El BCE subraya que «la senda de ajuste de los tipos puede crear ganadores y perdedores»
Advierte a los bancos que no cuenten con las «ayudas generalizadas» que hasta ahora han evitado los impagos

Los resultados y balances bancarios de 2022 no deben actuar como velo sobre la situación de riesgo, que preocupa al BCE. Las subidas de los tipos de interés pueden convertir en morosidad parte de los activos anotados y el supervisor europeo no ve a los bancos bien preparados para lo que puede ocurrir. «La orientación supervisora refleja la preocupación persistente acerca de de la gobernanza y los controles internos de riesgos de las entidades de crédito», ha resumido el presidente del Consejo de Supervisión, Andrea Enria, en la presentación del informe de 2022.
«Las deficiencias en estas áreas resultan aún más preocupantes debido a la fuerte incertidumbre relacionada con la crisis energética y las perspectiva macroeconómicas, así como con la presión que la normalización delos tipos de interés podría ejercer sobre determinadas carteras bancarias, líneas de negocio y mercados financieros».
En principio, Enria reconoce que las posiciones de capital y liquidez son por lo general «sólidas», con un ratio de capital nivel 1 ordinario (CDT1) cercano al 15% en promedio. El volumen de las exposiciones dudosas se redujo hasta septiembre hasta los 349.000 millones de euros, el nivel más bajo desde que se publica el dato y la ratio media de exposiciones se mantuvo a la baja por el continuado crecimiento del crédito, hasta el 1,8%.
Este año las perspectivas de rentabilidad siguen siendo positivas, con nuevas subidas de los tipos de interés. Hasta ahí todo bien. Pero el BCE advierte que, «los escenarios adversos y sus distintas implicaciones en las entidades de crédito requieren una atención especial». «Por lo que se refiere a determinadas carteras y líneas de negocio, los costes asociados a un deterioro de la calidad de los activos pueden superar los beneficios por ingresos si los tipos de interés siguen subiendo», añade el informe, «las estrategias de gestión de activos y pasivos excesivamente centradas en actividades de carry trade pueden resultar incompatibles con el nuevo entorno de política monetaria».
El BCE previene que «la senda de ajuste de los tipos de interés puede crear ganadores y perdedores» y apunta que «las entidades de crédito deben prepararse para afrontar los posibles efectos que el entorno de incertidumbre podría tener en sus actividades, que podrían materializarse como consecuencia de una subida de los tipos de interés más elevada y más rápida de lo esperado actualmente y/ o de la desaceleración más acusada de la actividad económica».
Aconseja «adoptar un enfoque prudente en la gestión de riesgos y la dotación de provisiones» y anota que «los préstamos dudosos han comenzado a aumentar en las carteras especificas, como la del crédito al consumo». Y hace sonar la campaña respecto a determinadas expectativas: «dadas las persistentes presiones inflacionstas, ya no cabe esperar las medidas extraordinarias de apoyo de la política monetaria ni la ayuda fiscal generalizada a hogares, pymes y grandes empresas, gracias a las que los impagos se mantuvieron en mínimos históricos durante la pandemia». «Si la gestión de riesgos y la dirección estratégica no se adaptan con rapidez, un entorno de financiación más difícil podría cuestionar las estrategias actuales... demasiado simplistas y claramente obsoletas».
Para garantizar la seguridad del sistema financiero europeo, el BCE no dudará en utilizar los requisitos de capital del 'pilar 2' específicos, amenaza Enria, medidas de ejecución o sanciones. De momento, vigila especialmente el área de financiación apalancada y la sostenibilidad de los modelos de negocio. Considera que «los esfuerzos de consolidación en forma de fusiones y adquisiciones bancarias siguieron siendo modestos en 2022» y apremia a la transición digital. Observa debilidades en la gobernanza interna y los órganos de administración. «Con frecuencia, la composición de estos órganos es inadecuada, especialmente en lo que se refiere a la experiencia tecnológica y la independencia de sus miembros», sentencia, «en la mayor parte de las entidades supervisadas, la diversidad es todavía insuficiente».
Añade una queja sobre «la ausencia de una cultura sana de examen crítico» y subraya «las deficiencias de los procedimientos de adopción de decisiones, que obstaculizan también la eficacia de la gobernanza y de la dirección estratégica».
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