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pregón taurino

Santiago Muñoz Machado pregona al toreo y a sus 260 acepciones en el Diccionario de la Lengua

El director de la Real Academia Española ha sido el encargado de anunciar este Domingo de Resurrección la temporada taurina de Sevilla

Muñoz Machado ha explicado cómo se hizo ganadero de bravo gracias a Ángel Peralta y ha reivindicado la «riqueza» del léxico taurino

«El pregón, según la concepción sevillana, debe ser un género distinto a la conferencia»

En imágenes: El pregón de Santiago Muñoz Machado inaugura la temporada taurina en Sevilla

Santiago Muñoz, durante su pregón de este Domingo de Resurrección en el Teatro de la Maestranza Maya Balanyá
Jesús Bayort

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A primeras de cambio, a toro pasado, acoso y derribo, al hilo de, al toro que es una mona, apretarse bien los machos, armar el taco, asomarse al balcón, cada toro tiene su lidia, cambiar de tercio, coger al toro por los cuernos, cortarse la coleta, crecerse en el castigo, dar la puntilla, dar largas, hasta la bandera, hasta la bola, echar un capote, embraguetarse, en corto y por derecho, entrar al trapo, entrar a matar, escurrir el bulto, estar al quite, estar de capa caída, faenas de aliño, la hora de la verdad, los toreros en la plaza y los públicos en las tablas, no hay quinto malo, para casarse hay que arrimarse, pinchar en hueso, ponerse el mundo por montera, recibir un revolcón, salir por la puerta grande, saltar a la torera, ser un figura, si el tiempo no lo impide, venirse arriba, ver los toros desde la barrera o vergüenza torera. Nadie mejor que el director de la Real Academia Española para recordar la cantidad de expresiones que la jerga taurina ha brindado a la vida corriente de los hispanohablantes.

Pregonaba Santiago Muñoz Machado a la temporada taurina de Sevilla, exaltando la «riqueza evocadora» del léxico taurómaco. Se convertía de este modo en el primer director de la RAE invitado por la Real Maestranza de Caballería para pronunciar el Pregón Taurino de Sevilla. Una jornada inaugural de la temporada hispalense que se trasladaba, por primera vez, al Teatro de la Maestranza. Lo que convertía al entorno del Arenal, desde primera hora de la mañana de este Domingo de Resurrección, en un hervidero de aficionados, profesionales y miembros de la corporación nobiliaria.

Galería. El pregonero estuvo arropado por numerosos amigos y aficionados a los toros maya balanya

Retumbaba desde el foso del Maestranza los sones de Suspiros de España para recibir al máximo representante de Real Academia Española. Sobre el escenario, el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería, Santiago León Domecq; el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz; el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera; el consejero de Presidencia, Antonio Sanz; el teniente general de la Fuerza Terrestre, Carlos Melero; la subdelegada del Gobierno en Sevilla, Isabel Mayo; y el rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro.

Sevilla, «cuna de la tauromaquia»

Arrancaba la mañana con la despedida de Juan Carlos Cabrera, como delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla. El teniente de alcalde reivindicaba el papel de Sevilla como «cuna universal de la tauromaquia». «Sevilla vuelve a ser una ciudad abierta al mundo, con el toro como verdadero protagonista. Ya huele a albero, mientras se sigue construyendo una ciudad efímera bajo un cielo de farolillos. La tauromaquia forma parte de la historia de Sevilla, y eso ha quedado recogido en los tratados, en los libros de historias y en multitud de obras de grandes pintores, escultores y arquitectos que con sus manos han modelado obras de arte de la ciudad con el toro», señalaba Juan Carlos Cabrera.

La exministra María Dolores de Cospedal era la encargada de introducir a «un espada de lujo, cuyo acero es la palabra», en una presentación que estuvo cargadas de metáforas taurinas, que evidenciaban su conocimiento y pasión por el arte de Cúchares, sobre este «insigne jurista en lo académico y en la praxis diaria, y prolífico escritor, que es cultivador de un ensayo vivo, actual e intemporal». Recordaba Cospedal la trascendencia de Muñoz Machado como jurista, con el pleito que le ganó a la Generalitat de Cataluña por la prohibición que ésta hizo a la representación del espectáculo Carmen de Salvador Távora en la Monumental de Barcelona. «El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sentenció que la Generalitat había vulnerado el derecho fundamental a la libertad de la creación artística y la acusó de hacer un ejercicio de añeja y vergonzante censura, en la más rudaz acepción del término».

De los detractores a los belmontistas

El director de la Real Academia Española empezó recordando el «inigualable» pregón que hace treinta años protagonizara el caballero rejoneador Ángel Peralta, el amigo personal que lo introdujera por aquel entonces en el mundo de los toros, convirtiéndose en el «alumno aventajado» del 'Centauro de las Marismas' en este mundo «de arte y creatividad». Una cultura que sólo conocía «por lo que me enseñaron los poemarios de la Generación del 27, en la que abundaban los aficionados». Y hacía Muñoz Machado un recorrido por todos los literatos que han convivido con la tauromaquia, desde los «detractores» del siglo XVIII como Jovellanos, que justificaba por la brutalidad de aquellos primeros espectáculos, hasta la reconciliación que, gracias a Juan Belmonte, llega con los miembros de la Generación del 98.

Recordaba cómo los intelectuales se fijaron en el Pasmo de Triana cuando aún era novillero, al entrar en contacto con ellos en las tertulias del mítico Café de Fornos, donde primero Sebastián Miranda y Valle-Inclán, y después Pérez de Ayala, se convirtieron en los primeros evangelistas que glosaron sobre su figura, a los que terminarían uniéndose Gómez de la Serna, Julio Camba y Gerardo Diego.

La figura de Ángel Peralta era el hilo conductor de este discurso que entremezclaba su vivencia personal con la historia literaria de la tauromaquia. Un mundo que profundizó gracias a aquellos «personajes imprescindibles» que mantienen con vida el anecdotario taurino: «Mayorales, picadores, monosabios, puyeros, sastres, garapulleros, peones, veedores, apoderados, empresarios y maestros matadores».

Una sevillana típica en las ferias

Y explicó en profundidad los orígenes de su ganadería brava, que inició con vacas y novillos de los hermanos Peralta, contando la anécdota que materializó el diseño del hierro de Jaralta: «Ángel tomó una flor de jara de mi finca y se la llevó metida entre las páginas de un libro hasta La Puebla del Río, donde pidió que le hicieran una marca que siguiera el perfil de esa flor acostada». Poco tiempo llegaría la clásica sevillana de Pepe Díaz: «Soñó la flor de la jara / con blancas plazas de tienta / con candelas de herradero / y se despertó una mañana / siendo hierro ganadero. / Soñó la flor de la jara, / como sueña un novillero, / con tarde de alternativa / bajo el azul de este cielo. / Soñó la flor de la jara, / con Sevilla y la Maestranza, / y floreció en los carteles /con el nombre de Jaralta».

Fue durante el último tercio de su 'faena' cuando Muñoz Machado abrió figuradamente el Diccionario de la Lengua Española para recordar las 260 acepciones que están recogidas en 229 artículos con la marca tauromaquia. Palabras que también cobran significado fuera del ámbito taurino, como «abanicar, acoso, afeitar, aguantar, alegrar, aliviar, alternativa, arrastre, asistencia, cajón, cuadrilla, derechazo, doctorarse, embeberse, empeño, encajonar, espada, estoque, humillar, mariposa, molinete, remate, suerte, templar, tendido o tercio».

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