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TRIBUNA

El precio de la mentira: las 'fake news' sobre energía solar amenazan el futuro de España

La Unión Española Fotovoltaica (UNEF) defiende las ventajas que proporciona la energía solar en el medio rural y rebate las 'face news' que ensombrecen los beneficios de esta renovable

La oportunidad de la energía fotovoltaica flotante comienza a fluir en los embalses españoles

José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF)

Recientemente, diversos medios han difundido las críticas de la asociación SOS Rural contra las instalaciones fotovoltaicas en España. Lejos de ser meras imprecisiones, estas afirmaciones son rotundamente falsas y constituyen un ejemplo alarmante de cómo la desinformación puede obstaculizar el avance económico de nuestro país y socavar los esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.

En esta tribuna comentaremos estas informaciones una a una, pero sobre todo queremos llamar a una reflexión: cuando una asociación difunde noticias tan manifiestamente falsas sobre la energía solar, tan fáciles de rebatir con datos contrastados, nos hace cuestionarnos cuál es la finalidad última que persiguen. Estamos ya habituados a ver agrupaciones que, detrás de una supuesta defensa del mundo rural o del paisaje, ocultan intereses económicos competitivos por el uso del suelo. Es difícil creer que quienes propagan esta desinformación desconozcan la realidad. Más bien, parece que están eligiendo deliberadamente ignorarla. Cuestionémonos qué motivaciones pueden existir detrás de esta aparente campaña de desinformación negacionista contra un sector que está transformando positivamente el panorama energético y económico nacional.

Procedemos a enfrentar los bulos con la realidad:

Afirmación falsa 1: «Existe una alarma por la falta de regulación en la instalación de placas solares en tierras de cultivo». La realidad es que existe una legislación rigurosa que rige estos proyectos. La Ley de Evaluación Ambiental establece un proceso estricto y complejo, con una guía de 80 páginas del Ministerio para la Transición Ecológica dedicada solamente a una parte del mismo, los estudios de impacto ambiental. Todos los proyectos fotovoltaicos deben cumplir con estándares exigentes de viabilidad e impacto ambiental. Además, la normativa de la UE exige el reciclaje de los paneles al final de su vida útil.

Afirmación falsa 2: «Los pesticidas agresivos que se esparcen en las placas generan un paisaje yermo». La realidad es que en las plantas fotovoltaicas no se utilizan herbicidas: se usan cortacésped u ovejas para controlar el crecimiento de vegetación. Las plantas están hincadas en el suelo, que no está tratado, ni removido, ni adulterado por productos químicos, porque una vez que se retire la planta tras su vida útil, el suelo debe quedar en el mismo estado o incluso mejor de lo que estaba.

Afirmación falsa 3: «Los paneles fotovoltaicos recalientan el suelo esterilizando el campo y aumentando el riesgo de incendios». La realidad es que las placas fotovoltaicas no mantienen ni acumulan calor, pues no usan el calor para elevar la temperatura de nada sino la luz, que además no necesita ser directa, para la generación de electricidad.

Estudios como el llevado a cabo por la Junta de Extremadura «La experiencia de integración de la biodiversidad en las plantas fotovoltaicas» demuestran exactamente lo contrario: la sombra que dan las placas sobre el terreno precisamente suaviza la temperatura del terreno.

Afirmación falsa 4: «Las plantas fotovoltaicas causan la desaparición de especies de fauna y flora autóctonas». Muy al contrario, las plantas solares pueden suponer un oasis para la flora y la fauna, incluso llegando a recuperar especies amenazadas. Fijándonos, por ejemplo, en el estudio «Biodiversidad de aves en cuatro instalaciones solares fotovoltaicas», de Santiago Martín, vemos que la riqueza de especies de aves en las plantas solares es comparable e incluso superior a las zonas cercanas. El estudio sobre Sostenibilidad ambiental de las plantas fotovoltaicas de la Junta de Extremadura mostró que las plantas pueden incrementar significativamente los servicios ecosistémicos: más polinizadores, mayor retención de agua y de carbono en el suelo y una reducción del riesgo de erosión en comparación con áreas agrícolas convencionales.

Terminamos con la afirmación falsa 5: «La proliferación de hectáreas de plantas solares nos deja sin terreno agrícola». Lo decimos bien claro: esto es establecer una dicotomía falsa entre suelo agrícola y suelo para fotovoltaica, que solo puede responder a intereses espurios. La realidad es que, si todas las plantas previstas en el PNIE se construyeran en territorio agrícola, solo se llegaría al 0,4% de la superficie agraria, según los datos del Ministerio de Agricultura.

Las verdaderas amenazas a nuestro paisaje agrícola son otras, son muy reales y también son fácilmente contrastables: por ejemplo, que la crisis climática causó 1.200 millones de euros en pérdidas agrarias en 2023 en España según el sistema de Seguros Agrarios Combinados, superando en un 50% a 2022, que fue a su vez un año récord. O que, según un estudio de la Universidad Politécnica de Catalunya, en menos de treinta años, el clima mediterráneo predominante en la península ibérica va a ser sustituido por otro estepario, mucho más seco y árido. O que la erosión se come cada año unos 543 millones de toneladas de terreno, según el Instituto Geográfico Nacional. Y solamente con una apuesta nacional por las energías renovables se revertirá este proceso.

Necesitamos un esfuerzo colectivo de la sociedad, de los medios de comunicación y de los líderes de opinión: cada noticia falsa, cada dato alarmista sacado de contexto, es un obstáculo en nuestro camino hacia una España más sostenible y económicamente próspera. A los políticos que se hacen eco de estos bulos, les recordamos su deber para con los ciudadanos: liderar, no sembrar dudas; informar, no alarmar. La energía solar no es una amenaza, es una oportunidad histórica para España, que nunca había tenido una ventaja competitiva como la que aporta ser el país del Sol en el momento en el que más necesitamos la energía solar.

Hablemos de los miles de empleos que puede crear el sector fotovoltaico, de cómo puede revitalizar nuestras zonas rurales y de cómo está reduciendo nuestra factura energética.

Elevemos el nivel del debate. Basemos nuestras discusiones en hechos y no en bulos. Más pronto que tarde lo vamos a agradecer.

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