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Reabre el Museo de la EMT tras un año de obras: un viaje a la nostalgia del bus

El concepto expositivo permite conocer como ha variado la ciudad junto al transporte

Viaje al tren de la historia de Madrid

Perspectiva de muestra MAYA BALANYA
Jesús Nieto Jurado

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Los autobuses capitalinos han formado parte del paisaje urbano, y mantenerlos es también una forma de comprender la memoria. Su evolución es, además, la evolución de la propia ciudad. No sólo por el aumento del confort, paralelo al cambio de los tiempos y a un país que se desarrollaba.

También por cómo ha ido variando toda la parafernalia que rodea a un viaje en bus: la maquinaria, los uniformes de chóferes y cobradores, las antiguas paradas, las marquesinas de antaño, o los planos de aquellas estaciones donde se subían y bajaban los madrileños. Se comprobará cómo hay rutas eternas y rutas que se han ido incorporando conforme la ciudad iba creciendo en los cuatro puntos cardinales.

La noticia es que el Museo de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) vuelve a abrir sus instalaciones el sábado próximo, Sábado de Pasión, una forma 'rodada' de empezar la Semana Santa. El museo, cuya entrada será libre durante todo el mes de abril en sesiones a las 10.00, las 11.30 y a las 13.00, podrá contemplarse Jueves y Viernes Santo.

Tras más de 6.200 visitas el pasado año, hasta el 1 de julio hay tiempo para reservar un paseo por la nostalgia en el Centro de Operaciones de la EMT de Fuencarral. Y es que son 75 años de aquellos vehículos que son historia plena de la automoción no sólo en Madrid, también en el resto de España.

Entre otras joyas, se podrá admirar el Pegaso 6050, sometido durante un año a trabajos de reparación y adecentamiento para recuperar su antiguo esplendor.

Hay que recordar que el Pegaso 6050 supuso una revolución casi copernicana en la concepción de las flotas de transporte en nuestro país porque permitía que el conductor fuera el propio cobrador del billete y, en lo mecánico, el modelo presentaba en lo técnico un diseño que facilitaba el motor en la parte trasera junto a un diseño mucho más funcional.

Autobuses de dos plantas

Pero la muestra también permite no olvidar que por las calles de Madrid circularon, a mitad de los cuarenta, autocares de dos plantas no precisamente turísticos. Se trata del mítico Guy Arab, el transporte londinense por excelencia, nacido a mitad de la década cuarenta, cuando en la capital británica, aún resurgiendo de los efectos de los bombardeos de la II Guerra Mundial, sus ciudadanos trataban de volver a la normalidad.

En Madrid circuló la friolera de 17 años, con 30 unidades solicitadas por el consistorio a una carrocera de Bilbao. De hecho, algunos modelos siguieron circulando para las prácticas de los conductores.

En puridad, el Museo de la EMT abarca unos 5.000 metros cuadrados y, además, las instalaciones de lo que fue el Taller General del Centro de Operaciones de Fuencarral, de finales de los cincuenta, que forma parte del patrimonio arquitectónico industrial de la ciudad.

Y es que, tal y como insisten desde el ayuntamiento, ha habido desde 1.990 un trabajo exhaustivo de restauración, documentación e historia de un legado a motor que explica desde un prisma original las diversas metamorfosis de la ciudad. Y, lo que es más importante, desde un elemento, el de la movilidad urbana, que agrupa a las generaciones y que forma parte de lo más cotidiano.

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