Muere el atleta Kelvin Kiptum, récord mundial de maratón, a los 24 años

Se queda frío el atletismo mundial al conocerse la muerte de Kelvin Kiptum, récord del mundo del maratón, en un accidente de coche cuando circulaba, con su entrenador, Gervais Hakizimana, entre Eldoret, a cuarenta kilómetros de su ciudad natal, Chepkorio, y Kaptagat, en Kenia. Según medios locales, era el atleta quien conducía y, en un momento, perdió el control del vehículo y cayeron por una terraplén de 60 metros. Un fatal incidente en el que fallece a los 24 años este prodigio del atletismo, señalado por todos, y por sus propios registros, para ser el primero que pudiera empujar los límites de la física conocidos para bajar de las dos horas en esta prueba infinita de 42 kilómetros y 195 metros.

Se había quedado muy cerca de esa hazaña en octubre de 2023, en el maratón de Chicago, donde escribió su nombre en los libros de historia: dos horas y 35 segundos, con los que arrebató el récord de Eliud Kipchoge. Es la mejor marca de siempre, hasta ahora, y hasta sí mismo, porque el keniano apuntaba a todo con sus apenas 24 años y escasa trayectoria profesional.

Kiptum se había saltado algunas etapas, no pasó por la media distancia ni por la pista, destinado como estaba para reescribir el atletismo conocido con el maratón. Apenas había tres citas en su historial: debutó en Valencia 2022, con un tiempo de 2h01:53; en 2023 ganó el maratón de Londres al cruzar la meta en 2h01:25; y Chicago fue su gran llegada al estrellato, con ese récord del mundo que ya no podrá batir.

Porque ese era su único plan, mejorarse a sí mismo. Así, al menos, respondía cuando se le preguntaba sobre cuándo, dónde y cómo atacaría esa barrera física de las dos horas, algo que solo Kipchoge ha logrado en una prueba oficiosa y creada para tal efecto. «Tenía el cronómetro delante de mí y me dije, 'venga, inténtalo, quizás hasta puedas bajar de dos horas', pero desafortunadamente no pude», aceptaba igual de feliz tras su proeza en Chicago. Kiptum iba a lo suyo, sin mirar hacia los lados sino hacia delante, con la vista en volver más fuerte en 2024 y con la vista puesta en París 2024, pues sí le hacía ilusión competir por su país, y el planeta esperaba un duelo fantástico entre el rey Kipchoge y el príncipe que pugnaba por su trono.

El padre de Kiptum le pedía que se sacara el título para ser electricista, pero Kiptum tenía otros planes, aunque sí que de joven ayudaba en casa y pastoreaba ovejas y cabras en su Chepkorio natal. Tan cerca de la cuna donde se cultivan tantos grandes hitos del atletismo, comenzó a seguir, descalzo, los entrenamientos de otros atletas que tenían su base de acción por la zona. Entre ellos estaba Hakizimana, que descubrió el potencial de Kiptum enseguida, y aunque este empezó a correr de forma más profesional solo a partir de 2016, el ruandés quiso servirle de guía en el maratón. Formalizaron la relación a partir de 2021. Donde empezó el mito Kiptum.

«No tenía dinero para viajar a las sesiones de pista, así que comencé a correr con atletas de ruta, por eso entré en el maratón», concedía el keniano. «Hacíamos sesiones de cuesta en el bosque cerca de su casa», afirmaba su entrenador. Con un programa de trabajo más exigente incluso que el de Kipchoge, pues este acumula entre 180 y 200 kilómetros a la semana y Kiptum, según indicó Hakizimana en una entrevista a AFP, podía llegar hasta los 300. «No quería bajar el ritmo, solo pensaba en el récord». Y los resultados llegaron enseguida. Valencia, Londres, Chicago. Y ese no plan de bajar de las dos horas, solo mejorarse a sí mismo, que se había planteado para este próximo abril en Róterdam que ya nunca será.