La nueva vida de Jaycee Carroll: ganadero, entrenador y asesor financiero

Emilio V. Escudero

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22/03/2023
Actualizado a las 18:00h.

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La decisión de la retirada suele ser uno de los momentos más complicados para cualquier deportista. Después de años haciendo lo mismo, enfocado día y noche a un objetivo único, llega un momento en el que toca mirar hacia el futuro con otros ojos. El vacío. Un salto que se le hace duro a muchos pero que para Jaycee Carroll fue mucho más sencillo, pues toda su vida había tenido claro que el deporte iba a ser solo una época más en su vida, como la que protagonizó como misionero siendo un adolescente o la que le ha llevado hace unos meses de nuevo a Utah, a su lugar de origen, donde se ha asentado junto a su familia para volver a disfrutar de todos ellos y entregarse a las nuevas tareas que llenan su vida. Igual de completa que antes, plena, aunque alejada de los focos.

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«Fue una decisión difícil, porque jugar al baloncesto, ir a Europa y jugar allí unos años, era lo que queríamos toda la familia. Pero también esto que tenemos ahora aquí, porque mi mujer también tenía sus metas y las había aparcado durante un tiempo», explica el propio Carroll en un encuentro con diferentes medios entre los que está ABC. Lo hace a pocas horas de que se estrene el documental que narra su vida -'El método Carroll', en Movistar+ a partir de este jueves- y en el que se le puede ver en una faceta más desconocida como ganadero, entrenador de baloncesto en el colegio de sus hijos y como asesor financiero para exjugadores.

En la granja que la familia Carroll tiene en su 'River Meadow Ranch', a solo unos kilómetros de Salt Lake City, es Jaycee el único trabajador. Él se levanta temprano, alrededor de las 6 de la mañana, y se encargada de sacar a los animales y de darles de comer. «A veces, cuando estoy limpiando la mierda pienso que quizá me he equivocado y que podría estar aún luchando por los títulos en una cancha de baloncesto», bromea. Nunca pierde el sentido del humor, amable como lo era en sus años como jugador.

En el rancho, la familia Carroll cría vacas de Wagyu, caballos, ovejas y gallinas. «Quiero traer cerdos ibéricos, pero hasta el momento no he encontrado la forma de hacerlo», apunta con interés de experto. Sabedor de que la especialización es la única forma de alcanzar el éxito. Ganar. Lo que ha hecho durante toda su vida como jugador.

Una etapa que se terminó hace alrededor de un año, cuando después de darle muchas vueltas a la cabeza decidió que había tenido suficiente. «En el documental da la sensación de que no había comunicación entre el Real Madrid y yo, pero no era así. Hablábamos cada poco tiempo, pero teníamos a mucha gente preguntando, incluso gente que le preguntaba a Pablo (Laso) en la rueda de prensa. Yo no quería ser una distracción para el equipo, pero durante algún tiempo sí que lo fui. No fue algo que hice con intención, pero pasó. Cuando llegó el momento de tomar la decisión definitiva, llamé al Madrid, les di las gracias y les pedí volver para dárselas también a la gente. Quería ver a Florentino, a Juan Carlos (el director de la sección), a Pablo (Laso)… quería dar las gracias a la afición y a la ciudad por esta oportunidad inolvidable. Lo hice lo mejor que pensé que podía hacerlo», señala sobre su extraña salida, en la que se pasó meses con la incertidumbre de si volvería o no a jugar un partido.

Tomada la decisión, Carroll se volcó en su nueva vida. En sus padres, sus hijos, su mujer y la familia de esta. En sus amigos de América. Una nueva vida feliz y hogareña, como lo había sido en sus años en Europa. «Cuando no estaba su familia en Madrid sabíamos que teníamos que arroparle más», explica Laso en el documental que puede verse a partir de este jueves en Movistar+.

Durante un encuentro con Willy Hernangómez, en un partido de NBA ante los Jazz, Carroll le explica otra de las tareas que está comenzando: la de asesor financiero. «Yo tuve una oportunidad increíble de ganar dinero en España y entiendo esta vida del jugador. Quiero compartir con ellos esta experiencia y ayudarles a tener una vida después del deporte con su dinero intacto todavía. Esa es la meta y espero poder ayudarles. Es la manera con la que espero mantener el vínculo con el baloncesto, un deporte que amo tanto», explica Carroll sobre esa segunda labor de su nueva vida.

La tercera, como no, está ligada al baloncesto. Es entrenador en el colegio de sus hijos, donde la mayor, Belle, que vivió con él hasta sus últimos días en España, juega en el equipo y tiene como ejemplo la ética de trabajo de su padre. Un esfuerzo que espera inculcarle dentro y fuera de la pista.