Humpty-Dumpty y el lenguaje

La politización de la justicia ha dado paso a la judicialización de la política

Meritxell Batet, en el Congreso EFE

Este juicio nos está sirviendo para aprender muchas cosas. Y, entre ellas, hay que agradecer la clase magistral de semántica de la filóloga Gemma Rigau , una mezcla de Saussure y Jakobson que nos deslumbró con su magistral sutileza.

Rigau nos explicó que la ... frase del consejero Forn de que «el 1 de octubre se ha de celebrar el referéndum» no era un mandato imperativo sino un ejercicio de adivinación.

Sólo le faltó citar para reforzar su autoridad a Humpty-Dumpty, el personaje de «Alicia a través del espejo» , que, muy enojado por la impertinencia de la niña, afirma: «Cuando yo uso una palabra, significa lo que yo decido que significa». Y apostilla: «El problema es saber quién manda».

Siempre ha sido así: el que manda impone el significado de las cosas. Y en esa pugna semántica están también el Supremo y Meritxell Batet , la presidenta del Congreso, que no se ponen de acuerdo ni en quién manda ni qué significan algunas palabras.

Batet debería pedir el dictamen de Gemma Rigau, ya que duda que, cuando la ley dice blanco, eso significa que quiere decir blanco. La filóloga diría seguramente que hay que interpretarlo como que quiere decir negro. Y es que en el lenguaje -como en la política- todo es relativo. Los jueces tienen que ajustarse a la ley, pero los políticos obedecen a intereses . Y esos intereses son cambiantes y moldeables.

Hasta ahora habíamos asistido a la politización de la justicia. Hoy estamos ante la judicialización de la política. El orden de los factores altera el resultado porque Batet pretendía que los jueces tomaran la decisión por ella . El problema es saber quién manda.

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