El turismo de bodas convierte a Santorini en un negocio redondo con copias 'fake'
Es una de las islas más hermosas y particulares del Mediterráneo y se ha convertido en uno de los negocios turísticos más rentables del mundo, tanto dentro como fuera de Grecia
Hordas de turistas toman Santorini: 17.000 visitantes llegan a la isla tras la petición de un edil a la población de confinarse

Los primeros cruceros aún no han atracado en el puerto, pero las calles de Thiva, capital de Santorini, están a rebosar de parejas de novios que posan sonrientes ante las cámaras. En Oia, en el extremo noroeste de Santorini, la situación es parecida: ... entre los miles de turistas que van a contemplar uno de los ocasos más famosos del mundo, las parejas de novios, muchas de ellas llegadas desde Extremo Oriente, intentan entre el gentío sacarse sus fotos de preboda y de boda.
El turismo de bodas es uno de los fenómenos más lucrativos de la perla del archipiélago del Cicládico. Santorini lleva tres décadas explotando el turismo de bodas y se ha convertido en uno de los destinos mundiales.
«Nuestro estudio abrió hace 28 años. Teníamos un pequeño hotel en la capital de la isla y muchos de nuestros clientes empezaron a pedirnos que les organizáramos sesiones de fotos vestidos de novios y ceremonias. Como el volumen de trabajo no paraba de crecer, y empezaban a llegar parejas de todos los rincones del planeta, nos vimos obligados a crear una empresa para gestionar las bodas», explica a este diario Stella Janioti, gerente de unas de las empresas de 'wedding planners' más antiguas de la isla.
Un turismo apreciado
«Se suele pensar que los novios acuden a la isla para celebrar una boda simbólica para, después, casarse legalmente en su país de origen, sin embargo las estadísticas muestran otra realidad», aclara a ABC el fundador del estudio fotográfico Dreamodd, Temístocles Kaltsidis. Yeorgía Nomikú, presidenta del Consejo Municipal de Santorini, asegura que al año tienen lugar en la isla cerca de un centenar de estas ceremonias.
«En algunas bodas necesitamos más de un centenar de personal de apoyo y el trabajo de 15 empresas distintas», explica Janioti. El turismo de bodas es uno de los más apreciados por los isleños. «El turista que acude a la isla a casarse suele pasar bastantes días en Santorini; contrata servicios de todo tipo: excursiones, alquiler de barcos, fiestas privadas... Es un visitante que deja dinero y, además, suele mostrar más interés por la historia y la cultura de la isla que aquel que acude en crucero para pasar unas pocas horas», explica a ABC Nomikú.
El elevado coste de la deseada sesión de fotos con vistas a la caldera es lo que ha provocado la apertura de la Santorini de China, en la provincia de Yunnan, un complejo hotelero donde cada esquina recuerda a los callejones encalados de la isla griega.
Desde hace años, la isla griega se ha convertido en el destino número uno para los enamorados de remotos países asiáticos, aclara Janioti. El encanto de Santorini, con sus edificios blancos y cúpulas azules, sus atardeceres desde Oia, su vino y su deliciosa gastronomía la convierten en uno de los destinos turísticos más atractivos a nivel internacional. Tras el fin de las restricciones de viaje, la isla registró máximos históricos de llegadas internacionales, superando con creces las cifras prepandemia: según datos oficiales, Santorini acogió a 811.000 pasajeros –frente a 519.000 en 2019–, llegados a través de 5.700 vuelos directos.

En el Golfo Pérsico
Es difícil imaginar Santorini sin turistas, sin masificación y sin niños. Sobre esta idea, la empresa Anantara ha creado su complejo vacacional 'Santorini Retreat' en pleno Golfo Pérsico. Con edificios inspirados en la arquitectura tradicional de la isla, vegetación a base de olivos y coloridas buganvillas, aguas turquesas y atardeceres de ensueño, los responsables del resort aseguran que pasarás unas vacaciones relajantes e inolvidables.
«Bienvenido a saborear la elegancia del Egeo en la costa virgen de los Emiratos Árabes Unidos», reza el reclamo publicitario de 'Santorini Abu Dabi Retreat'. «¡Experimentar Santorini sin el tedioso proceso de obtener una visa, los lugares abarrotados y los costosos vuelos y estadías es realmente un placer!», afirma una turista en una web de viajes. Esto es lo que promueve este resort, ubicado a media hora de Abu Dabi y la última extravagancia urbanística de los Emiratos Árabes. Con capacidad máxima para 44 personas en 22 suites, el complejo prohíbe el acceso a los menores de 18 años y promueve la privacidad como el gran elemento diferencial frente a la Santorini real, llena de turistas y de cruceros, y donde hay que hacer cola para fotografiarse al atardecer o tomar un barco y visitar la caldera del volcán.
«Si quieres disfrutar de unas maravillosas vacaciones en Grecia, con todos los lujos y servicios de Abu Dabi, este hotel es para ti», comenta otro visitante del hotel. Sus 22 habitaciones y sus dos restaurantes gourmet toman prestado los nombres de las localidades más turísticas de la isla del Egeo. Pasar una noche en este oasis cuesta entre 400 y 2.000 euros. Sus lujosas instalaciones incluyen sala de cine, spa, hamman, gimnasio, piscina infinita y playa privada de aguas cristalinas.
Belleza natural
Según Temistocles Kaltsidis, el éxito de la isla se basa principalmente en dos cosas; en su belleza natural y en una industria turística suficientemente competente que pueda soportar este tipo de eventos. «A los isleños no nos gusta que el nombre de Santorini, que es un lugar y no un producto comercial, se esté usando para promocionar cosas como ropa, gafas de sol u hoteles; pero no podemos hacer nada al respecto», protesta Nomikú.
Sin embargo, Santorini solo hay una, la que hace miles de años acogió una de las civilizaciones más espectaculares de la historia y cuyas ruinas siguen maravillando al mundo, donde la gastronomía es digna de los paladares más exquisitos y cuyos paisajes volcánicos la convierten en única e inimitable. «Santorini es el resultado de la ira de la naturaleza. Lo que vemos hoy es producto del azar: unos segundos más y no existiría nada. El hecho de que más de cuatro millones de personas visiten la isla cada año no es casualidad», concluye Kaltsidis.
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