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Urbanismo

Las consultas vecinales sobre el fenómeno de los pisos turísticos aumentan en Córdoba

El auge de los nuevos alojamientos dispara por encima de los 3.500 la oferta en Córdoba

Tras una sentencia reciente los propietarios de las fincas no pueden prohibir, pero sí poner condiciones

Los dueños de pisos turísticos ven sobreoferta y piden una regulación

Pisos turísticos en una calle de Ciudad Jardín Rafael Carmona
Luis Miranda

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Piso turístico. Cada vez menos, pero en los últimos años el sintagma tenía la connotación de una posibilidad de alojamiento, de una oportunidad de negocio y de problemas para los vecinos. Dependía del punto de vista desde el que se mirase el crecimiento de este fenómeno. Ahora en Córdoba están entre la multiplicación y los intentos de muchas comunidades de vecinos de terminar con su actividad.

La noticia de que la Junta de Andalucía prepara su regulación con un nuevo decreto y las últimas sentencias han creado un nuevo panorama para la convivencia entre las Viviendas con Fines Turísticos (VFT) y quienes ocupan sus casas todo el año, y parte de la respuesta a lo que se puede y no se puede hacer la tienen los Administradores de Fincas.

El vicepresidente del colegio, Pablo Muñoz Bretón, confirmó a ABC que de forma periódica atienden consultas de comunidades en las que piden información sobre cómo evitar que en sus bloques haya inmuebles dedicados al alojamiento de turistas.

La primera respuesta es que si antes se podía prohibir del todo el que hubiera inmuebles que en la comunidad se destinaran al alojamiento turístico, ahora esa posibilidad no existe. Y lo es por una sentencia que se dictó primero en el Juzgado de Primera Instancia de Córdoba y que más tarde confirmaría la Audiencia Provincial.

«Fue una sentencia pionera a nivel nacional, que se confirmó el 10 de enero de este año», recordó Pablo Muñoz Bretón, que explicó cómo desde entonces las comunidades de vecinos no pueden impedir que este tipo de negocios existan en sus bloques. Pero eso no quiere decir que no puedan hacer nada. No se puede prohibir, pero sí limitar, y las limitaciones, recordó, pueden ser tales que hagan que el promotor desista, porque en caso de querer continuar no sería rentable.

Los administradores de fincas constatan que se ha perdido el miedo a los pisos turísticos, porque causan pocos problemas

Por ejemplo, si se limitara la apertura del establecimiento turístico a unos meses la viabilidad económica quedaría tan condicionada que lo más probable es que el propietario decidiera buscar otro lugar. Eso sí, ahora tomar una decisión de este tipo resulta más fácil que antes. Con la normativa anterior, las decisiones tenían que tomarse por unanimidad, mientras que ahora sólo es necesaria la mayoría.

«Hemos notado muchas consultas al respecto. A título particular en mi despacho he hecho quince o veinte prohibiciones, cuando tengo 75 fincas», afirmó. Y es necesario hacerlo por la vía de dotarse de que la comunidad de vecinos se dote de unos estatutos, cuando una gran parte carecen de ellos, o de modificarlos si es que los tienen.

Facilidad

Eso sí, el vicepresidente del Colegio de Administradores de Fincas de Córdoba insiste en que este afán por la prohibición de este tipo de actividades fue fruto de lo que considera «una psicosis que hubo hace unos años», y que hacía que muchos propietarios quisieran evitar a toda costa que en sus comunidades se establecieran viviendas de este tipo.

Y lo cierto es que la experiencia, o al menos la suya, es que a ellas acude «un turismo que cuida y respeta, y que no causa daños en las zonas comunes ni molestias a los vecinos». «Mi experiencia es que no ha tenido prácticamente problemas.

Alguna vez se han podido dar algunas quejas, pero más problemas hemos tenido con pisos de estudiantes», relató desde la experiencia al frente de la gestión de edificios con muchos propietarios. Ahora «se ha perdido el miedo», aunque persistan las comunidades que quieran mantener las restricciones.

Porque lo cierto es que, al margen de cómo se perciba y cómo se quiera actuar en los distintos lugares en que se ubican este tipo de alojamientos, no han dejado de crecer en los últimos años en Córdoba. Matilde de La-Hoz preside la recién constituida Asociación de Propietarios de Viviendas con Fines Turísticos de Córdoba y asegura que no han parado de crecer en los últimos años ante la facilidad con la que se pueden abrir.

Sólo es necesario disponer de un inmueble, que ya sea vivienda o que se pueda habilitar como tal, y presentar ante la Junta de Andalucía una declaración responsable.

Se han recondicionado locales comerciales e incluso garajes ante el auge y demanda de estos alojamientos

En la actualidad, de forma aproximada, funcionan en Córdoba unas 3.500 viviendas turísticas y la cifra continúa subiendo, porque «no hay ningún tipo de restricciones». Es un negocio con mucha demanda en una economía enfocada sobre todo al turismo y ya no bastan sólo los pisos.

También se están acondicionando, aseguró, antiguos locales comerciales que, con la pertinente licencia, pasan a ser el lugar en que se hospedan los visitantes que no optan por los hoteles. Lo mismo sucede con antiguas cocheras de las que están al lado de viviendas. «Están en el Casco Histórico y en muchos barrios, con licencia de la Gerencia de Urbanismo», afirmó la presidenta.

Controles

Como recuerda, las Viviendas con Fines Turísticos, las VFT, son distintas de los apartamentos turísticos. Las primeras son casas que forman parte de bloques donde se convive con personas que viven todo el año, mientras que el segundo caso define a los bloques y construcciones completas que sólo tienen apartamentos de este tipo. También se han multiplicado de forma exponencial en los últimos tiempos, aunque, como recordó, tienen más controles.

La asociación, formada por quienes en los últimos años se han sumado a un negocio que no ha parado de crecer y de generar nuevos clientes, españoles y extranjeros, insiste por eso en que haya una regulación de la Junta de Andalucía que controle el número de plazas y los requisitos para poder abrir un establecimiento.

En los años anteriores a la sentencia que se confirmó en enero hubo decenas de comunidades que prohibieron los pisos

Porque se trata de un sector que se ofrece sobre todo a través de internet, en plataformas muy conocidas como Airbnb y Booking. Allí, dijo Matilde de La-Hoz, están todas las viviendas con fines turísticos, tanto las que son legales y tienen los permisos para operar como aquellas que no lo son. El viajero que opta por este tipo de alojamiento no tiene por qué conocerlo.

Para ella, la repercusión de las últimas sentencias sobre el control y la prohibición por parte de las comunidades de vecinos «será muy pequeña», porque sólo en las comunidades que tengan estatutos se podrán tomar medidas, y la limitación puede afectar a otras actividades económicas que ya existen en los bloques, como el tener un despacho profesional o una consulta médica.

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