Un nuevo inédito sale del armario de Elena Fortún
Al volver de su exilio en Argentina, la autora de Celia pidió a una amiga que destruyera el manuscrito inacabado de ‘El pensionado de Santa Casilda’, novela con una clara conciencia sáfica que ahora llega a las librerías españolas

En octubre de 2016, salió a la luz ‘Oculto sendero’ , novela inédita, y autobiográfica, de Elena Fortún (1885-1952). El testamento literario de la escritora, concebido y rematado durante su exilio en Buenos Aires, revelaba a Encarnación Aragoneses , su verdadero nombre, ... como mucho más que la creadora del personaje de Celia y de todo su universo supuestamente infantil. Firmado bajo el seudónimo de Rosa María Castaños y ambientado en la España previa a la Guerra Civil, el libro narra la historia de María Luisa Arroyo, alter ego de Fortún, una pintora que siendo niña ansiaba vestirse de marinero. El ‘sendero’ del título conduce a la protagonista hacia el entendimiento de su homosexualidad y a la plenitud de su vida artística e intelectual. Un testimonio que entonces impresionó a muchos lectores y críticos en nuestro país, y sorprendió a otros tantos, sin saber que, casi seis años después, llegaría una especie de segunda parte.
Se trata de ‘El pensionado de Santa Casilda’ , novela también inédita, firmada igualmente por Rosa María Castaños, que Fortún dejó inacabada en el mismo exilio bonaerense y que mañana se publica en España tras un curioso periplo vital de más de medio siglo. Pero, antes de abundar en la peculiar historia de este misterioso volumen, ligada a las experiencias de la escritora junto con sus amigas del Lyceum Club Femenino , desvelemos, en parte, su trama. Escrita desde una clara conciencia sáfica, y con un planteamiento coral que se traslada, también, a su autoría, las protagonistas son un grupo de jóvenes internas en un colegio de monjas francesas.
A lo largo de las 480 páginas, Ofelia, cuyos rasgos recuerdan a Fortún, aunque no con la intensidad especular de la primera persona de ‘Oculto sendero’, y Trudi, personaje que parece inspirado en la figurinista Victorina Durán , gran amiga de la autora, abandonan la adolescencia y se adentran en la vida adulta en el Madrid ‘belle époque’ de principios del siglo XX. Lo hacen mientras descubren nuevas formas, a veces castigadas, de vivir la sexualidad, el género y el sexo.
Legado
La novela, publicada por Renacimiento, editorial que da cobijo a la Biblioteca Elena Fortún, ha llegado a las librerías en gran parte debido al empeño de Nuria Capdevila-Argüelles , catedrática de estudios hispánicos y de género en la Universidad de Exeter (Reino Unido), y María Jesús Fraga , doctora en Filología Española por la Complutense de Madrid, responsables de que el legado de Encarnación Aragoneses siga vivo. «Yo creo que hay un camino crítico que empezamos con la publicación de ‘Oculto sendero’. A estas alturas, tenemos que partir de la premisa de que Elena Fortún era mucho más compleja que Celia, y este libro da una medida de eso», resume Capdevila-Argüelles en conversación con ABC desde su despacho de la universidad británica.
Según explica, estamos ante «un texto tenso, que trata trauma y tiene algo críptico», aunque al leerlo la catedrática no puede evitar pensar que «Elena Fortún no inventa lo que escribe, lo ha visto, es un texto muy hijo de la existencia personal diaria de la autora y de su intimidad, de todo lo que se atrevía a pensar». En ese sentido, Capdevila-Argüelles destaca que ‘El pensionado de Santa Casilda’ es «un libro muy importante», pues es la prueba de que «una mujer que se fue de este mundo sintiéndose castigada todavía tenía un mensaje más para nosotros».
Mensaje
Un mensaje que, sin embargo, Fortún no dejó para ser publicado, hasta el punto de que, en una carta fechada el 23 de junio de 1951, de regreso a España tras su exilio, le pidió a su amiga Inés Field , con la que intimó en Buenos Aires, que lo destruyera: «Unos originales míos que tiene Lola te ruego que se los pidas y los quemes sin dejar nada». Pero no lo hizo, y el manuscrito original, en el que se adivinan la influencia de Victorina Durán y los trazos de la pluma de Matilde Ras, fue traído a España por la profesora Marisol Dorao, que en un viaje a Argentina en la década de 1980 conoció a Field y a Manuela Mur, siendo ésta quien se lo entregó.
Ahora está en la Biblioteca Regional de Madrid junto con otros borradores de la autora. «Es un texto destinado a ser conservado dentro del armario para ser protegido. De ‘Oculto sendero’ tenemos un borrador corregido, pero no de ‘El pensionado de Santa Casilda’. Lo dejó en manos de sus amigas. Durante mucho tiempo, ella misma podría haberlo quemado, destruido o roto. El regreso del exilio siempre obliga a repensar, de ahí la carta a Inés Field», sostiene Capdevilla-Argüelles.

En cuanto al argumento, tan actual que casi parece escrito hoy, la catedrática explica que esta novela «nos asoma a diferentes manera de vivir sexo y género sin violencias. Hay un abanico de identidades lésbicas diversas que están muy bien exploradas. Está presente el tema de la identidad como algo confuso y extraordinario. De haber vivido hoy, Trudi se hubiese hormonado».
Y es que los grandes escritores, y Elena Fortún lo es, «acaban teniendo casi una relación profética con el mundo. Este libro avanza en algunos problemas de identidad de género que ahora están llegando al cainismo. Ojalá sirva para poner paz. Si Elena viviera ahora le dolerían las guerras que hay. Ojalá hubiéramos podido sentarnos con ella y preguntarle cómo sentía y vivía ella el ser mujer». Como cierre, Capdevila-Argüelles justifica así su publicación:«La figura del autor es un pilar clave en nuestra cultura y no podemos obviar a las autoras. Si sacamos estos textos a la luz es para revelarlas en su plenitud».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete