Puigdemont vuelve a España y deja en evidencia a los Mossos al protagonizar otra fuga
El macro despliegue de agentes no impide que el expresidente vuelva a burlar a las fuerzas de seguridad
Detenido un mosso, dueño del coche en el que habría huido el expresident
Crónica de su llegada: Como un conejo en el sombrero o un Joker Tarado, por Rebeca Argudo
Directo | Última hora sobre la búsqueda de Puigdemont
Hacía meses que se hablaba de su anunciado retorno y Carles Puigdemont ha revolucionado ciertamente la ciudad de Barcelona y la actualidad catalana con una incursión, al estilo estelar, ante el Arc del Triunfo que promete en convertirse, como mínimo, en una grave crisis ... política y de seguridad, con los Mossos d'Esquadra, y el resto de fuerzas de seguridad, en el punto de mira. Bochorno absoluto. Al mediodía, ha trascendido que por el momento hay un mosso detenido por haber ayudado al expresident a huir tras su mitin.
El presidente había prometido su aparición para las 9 horas y dos minutos antes, como salido de una chistera, ha aparecido desde una callejuela de la zona ante una pequeña multitud de independentistas, 3.500 según la Guardia Urbana, para dar un breve discurso y dejar claro que «he venido hoy aquí para recordarles que aún estamos aquí» y que ni el «escarnio de su detención» lo iba a parar.
La presencia de Mossos era abrumadora: brigada móvil, decenas de agentes de paisano... Un despliegue con más de 300 agentes a la altura de los grandes acontecimientos y que no ha servido para evitar un ridículo policial del que, por ahora, la Generalitat mantiene silencio.
La cronología de los acontecimientos deja muchas respuestas en el aire. Tras el fin de su comparecencia, la organización, a través de la megafonía, ha llamado a la acción organizada de los presentes. «A continuación acompañaremos al presidente Parlament hacia dentro del parlamento de Cataluña. Seguid las instrucciones», se ha escuchado por altavoces. La marea, ataviada con esteladas y pancartas contra 'el pacto de la vergüenza' que se iba a fraguar en el Parlament, ha comenzado su marcha hacia la Ciutadella y allí, entre la euforia de unos y los nervios de otros, el expresident ha acabado esfumándose. Ni rastro.



La última imagen que se tiene de Puigdemont es la de él, sobre el escenario, cogido del brazo de su abogado, Gonzalo Boye, tras acabar su intervención. Tras eso, sí se ha visto a Boye tomar un taxi en ronda Sant Pere, vía aledaña a Arco del Triunfo, mientras que Puigdemont, literalmente, se ha volatilizado. Ni rastro de él, entre una comitiva con los pesos pesados de Junts, así como de centenares de alcaldes independentistas convocados para la ocasión que se dirigía hacia la Ciutadella. El guion previsto de inicio era que Puigdemont, blindado entre sus acólitos, se dirigiese a la entrada habilitada del parque que alberga el Parlament. Dentro de la comitiva estaba el presidente del Parlament, Josep Rull, que había prometido en los días previos que no permitiría su detención dentro de la cámara.
'Operación Jaula'
Sobre las 9.30 horas, Rull accedía a la cámara, donde a las 10 horas estaba convocado el inicio del pleno, momento en el que se tuvo la certeza de que Puigdemont estaba ilocalizable. La rumorología se disparó de inmediato, a la vez que los Mossos activaban la 'Operación Jaula' en el conjunto del territorio catalán, la constatación más directa de que se le había perdido la pista al expresident. Sobre las 14.00 horas se desactivó.
Este operativo, reservado solo para ocasiones excepcionales, es el que, por ejemplo, se activó tras el atentado del 17-A para localizar al autor del atentado de Las Ramblas. De manera simultánea, y mientras Salvador Illa arrancaba su discurso de investidura, en los pasillos de la cámara se especulaba incluso con que la posibilidad de que Puigdemont estuviese en el interior. El hecho de que el grupo de Junts no pidiese la delegación específica de voto para Puigdemont alimentaba la tesis de una reaparición inminente, tal y como minutos antes de arrancar el pleno parecía confirmar la presencia de Boye y los allegados más directos de Puigdemont a las puertas de la Ciutadella.
La situación en esos momentos era de bochorno absoluto. Los Mossos habían preparado durante días un amplio dispositivo policial y el propio consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, estaba sentado en la primera fila del pleno de investidura, mientras las dudas sobre un posible pacto para no detener a Puigdemont y los rumores de connivencia de su cuerpo con el expresidente fugado, sobre el que pesa una conocidísima orden de detención, crecían. El despliegue de mossos parecía, de máximos, con la intervención incluso de la brigada del subsuelo, que había revisado túneles. Según ha trascendido, habría sido el propio Puigdemont el que habría roto el pacto tácito con la policía catalana por el que esta pensaba permitir la intervención de Puigdemont en el pleno a cambio de su entrega voluntaria tras la sesión.
Las especulaciones no cesaban, y una vez visto que Puigdemont había podido llevar a cabo la primera parte de sus intenciones, los Mossos intensificaron su trabajo para dar con él y crecía la percepción de que se había escapado con un vehículo que había podido ser identificado. La 'Operación Jaula', dirigida por la Comisaría Superior de Mossos, prevé controles en carreteras de todo el territorio catalán para localizar al huido en cuestión y los retenes policiales llegaron a los accesos de Barcelona y en puntos fronterizos estratégicos: los agentes estuvieron filtrando el tráfico y revisando maleteros, sin éxito.
Un mosso detenido
En plena ida y venida de rumores sí ha trascendido que se ha detenido a un mosso por su supuesta ayuda a Puigdemont tras su mitin en el paseo Lluís Companys al cederle su coche. Al parecer, se han usado, como mínimo, dos vehículos para abandonar la zona y los agentes ha acabado perdiendo la pista al expresident. Algunas fuentes apuntaban a que posiblemente existía un pacto entre Mossos y Puigdemont por el que él podía subir al escenario y hacer su breve intervención a cambio de entregarse a la policía al acabar. El líder del Consell lo habría incumplido.
Este no ha sido el único mosso arrestado, ya que por la tarde se ha conocido una segunda detención de un agente de la policía autonómica. Los Mossos auguraban más arrestos y los policías afectados pueden llegar a ser acusados de los delitos de obstrucción a la justicia y omisión de la obligación de perseguir delitos, lo que conlleva penas de hasta seis meses de prisión o multa.
Además en la AP-7 en La Jonquera (Gerona) en sentido Francia al mediodía se acumulaban unos ocho kilómetros de retenciones, según el Servicio Catalán de Tráfico. En la capital catalana, también había colas en la B-10 o en la B-20: el dispositivo ha quedado desactivado sobre las 13.30 horas y, a efectos prácticos, únicamente ha generado un gran colapso de tráfico y mucho malestar entre la ciudadanía pero también entre el cuerpo policial.
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Mientras, en el Parlament, el debate de investidura proseguía y el portavoz de Junts, Albert Batet, ha seguido alimentando las sospechas al asegurar que confiaba en que Puigdemont pudiese «ejercer sus derechos como electo» en el pleno de este jueves. Pasadas las 15 horas, varias horas después de que el líder independentista haya aparecido ante miles de ciudadanos y con un operativo policial de primer orden, el pleno se ha reiniciado, con impedimentos por parte de Junts. Puigdemont todavía seguía en paradero desconocido.
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