Olimpismo
Kirsty Coventry, una líder bañada en oro
La zimbabuense se ha convertido en la primera mujer, y primera africana, en presidir el Comité Olímpico Internacional
Kirsty Coventry, primera presidenta del Comité Olímpico Internacional

Decía Thomas Bach el pasado lunes, en el recibimiento a los miembros del COI que debían elegir a su sucesor, que «una nueva era reclama nuevos líderes». Muchos vieron en esa frase el empujón definitivo para que Kirsty Coventry, su candidata favorita, lograse los ... apoyos necesarios. La zimbabuense no solo era la más joven de todos los contendientes (41 años), sino también la única mujer. Nueva era.
Coventry era también la más laureada de todos los aspirantes. Ni Sebastian Coe podía hacer sombra a sus cinco participaciones olímpicas y a sus siete medallas en natación (dos de oro, cuatro de plata y una de bronce). Le achacaban falta de experiencia en la organización de grandes eventos, pero en la decisión de sus colegas ha pesado más el bagaje adquirido como presidenta de la comisión de atletas (2018-2021), una de las más influyentes en las decisiones del COI.
También puede presumir de gestión al frente del ministerio de Deportes de su país. Tampoco le han salpicado las acusaciones que sobrevuelan sobre el régimen del presidente, Emmerson Mnangagwa, por violación de derechos humanos.
El manifiesto con el que se presentó se inicia con esta frase: «Liberar el poder transformador del deporte». Y en él aboga por un movimiento olímpico más fuerte, más sostenible y más relevante. Guiada por la filosofía Ubuntu («soy porque somos»), Coventry apuesta por priorizar el bienestar de los atletas, en especial de su salud mental, por aumentar la representación femenina en cargos de liderazgo y por una lucha decidida contra la corrupción y el dopaje. Más conservadora ha sido su posición sobre la inclusión de los atletas transgénero, señalando simplemente su intención de priorizar la protección de la equidad en el deporte femenino.
Poco después de ser elegida, Coventry recibió la felicitación de Rusia a través del propio Vladimir Putin. La relación del COI con ese país, excluido de los Juegos de París tras la invasión a Ucrania, será uno de los asuntos más calientes a los que tendrá que hacer frente la nueva lideresa, que al poco de iniciar su mandato deberá definir si los atletas rusos podrán competir bajo su bandera en los Juegos de Invierno de Cortina d'Ampezzo. Se mirará con lupa también su relación con Donald Trump, de nuevo con los transgénero de fondo, y cómo afronta el cambio de hábitos en el consumo de deporte en el mundo.
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