El doble juego de Vox para aupar a Ayuso y perjudicar a Almeida
Aprueban los presupuestos de la Comunidad y se niegan a negociar los del Ayuntamiento de Madrid
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Vox sigue con atención la crisis interna del Partido Popular en Madrid con el objetivo de sacar rédito político de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales. La formación de Santiago Abascal, que en la Comunidad de Madrid ... se había estancado y no tenía buenas perspectivas electorales, ha encontrado en la guerra Ayuso -Casado la oportunidad de recomponer su posición. Como sucede en las filas populares, la víctima de esta estrategia que ha puesto en marcha la formación de Abascal está siendo el alcalde de Madrid , José Luis Martínez-Almeida , al que le niegan el apoyo a sus presupuestos. Por el contrario, Ayuso, la presidenta popular con más empuje electoral, ha visto como Vox le apoyaba esta semana sus cuentas para 2022.
La maniobra política está clara: presión a Almeida, para ahondar en su desgaste; y apoyo explícito a Ayuso, con algún estudiado desencuentro que no ha llegado a más, para no sufrir el rechazo popular si la presión es excesiva. La presidenta regional, a día de hoy, para Vox, es imbatible .
Los presupuestos han sido el caldo de cultivo idóneo de Vox para desmarcarse del PP, como así ha sucedido en Andalucía. En Madrid lo tenían muy difícil, pero los populares se lo han puesto en bandeja, al incluir al alcalde de la capital en la pugna por el poder regional. La semana pasada, la formación de Abascal aceleró su estrategia y puso definitivamente las cartas sobre la mesa.
Leyes de género
En la Comunidad de Madrid no han esperado al debate de las enmiendas parciales a los presupuestos de Ayuso para firmar su compromiso de aprobar las cuentas. El pasado martes por la mañana, la portavoz de Vox, Rocío Monasterio , rubricaba el pacto con el consejero de Economía, Javier Fernández-Lasquetty. Vox se conformó solo con un compromiso de ir implantando la educación gratuita en tres años, auditorías a las subvenciones públicas y alguna medida más, que solo afectan al 0,2 por ciento del presupuesto. Ni siquiera exigió por escrito cambios en las leyes de género , como así había pedido en los últimos meses.
Tampoco hubo una presentación formal con Ayuso, una foto, sin prensa y distribuida posteriormente a los medios de comunicación de un café fugaz la mañana del jueves en la Asamblea de Madrid . «Ellos están contentos, nosotros estamos contentos, pues todos contentos», aseguraba un dirigente popular, como si quiera pasar página cuanto antes de este trámite. Ayuso ha conseguido lo que quería, despejar su camino a las elecciones y garantizarse que si Vox el año que viene se desmarca, llega con estas cuentas a su cita de 2023 .
Vox parece también contento, enfrentarse directamente a la presidenta regional no le conviene políticamente. Además, lanza un mensaje a sus votantes de que la izquierda no va a entrar en la Comunidad y sella una alianza con Ayuso que le puede permitir conservar su poder y evitar la mayoría absoluta del PP.
Ordenanza de movilidad
Pero si la Comunidad se ha salvado de la presión de Vox, ésta ha caído a plomo sobre el Ayuntamiento de Madrid. A estas alturas, es difícil saber si la formación de Abascal no hubiera llegado tan lejos –al negarse siquiera a sentarse con Almeida a negociar los presupuestos– si la crisis del PP no se hubiera agravado.
La ordenanza de Movilidad, que Almeida aprobó gracias a los votos de los cuatro carmenistas escindidos, le dio a Vox la excusa perfecta para empezar a distanciarse de Almeida. Lo acusó de unirse a «los comunistas» para mantener Madrid Central, aunque con algunas mejoras y una nueva denominación.
Este argumento fue creciendo hasta que el portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith , recrudeció la ofensiva y a principios de noviembre presentó un recurso ante el TSJM contra la ordenanza e incluso pidió medidas cautelares. Desde ese momento, la guerra judicial y política empezó a intensificarse paralelamente a la que mantiene Ayuso contra la dirección nacional del PP, con Almeida como daño colateral.
El alcalde no ha podido sentar a negociar al portavoz de Vox, que no ha atendido sus sucesivos requerimientos. Y no parece que la situación pueda cambiar porque a Vox le beneficia el distanciamiento con Almeida, que representa la línea cercana a Pablo Casado y a la dirección nacional.
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