Análisis
Junts, entre el futuro imposible y el pasado que no existe
Si Puigdemont no toma partido de un modo explícito podría muy bien ser que Borràs, en contra de su voluntad y a pesar de tener una causa pendiente por malversación de fondos, vuelva a ganar unas elecciones internas en Junts, como ya sucediera a finales del mes de noviembre de 2020

Entre el independentismo mágico y la vieja Convergència. Entre Laura Borràs y Jordi Turull. La caída de Jordi Sànchez deja un partido más dividido , más herido y enfrentado. Sànchez contaba con el apoyo distante del presidente fugado, Carles Puigdemont . Pero los ... demás sectores y corrientes tenían viejas facturas que cobrarle. Las más profundas, las de Jordi Turull. Sànchez le despreció en la cárcel. Le dijo: «Ya os habéis cargado un partido, no pienso permitir que os carguéis al mío». Sànchez, que nunca había sido convergente –había militado en Iniciativa per Catalunya–, reprochaba así a Turull y a Josep Rull haber arruinado a la vieja CiU con poca consistencia política y permitiendo una corrupción sistémica, estructural. No les permitía asistir a las reuniones importantes que dentro de la prisión tenían lugar con las visitas de cargos relevantes ni les incluyó en la toma de decisión importante de cara a la formación de gobierno tras las elecciones autonómicas de 2021.
La presidenta del Parlament, Laura Borràs, del sector llamado ‘torrista’ , en referencia al expresidente Quim Torra , principal propulsor de las tesis del independentismo mágico , conocido por proponer grandes objetivos sin explicar cómo piensa conseguirlos , también ha propiciado la marcha del actual secretario general de Junts por querer ella controlar el partido y repetir como candidata a la presidencia de la Generalitat, tras haberse mostrado crítica con Sànchez por el pacto de legislatura alcanzado con ERC bajo la premisa de la mesa de diálogo que Pere Aragonès estableció con el Gobierno de Pedro Sánchez y por la que espera conseguir un referendo de independencia pactado. Borràs ha calificado de «inútil» esta mesa y de «imposible» que ni el PSOE, ni el Gobierno ni Sánchez acepten jamás la celebración de una consulta secesionista vinculante en Cataluña. Pero más allá de este diagnóstico, Torra ha sido presidente y Borràs consejera, y su gobierno no sólo no dio ningún paso efectivo hacia la independencia sino que se guardó de tomar riesgo que implicara la prisión.
Turull, más realista y menos retórico , y que se ha pasado tres años en la cárcel, está más pegado a la realidad, preocupado por la gestión del día a día. Es independentista pero entiende que el momento político no es el propicio para plantear grandes desafíos. Pero su idea de recuperar los fundamentos de la vieja CiU parece difícil de llevar a cabo sin el talento político de Jordi Pujol y la mayoría de los consejeros de los que se rodeó.
Entre los dos sectores queda un grupo de políticos que de momento no han tomado partido –la candidata al Ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi , y el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró , son los dos líderes más destacados–, ni está claro que vayan a articularse como grupo. Se caracterizan por ser más proactivamente independentistas que Turull pero menos ilusionistas que Borràs, y por defender una idea liberal y eficaz de la gestión pública, en claro contraste con el ‘carlismo’ de Torra y la socialdemocracia de corte izquierdista y buenista del presidente, Aragonès . Tanto Puigneró como Artadi son personas de la confianza y consideración de Puigdemont.
Jaume Giró , que tenía a Sànchez como principal aliado para intentar ser el candidato a la presidencia de la Generalitat, ha virado a marchas forzadas hacia Turull, empatizando repentina y visiblemente con sus consejeras afines, como la de Justicia, Lourdes Ciuró, y la de Derechos Sociales, Violant Cervera ; y a la vez ha empezado a marcar drásticas distancias con Sànchez. La semana pasada, cuando la renuncia del secretario general se daba ya por segura, le criticó severamente en una cena con varios consejeros. Turull y Giró son de perfiles, caracteres y trayectorias muy distintos, pero Turull no quiere ser candidato a la presidencia, a diferencia de Borràs, de modo que más que por afinidad, Giró se acerca al que puede ofrecerle lo que ansía.
Puigdemont desconfía de Borràs, a quien considera una ‘Torra 2’. No comparte su sentido naíf de la política y no la puede controlar. Pero para preservar su autoridad como referente indiscutible, no quiere mancharse en la batalla sectaria, aunque sus terminales mediáticas más obvias, con Pilar Rahola al frente, han mostrado su inequívoco apoyo a Turull. Pero si el expresidente no toma partido de un modo explícito –por uno de los candidatos o forzando una lista de consenso, en la que Turull fuera el secretario general y Borràs, la presidenta– podría muy bien ser que Borràs, en contra de su voluntad y a pesar de tener una causa pendiente por malversación de fondos, vuelva a ganar unas elecciones internas en Junts, como ya sucediera cuando la presidenta del Parlament se impuso en las primarias que el partido celebró a finales del mes de noviembre de 2020. No sería el primer congreso del partido que pierde Puigdemont. En el tumultuoso congreso de refundación de 2016, siendo ya presidente de la Generalitat, sus posiciones y sus candidatos –y los de Artur Mas– fueron ampliamente derrotados.
Además, las bases de Junts son hoy las más emocionales y radicalizadas de la política catalana . Los sueños pesan más que la realidad y cualquier acción de la Justicia, aunque sea por manifiesta corrupción, se interpreta como un ataque al independentismo de las cloacas del Estado, lo que le da a Borràs más posibilidades pese a que va camino de la condena por presuntamente haber robado.
Por su lado Giró, de planteamientos políticos y económicos más elaborados, pretende seducir a los militantes más irredentos con su ‘épica’ de ir contra ‘La Vanguardia’ y La Caixa. «Es épica pero con corbata», dicen los suyos.
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