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El 'fantasma' del Palacio de la Ópera: el deterioro

El edificio coruñés, sede de la Orquesta Sinfónica de Galicia, arrastra desde hace años un estado de desgaste con goteras, humedades y corrosión que contrasta con la talla de sus espectáculos

Un siglo después del Seminario de Estudos Galegos

Auditorio del Palacio de la Ópera PDO
Pablo Baamonde

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El deterioro progresivo que aqueja al Palacio de la Ópera coruñés no es ninguna novedad. Ya hace años que las goteras, las humedades y la corrosión se convirtieron en el gran contraste al que se somete el público del edificio. Frente a sus ojos, sobre el escenario, podrá ver una remesa de conjuntos de la talla de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG); pero, a su alrededor, la imagen de desgaste empañará inevitablemente la talla del espectáculo de turno. Y no es una cuestión limitada a un corte estético: filas de butacas que no pueden utilizarse, cubos en los pasillos para recoger el agua que se filtra del techo. La pobre condición a la que está sometido el Palacio sigue generando reacciones que ruegan al Concello y a la empresa concesionaria que establezcan un plan de restauración y se acometan acciones efectivas.

El mismo desgaste que ya venía causando problemas empeoró en gravedad con las intensas precipitaciones que llegaron en otoño. Un ejemplo es lo sucedido días antes del concierto que dio la banda Camela a finales de octubre, cuando varios asientos se vieron «afectados» por «las fuertes lluvias», explicaban los artistas en un comunicado, quedando restringido su acceso y debiendo los organizadores reembolsar el importe pagado a sus ocupantes.

Este mes, tras darse un repunte en las quejas, el PP local denunció en un comunicado que el Palacio se encuentra «en condiciones no apropiadas para los usuarios, ya sean estos trabajadores o público que acude a los espectáculos«, citando los ya referidos »cubos para recoger el agua de las goteras« y »zonas de butacas cerradas« por motivos de seguridad, reduciendo el aforo máximo.

El Concello es consciente del deterioro, que viene de lejos, y la alcaldesa, la socialista Inés Rey, aseguró en declaraciones recientes que su corporación trabajaba «parasolucionar el problema con carácter inmediato« y corregir las deficiencias, dejando caer que estudiaba la posibilidad de acometer una «reforma estructural» de carácter más amplio en la infraestructura del edificio.

En todo caso, la actuación tendrá que llegar fruto de un esfuerzo combinado por parte del Concello y la entidad concesionaria, el grupo Comar;y su urgencia la reclaman tanto el público que acude a los espectáculos como la oposición local. Este medio intentó ponerse en contacto con el área municipal de Cultura para obtener una valoración de las acciones a tomar, pero no fue atendido.

Sede de la OSG

El edificio, obra de un equipo encabezado por el arquitecto coruñés Vázquez Liñeiro, fue inaugurado en 1989 y por su auditorio ha pasado toda suerte de conciertistas internacionales. Pero, seguramente, la música que la ciudad herculina siente más familiar sea la de la OSG, que hizo del Palacio su sede. Por eso, denuncian los usuarios, resulta difícil comprender que el estado y el cuidado del edificio que la acoge no se ajusten al nivel de sus representaciones.

La Comisión de Monumentos y Patrimonio Histórico (CMPH) de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando señala, en un comunicado, la «urgente necesidad de acometer las obras precisas» para «retomar el correcto funcionamiento» de las instalaciones. «Se trata de la sede en la que la OSG desarrolla su intensa y brillante actividad», insisten desde la institución madrileña, «motivo» que la ha llevado a intervenir en un intento por «defender los bienes patrimoniales del Estado español».

Desde la CMPH ponen en valor la labor que realizaron distintas personalidades en su misión por elevar el reconocimiento de la OSG. Señalan hacia el primer director del conjunto, Víctor Pablo Pérez, que «durante casi una veintena de años situó a la OSG, por los resultados obtenidos, a la cabeza de las orquestas sinfónicas del Estado»; hacia Alberto Zedda, que estuvo al frente del Festival Mozart, «tan vinculado a la OSG durante sus años de celebración en la ciudad»; o hacia el sucesor de Pérez, Dimas Slobodeniu. Y ahora que comienza la andanza del recién nombrado director Roberto González-Monjas, la CMPH recalca la necesidad de acometer, de una vez por todas, la puesta a punto que merecen el edificio, la música y su público.

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