El cigarrillo que delató al inventor del alunizaje: auge y caída de la saga criminal Bote Vargas
Los cinco hermanos Bote Vargas ya han sido apresados en distintas operaciones policiales. Los dos que seguían fugitivos, José Luis y Baldomero, acaban de caer en Leganés y Palma
Las Torres de Villaverde: cuna de dos generaciones de aluniceros millonarios
Fumar perjudica la salud. Pero también puede llevarte a la cárcel después de cinco años escondido evadiendo la acción de la justicia. Eso es lo que le ha ocurrido a José Luis Bote Vargas, que este 21 de junio cumplió los 35 años y que suma el doble de detenciones: un total de 70.
Un historial que no sorprende tanto habida cuenta del amplísimo historial de él y sus cuatro hermanos. Los dos únicos que quedaban por ser atrapados ya están en calabozos: José Luis cayó a primeros de este mes; y, ayer mismo, la Policía apresó a Baldomero, el más joven, en Palma de Mallorca.
David, Félix, Óscar, José Luis y Baldomero nacieron y se criaron en el ya extinto poblado de Las Mimbreras (Latina), donde prácticamente aprendieron antes a conducir una moto o un coche (robados, claro) que a caminar.
Los dos primeros son los más conocidos, sobre todo después de que a mediados de los años 90 firmaran los primeros alunizajes en Madrid: «Si tengo una maza, rompo el escaparate con ella; si no, estampo un coche y lo meto hasta dentro de una tienda», explicaba hace años el propio David, quien fue arrestado en 2017 y, tras quedar en libertad, volvió a ser apresado en 2021. Desde entonces, cumple pena de prisión.
En aquella época, rivalizaban con los Lázaro, otro clan de mercheros del Romancero Gitano, que estaba al lado de las torres de Villaverde, conocidas como la cuna de los aluniceros. Luego, vino la siguiente generación, quizá más sofisticada, cuyos titulares de prensa los solía encabezar el famoso Niño Sáez, al que le 'picaron el billete' el 14 de mayo de 2017, en su barrio de Puerta del Ángel. Le dieron tres tiros con una 9 milímetros parabelum, con silenciador. Un asesinato jamás resuelto pero que la Policía vinculaba a sicarios asentados en Valdebebas y relacionados con el tráfico de drogas.
Butrones y lesion
Baldomero tenía tras de sí una reclamación judicial, hasta que ayer cayó en la capital balear. De puertas para afuera, afirma, en su perfil de Linkedln que es frutero y que se dedica al negocio de los coches también. Pero el Grupo II de Fugitivos de la Udyco Central había centrado el tiro en José Luis, un tipo «mucho más fuerte dentro del clan», detallan fuentes de la Policía Nacional. Le constaban unas cinco reclamaciones, tanto de detención como de personación y entrada en prisión, por robos con fuerza (alunizajes y butrones) y por lesiones. El suyo empezaba a ser un 'cold case' (caso frío, en inglés), pues llevaba cinco años huido. Los agentes de la Sección de Fugitivos comenzaron a trabajar su perfil y su entorno más inmediato, también el de sus consortes criminales. Por la estructura del clan, tienen a gente en toda España, ramificaciones familiares que le daban opciones para ocultarse en casas distintas e incluso el intercambio de documentación. De hecho, presentaba antecedentes en Madrid, Sevilla, Cádiz... Y, además, es muy peligroso, pues no dudaba en embestir al que fuera, también a la Policía, con tal de huir.
Una vez que se pusieron con el caso, los agentes no tardaron en recabar información de la calle, de los bajos fondos de Madrid; pero también con medios materiales. De hecho, la Sección de Fugitivos de la Udyco Central comenzó el año pasado un dispositivo especial enfocado a este tipo de delincuentes, por lo que partían de datos previos.
Así, fueron dibujando todas las pistas y el círculo de José Luis. En su domicilio oficial de Leganés, el que aparecía en los juzgados, no estaba; dieron con el de un familiar, en la otra punta de la ciudad. Se trataba de un bajo en la calle de los Monegros, 28. Comunicaron al juez que necesitaban una orden para la entrada y detención del tipo, pero necesitaban para ello una prueba irrefutable de que su madriguera estaba ahí. Y la consiguieron cuando salió a fumar un cigarrillo al portal, sin apenas sacar el cuerpo a la calle y mientras uno de sus dos hijos le sujetaba la puerta, por si veía un movimiento extraño y así poder meterse rápidamente.
Intentó huir en calzoncillos
La autorización del juzgado de guardia de Leganés llegó a primeros de mes, y un contingente, con 15 antidisturbios incluidos, irrumpió pasadas las 6 de la mañana en casa de José Luis. Le atraparon, vestido solo con unos calzoncillos, cuando intentaba escapar por la ventana de la cocina al patio interior. La Policía estaba desplegada allí también y fue engrilletado. «En realidad, me quedo más tranquilo. Estaba muy cansado de llevar tanto tiempo escondido. ¿Venís por la reclamación del juzgado?», llegó a decir a los funcionarios de la Udyco Central.
Apenas había cambiado su aspecto de quinqui, delgadillo, moreno y con mirada de tipo listo. Había vivido allí los cinco años, en ese piso de clase media-baja, con los dos niños y su mujer. Aunque los agentes no descartan que saliera alguna vez en horas intempestivas a dar algún 'palo'. Ahora vive entre rejas, en la cárcel. Sus hermanos han sido todos detenidos o encarcelados. Juntos, suman unas 300 reseñas policiales. Joyerías, peleterías, gasolineras... Todas pueden vivir un poco más tranquilas.
Ver comentarios