con permiso
España, entre los petrodólares y los cuentos de las mil y una noches
No es oro todo lo que reluce con la inversión árabe en nuestro país. Sus fondos van ganando masa muscular en empresas estratégicas clave y de momento se presentan como socios casi durmientes, mirlos blancos que en fases posteriores pueden evolucionar hacia posiciones agresivas que condicionen la gobernanza y romper en su favor los frágiles juegos de equilibrios accionariales
Revolución en el consejo de Telefónica: un hombre de Sánchez de vicepresidente, entra STC y se mantiene BBVA

Los fondos árabes ya suponen una quinta parte del total de inversión extranjera en España, con crecimientos de tres dígitos y récords anuales en la serie histórica. La enorme liquidez de sus vehículos inversores, la abundancia de empresas estratégicas alineadas con sus intereses y ... el factor geoestratégico que supone España como puerta a Europa y, a más, puente con Estados Unidos, permiten entender el atractivo que supone nuestro país. Otra cosa será cuando se despliegue la fase 2, que haberla hayla, y la mansedumbre actual en la gobernanza se traduzca en reivindicaciones de representación en comisiones, exigencias de información detallada e imposiciones de peones ejecutivos en los organigramas. Todo llegará. Que pregunten en Naturgy, donde sufrieron un conato de invasión 'amistosa' pero que Criteria Caixa –que cuenta con el 26,7% de la gasista– paró a tiempo... por ahora.
Y es que próximos a un año después, y tras un encuentro en Davos en enero pasado entre Pedro Sánchez y el CEO de Mubadala (el fondo soberano de Abu Dabi accionista de la energética Taqa), los contactos de entonces vuelven. Eso sí, Taqa y Criteria, si bien mantendrían los mismos términos de aquel acuerdo, buscarían soluciones a los conflictos de gobernanza que frenaron la operación. Porque sí, los señores de Taqa querían mandar más que los españoles en la energética que dirige Francisco Reynés, lo que dio al traste con la operación. Habrá que estar atentos. Lo mismo ayuda, no sé si en positivo o en negativo, que la agencia del socialista Pepe Blanco, Acento, esté intermediando...
El caso es que la última incursión del mundo árabe en la empresa española ha sido esta misma semana, la de Multiply Group, vehículo inversor de la familia real de Abu Dabi, que acordó la compra de un 67% de Tendam (para los despistados, dueño de las marcas Cortefiel, Springfield o Woman'Secret) a los fondos CVC y PAI, tras meses de incertidumbre sobre la salida a Bolsa de la compañía. Una operación que, por cierto, tampoco se cerró, precisamente, de la noche a la mañana. Las conversaciones entre las partes se extendieron durante un periodo de 18 meses. Una vez se complete la operación, lo que se espera para los próximos seis meses cuando se obtengan las correspondientes autorizaciones, Multiply tomará asiento en el consejo de Tendam y pondrá en marcha su 'súper plan' para la firma, que seguirá a pies juntillas la hoja de ruta que los árabes aplican cada vez que desembarcan en un nuevo sector. Escrito lo tienen.
Nuevas incursiones ambos ejemplos que han sido producto de las reuniones que han habido entre ministros del Gobierno español y de los países árabes. Antes del pasado verano, a mansalva. Con el ministro de Inversiones de Arabia Saudí, Khalid Al-Falihl, antes del verano, fijo, y hasta hoy. Pero seguro, mientras estaba latente el OK del Ejecutivo a los saudíes de STC y su ampliación de participacion en Telefónica. Y con varios importantes representantes españoles, de la empresa y la política, y en Madrid. Con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, por ejemplo, como con la entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Que el sector energético les pirra a los árabes, no es un secreto. Pero es que además, el ministro en cuestión aprovechaba los viajes para citarse con grandes empresas de más sectores estratégicos, para ellos y para España, claro. Ahí estaban Acciona, Airbus, FCC, Iberdrola, Navantia, Repsol... Porque centran su atención no solo en la energía o en las infraestructuras también en la defensa, sector clave en los tiempos que corren. Despistados no están, no.
De hecho, los ministros de Industria y de Defensa de Arabia Saudí también se han visto con la titular española de dicha cartera, Margarita Delgado, para tantear inversiones sobre el terreno. Al final, vienen con proyectos de futuro por valor de cerca de 18.000 millones de euros. Los árabes no solo quieren ser receptores de inversión española, prefieren dar el salto definitivo a España, que la cosa del petróleo que viene es incierta.
Y sin dejar el tema, con más pena que gloria ha aterrizado finalmente en el consejo de Telefónica el hombre de STC, Olayan Alweitad, quien de momento no ocupa comisiones, aunque las ocupará. Sin prisa ni pausa. Si han esperado un año y medio para acceder al máximo órgano de gobierno de la operadora española no se van a precipitar ahora por pedir una vicepresidencia, que les correspondería, o un asiento en la comisión de auditoría. Su llegada se ha producido con discreción, en medio del ruido general en la multinacional española con el golpe de mano en la presidencia y la rampante presencia de la SEPI.
'Vísteme despacio que tengo prisa' es la forma de actuar de unos inversores pacientes y astutos, que nadie diga que husmean en las tripas de compañías estratégicas ni que atosigan a su consejo de administración. Mientras tanto, los de STC en concreto ostentan en Telefónica un paquete accionarial del mismo calibre que Criteria Caixa –brazo inversor de la Fundación 'la Caixa'– o el propio Gobierno, pero ojo que apuntan alto, muy alto. Por dinero será. Es el ejemplo. Abiertas las puertas, sea por el Gobierno sea por quien sea, cada palo que aguante su vela.
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