LIBROS
«Oculto sendero», Elena Fortún grita en silencio
Sale a la luz «Oculto sendero», novela en la que Fortún se sirvió de un «alter ego» para abordar su lesbianismo

En lo que respecta a la literatura, la sorpresa puede adquirir múltiples formas, pero, sea cual sea la variante que tomemos, parece confirmado que Elena Fortún (Madrid, 1886-1952) se ha convertido en una de las grandes revelaciones de 2016. Si el año comenzó con el redescubrimiento de « Celia en la revolución », en la que «el personaje infantil más importante de la literatura española» (en palabras de Nuria Capdevila-Argüelles) llegaba a comer ratas meses después del fusilamiento del «abuelito» en Segovia, ahora se publica por primera vez «Oculto sendero», una novela acaso todavía más impactante, aunque por otros motivos.
«Celia en la revolución» era el final definitivo de una larga inocencia -la brusca interrupción de una infancia cómoda y edulcorada- para narrar la Guerra Civil en Madrid, Valencia y Barcelona con una fuerza y una verdad que hemos encontrado en muy pocas narraciones; y «Oculto sendero» es una historia de aprendizaje en la que una niña, María Luisa Arroyo, va distanciándose de su modesta, bienintencionada y clásica familia para descubrir una modernidad apenas intuida y una libertad inesperada bajo la forma del lesbianismo, identidad sexual en la que la protagonista se reconoce con un temblor no producido por el pánico sino por la alegría.
Mujeres libres
El exceso de mermelada infantil que a menudo lastraba las crónicas de Celia queda aquí completamente superado, y lo que leemos es una novela audaz que toca, entre otros, el tema del safismo o la «armarización» (por usar un neologismo del que se vale Capdevila-Argüelles en su magnífica introducción). A lo largo de las páginas, María Luisa, tras pasar por un matrimonio, la maternidad y el consiguiente fracaso personal , encuentra no sólo comprensión y complicidad sino distinción, cultura y elegancia al intimar con mujeres libres como ella.
El desenlace es esperanzador, ya que no termina con la muerte de la rebelde, la «niña rara»
La epifanía de sí misma es al principio tímida, insegura, pero aunque la reafirmación nunca es tan dichosa y plena como desearíamos (siempre está el miedo acechando, la sombra de una imprecisa mala conciencia), acaba entendiendo: «los míos son esos que despreciáis, […] los parias de una sociedad normal que no tiene otro fin más que reproducirse. […] Ellos son mis compañeros de camino y me voy con ellos».
Sin billete de vuelta
El punto de no retorno es su huida a América , vestida con un traje masculino, y ese es sin duda un desenlace esperanzador, dado que el final «natural» clásico de una novela como esta hubiera pasado necesariamente por la muerte de la rebelde, la diferente, la «niña rara» en permanente lucha contra su obligatoria desubicación… Y dado que esta novela (como, por otra parte, ocurría con las de la serie de Celia) tiene mucho de autobiografía enmascarada , en ese final, más que una confesión, podríamos ver un anhelo, cierta frustración de la autora por haberse quedado a medio camino al tomar las riendas de su vida, aunque ella también subió en su día a un barco, sin billete de vuelta, rumbo a Argentina.
«Oculto sendero» constituye toda una revelación. El drama es que una novela así no pudiera publicarse en su fecha, y que su autora no estuviese convencida de su oportunidad, de su valor, de su necesidad, de si debía o no darla a conocer. No sólo por lo que cuenta, sino por su silencio de décadas, este «Oculto sendero» es todo un síntoma , finalmente visible y todavía un poco subversivo.
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