El agua alivia los embalses, anula procesiones y rebaja la ocupación hotelera en Granada

¿Cuál debe ser el resumen de la Semana Santa de Granada? Atendiendo a lo que está estrictamente relacionado con ella, lo que quiere decir las salidas procesionales, es ciertamente negativo.

De las 32 hermandades de la ciudad, sólo han podido salir a la calle diez. El Domingo de Ramos lo hizo la Cofradía del Cautivo, aunque no pudo finalizar su recorrido y tuvo que refugiarse en la Catedral. Después de tres días de ausencia, porque Lunes, Martes y Miércoles Santo se anularon todas las salidas, el Jueves Santo sí hubo pleno y el público, muy numeroso, pudo disfrutar con La Concha, Salesianos, Aurora, Estrella y Silencio.

El Viernes Santo dejó un sabor agridulce, puesto que aunque cuatro cofradías sí completaron su estación de penitencia –Escolapios, Ferroviarios, Los Favores y Santo Sepulcro- no lo hizo la Soledad de San Jerónimo y la Virgen Soledad de Nuestra Señora no acudió al tradicional rezo frente al Cristo de los Favores en el Campo del Príncipe, uno de los puntos culminantes de la semana en Granada.

El fin de semana también ha pasado de largo. El sábado, la Virgen de la Alhambra no bajó a la ciudad y el Domingo de Resurrección las tres cofradías que debían anunciar la buena nueva no lo dudaron ni por un momento y se quedaron en el templo.

La causa de tanta anulación ha sido la misma: la lluvia. Lo cual lleva a recuperar el viejo refrán que dice que nunca llueve a gusto de todos. Es totalmente cierto en este caso, porque los embalses de la provincia han registrado un incremento muy significativo que aleja la posibilidad de que se produzcan restricciones de abastecimiento.

Según la Confederación Hidrográfica del Sur, durante la última semana se habrían ganado siete hectómetros cúbicos en los pantanos de la provincia, aunque esa cifra es en la práctica muy superior porque los números que se recogen corresponden al pasado miércoles 27 de marzo y desde entonces no sólo ha seguido lloviendo, sino que ya hay escorrentías. El agua de la lluvia ya discurre por la superficie, lo cual significa que el suelo está ya empapado y el agua llega con más facilidad a los ríos y, de ahí, a los embalses.

Un ejemplo: en la página web embalses.net, donde se actualiza casi en tiempo real el estado de todos los pantanos de España, se informa de que desde el miércoles 27 hasta el domingo 31, el de Canales, que es uno de los que se abastece la capital, ha subido desde los 43 a los 46 hectómetros cúbicos. Otro embalse cercano que también surte a Granada, el de Quéntar, puede albergar 14 hectómetros cúbicos y ya está desalojando porque no da más de sí.

La situación, como se ha dicho, va a mejorar aún más en los próximos días. Pero es que por si acaso hiciera falta, la despensa natural que es Sierra Nevada está muy bien surtida. En algunos puntos del macizo montañoso se acumulan más de dos metros de nieve, y eso significa agua para los ríos y los embalses cuando llegue el deshielo, previsiblemente entre abril y mayo.

En cuanto a las pérdidas económicas, son difíciles de precisar porque hay muchos pequeños negocios que esperaban estos días para hacer su agosto y no hay datos que revelen sus pérdidas. Pero la ocupación hotelera ha rondado en la provincia un setenta por ciento, cuando se esperaba que llegara al noventa.

Más que de cancelaciones hay que hablar de reservas de última hora con las que el sector hostelero contaba pero que finalmente no se han producido. Eso ha impedido llegar al 90% de ocupación con el que se contaba y que fue el porcentaje del año pasado.

Desde la Federación Provincial de Empresas de Hostelería y Turismo de la provincia de Granada, Antonio García, su secretario general, ha explicado que antes de la Semana Santa se hicieron unas estimaciones de llegada de turistas nacionales e internacionales y se llegó a la conclusión de que la ocupación estaría en torno al 75%

«Ahora bien: como ha pasado en años anteriores, también contábamos con las reservas de última hora, que suponen tradicionalmente un 15% más. En ese caso habríamos llegado al 90%», explica García, que añade que, a causa de las malas condiciones meteorológicas, esas reservas de última hora han brillado por su ausencia.

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«Contábamos con ese noventa por ciento desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección, pero a la vista de lo sucedido, en esos días la ocupación ha rondado entre el setenta y el setenta y cinco por ciento», ha matizado.

El matiz es importante, porque hay un pequeño porcentaje de ocupación, que no llegaría al cinco por ciento, que se pierde por culpa de las cancelaciones. Ha habido pocas, eso sí. «Son mínimas, fundamentalmente porque eran reservas que ya estaban pagadas de antemano. Algunas personas que sí han podido cancelar sin perder su dinero lo han hecho, pero ese descenso es mucho menos significativo», insiste Antonio García.