles de la Delegación del Gobierno de Madrid. En estos dos años y medio lleva decenas de miles de detenciones y cientos de miles de identificaciones.

«Hace un mes, un mendigo del parque del Casino de la Reina [punto de encuentro de pandilleros en Lavapiés] se me acercó con una bolsa blanca que había encontrado detrás del campo de fútbol, llena de machetes. Me los quería vender, le di 10 años y los tiré, para quitarlos de en medio», se queja Yas.

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La Jefatura Superior de Policía afirma que sus agentes siguen trabajando, tanto en la calle como en prevención, con buenos resultados: «Se está realizando una gran labor que también ayuda en las investigaciones».

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