El asesor de De la Rosa relató en el Cesid cómo pagaron 200 millones de dólares a partidos y sindicatos

Kuwait habría pagado en 1990 esa cantidad a España para contar con su apoyo en la guerra del Golfo . De la Rosa, como gestor del grupo KIO en España, según la información que maneja Manglano, lo repartió entre partidos, sindicatos e instituciones. Cuando cambiaron los gestores kuwaitíes de KIO preguntaron por el destino de ese dinero y emprendieron acciones legales en Madrid y en Londres.

De la Rosa estaba amenazando con revelar una serie de informaciones que, según recoge Manglano, harían abdicar al Rey y afectarían al presidente y al vicepresidente del Gobierno, Felipe González y Narcís Serra, entre otros.

El director del Cesid lo ve como una amenaza al Estado y actúa. Folchi, que había sido conseller de Economía y Finanzas con Josep Tarradellas, llega muy nervioso al despacho de Manglano: «Muy buenas tardes, ¿da su permiso?», dice justo antes de pedirle un vaso de agua y permiso para ir al baño «a lavarme las manos». Tras unos minutos de conversación de cortesía, el abogado de De la Rosa, que asegura convertirse en informante de forma «absolutamente libre» pero «en una situación de sobrepresión», arranca su explosivo relato: «Los señores de KIO consideran que alguien les ha robado la cartera y es posible que tengan buena parte de razón» . De la Rosa le informó «de la necesidad de hacer unos pagos que tienen una dimensión política, sin más explicaciones» y le hizo una petición: «Que me encargara de crear una estructura que permitiera canalizar trescientos millones de dólares que irían a través del Grupo Torras hacia unas determinadas cuentas, pagos necesarios en el contexto de la situación de Kuwait».

Folchi comienza explicando el supuesto destino de 200 millones de dólares:«Se ha canalizado dinero hacia partidos y sindicatos, que, según reiteradas afirmaciones del señor De la Rosa, cubren todo el arco parlamentario menos Izquierda Unida.

Es en ese momento cuando Manolo Prado pone nuevos y comprometedores nombres sobre el tapete:

— Porque ahí está comprometido el Txiki Benegas, está comprometido Suárez, está comprometido Rato. Hay cuentas que conoce Folchi, bancos, Suiza, transferencias…, y está documentado .

Manuel Prado también cita la sociedad Acie, vinculada «al niño de Jordi», refiriéndose a Jordi Pujol Ferrusola. Sostiene que cobró, «pero no de ahí»:

– Lo que pasa en Acie es que es una sociedad de la que puede salir no el tema referido al Rey, sino el referido al presidente del Gobierno y a Solchaga .

Folchi añade información:

— Si esa sociedad (Acie) la investigan en profundidad, aparecerá el señor Sarasola y sus empresas sin duda, y hasta donde yo he oído, a través de esto están haciendo llegar dinero al presidente del Gobierno. Aparecerá el señor Julio Feo, y a través del señor Julio Feo, toda otra serie de sectores .

Folchi apunta al corazón del Gobierno. Enrique Sarasola Lerchundi era un empresario vinculado al PSOE, amigo personal de Felipe González. Julio Feo fue jefe de Gabinete del presidente y Solchaga había sido hasta hace solo dos años ministro de Economía y Hacienda. Caza mayor.

— Aparece uno de los sindicatos… — pone el cebo Manolo Prado.

— Sí sí, aparece desde luego un dinero que fue a parar a UGT – relata Folchi.

— Menos Izquierda Unida, todos están… —da por hecho Manglano mientras anota los nombres de los políticos.

— Sí –le interrumpe el asesor fiscal de Javier de la Rosa–, pero yo tengo que decir, en honor a la verdad, que cuando oía esa frase de «menos Izquierda Unida» pensaba, joder, serás majadero… Tú no lo sabrás, pero la gente sabe que Comisiones Obreras es Izquierda Unida.

— Claro claro — asiente el general.

— Y a Comisiones Obreras se le hizo llegar dinero con ocasión de las elecciones sindicales, porque había comités muy activos de Comisiones Obreras en Explosivos Río Tinto, en Ebro y en no sé qué más .

— Y al PP también, hemos comentado a veces… — inquiere Manglano mirando a Folchi.

— Sí, hombre, sí — dice Prado.

— Sí, al PP en la persona de Rato — confirma Folchi.

— Y en la persona del señor Matutes, con lo que hace… — vuelve a poner un cebo Prado, para que Manglano lo escuche todo de la fuente original.

— Y en la persona de Abel Matutes, han tenido negocios — confirma Folchi.

— El Grand Tibidabo [una de las empresas que manejaba De la Rosa] compró el 12 por ciento de la banca Matutes — aporta Manolo Prado en referencia al Banco de Ibiza.

— Claro. Eso lo hizo para hacerle un favor a Matutes. Lo compró a un precio fuera de mercado y luego no se podía vender. Perdió dinero. Y eso fue Matutes, pero claro, fue Matutes porque es comisario europeo y porque es del PP .

— Claro — asiente Manglano.

— Nadie compra duros a seis pesetas — añade Folchi.

— Y luego Adolfo… — dice Prado sacando un nuevo cartucho que puede estallar.

Folchi entra como un miura:

— A Adolfo [Suárez] le compró la sede, un edificio. Luego le sacó de un problema y le hizo llegar dinero cuando ellos entraron en el Ayuntamiento de Madrid, por el tema de las licencias de obra para Torres KIO. .

— Todo el mundo, esto es todo el mundo — insiste Prado.

Folchi es contundente: «Todo el mundo sabía que había que pagar 300 millones de dólares y nadie preguntaba mucho» . Los nuevos gestores de KIO habían comprobado el agujero. Su relato está plagado de detalles: «El señor De la Rosa me explica que en un momento determinado el Rey toma un préstamo de los saudíes que ayudó a consolidar la democracia en una determinada manera –como informó ABC–.

Eran cien millones de dólares sin intereses a diez años. Ese préstamo ha vencido y no ha podido ser reparado. Él le ha explicado esto a sus amigos kuwaitíes poniéndolo en el contexto de las muchas ayudas que los kuwaitíes han recibido de España, que dicho sea de paso es el primer país del mundo occidental que desbloquea los activos kuwaitíes y permite su libre circulación con el apoyo del Banco de España, y no creo que se debiera a los caballerizos que íbamos allí a explicar los argumentos técnicos. En base a las muchas ayudas que habían recibido de España, los kuwaitíes habían aceptado hacerse cargo de esto». De la Rosa fue condenado por apropiación indebida en el caso KIO, al igual que Manuel Prado y Juan José Folchi. Los presuntos pagos a partidos y sindicatos no fueron refrendados en los tribunales.