fórmula 1
El país de las bicicletas se sube al coche de Verstappen
gran premio de países bajos
En Holanda, donde los automóviles son los invitados, la marea naranja llega al circuito de Zandvoort en bici
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Una marea de aficionados con camisetas naranja, dorsal 1 y el nombre de Max Verstappen a la espalda desafía a la lluvia y penetra por los carriles bici en Zandvoort, frío y agua a manta entre dunas del Mar del Norte. Pasan junto a un coche tallado en madera que indica, con timidez, que allí existe un circuito de Fórmula 1 donde compite este fin de semana el ídolo local y líder del Mundial.
El automóvil es un actor secundario en Países Bajos, la antigua Holanda que es el paraíso de los ciclistas y las bicicletas. Durante un rato, la nación de los tulipanes descansa las piernas y se sube al coche de Verstappen.
Antes del gran premio, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) recomienda a los medios acreditados buscarse un desplazamiento alternativo al coche. Tren o bicicleta, sobre todo las dos ruedas, son la opción en un país que propaga su elección de vida en muchas calles del centro de Amsterdam con la frase «los coches son los invitados».
La exHolanda cuenta con más bicicletas (23 millones) que habitantes (18 millones), las familias poseen una media de tres según la Oficina Central de Estadística, y el primer ministro predica con el ejemplo y suele ir a su trabajo dando pedales.
La cultura de la bicicleta se encuentra tan arraigada en el país que incluso tiene su propia embajada, la Dutch Cycling Embassy. Este organismo ha publicado abundantes fotografías durante la carrera de Fórmula 1 en las que queda patente el dominio de la bici frente al coche en este punto de planeta.
La marea naranja aterriza en oleadas en bicicleta al circuito de Zandvoort. Los aparcamientos habilitados son de una extensión inmensa, aunque ninguno llega, claro, a la dimensión del párking construido en la ciudad de Utrecht, que se ha ganado el récord en el libro Guiness, 12.500 plazas.
En el trayecto de Amsterdam a Zandvoort, apenas 25 kilómetros, los carriles bici están separados del tráfico motorizado, solo se juntan en semáforos y rotondas. Y en una gran parte de estas detenciones, las bicicletas tienen prioridad.
Más bicis que coches
Según los datos de Dutch Cycling Embassy, solo en Amsterdam conviven 800.000 bicis con 270.000 coches. Una ciudad sin atascos, bocinazos ni conductores ansiosos con estrés, con 500 kilómetros de carriles bici y un sinfín de aparcamientos donde se agolpan las monturas.
En la entrada de la sala de prensa, un párking de bicicletas recuerda a los enviados de medio mundo que es posible otro tipo de desplazamiento más saludable y ecológico. Pocos periodistas utilizan el medio de transporte estrella por estos lares.
Un país que rediseñó sus ciudades, sus calles, sus pueblos y sus carreteras para reducir la siniestralidad y los atropellos en los años 70 y recortar el gasto en combustible después de la crisis del petróleo de 1973.
La sociedad holandesa, sus dirigentes, abandonaron su planificación urbana centrada en el automóvil para entregarse a la bicicleta. Los tulipanes tienen ahora un ídolo nacional que pilota un coche. Han santificado a Verstappen y a él se han consagrado. Pero lo adoran desplazándose en bicicleta.
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