'Poemas escogidos', de Joseph Brodsky: el poeta de mundos insospechados

El resultado es magnífico, en la línea de lo que ya nos ofreció en anteriores trabajos publicados bajo los títulos de 'No vendrá el diluvio tras nosotros' (Galaxia Gutenberg) o 'El explorador polar' (Killer71). En 'Poemas escogidos', Hernández Busto nos entrega no solo a Brodsky sino su visión personal de Brodsky.

POESÍA

'Poemas escogidos'

• Autor Joseph Brodsky
• Editorial Siruela
• Año 2025
• Páginas 253
• Precio 22,95 euros

El mérito de su esfuerzo es no solo que nos da las claves biográficas desde las que nuestro poeta construye ese mundo suyo de encrucijadas vitales, de identidades múltiples, de soledades sin fin, sino que además realiza un encomiable trabajo de traslación del universo lingüístico y métrico en el que se asienta esta poesía. Es, en definitiva, una edición interpretativa del poeta ruso, no meramente representativa.

La poesía de Brodsky está llena de voces y todas esas voces están detalladas aquí. En el espacio de sus poemas hablan una enorme extensión de herencias, circulan una gran cantidad de ADN culturales, se citan, se encuentran y hasta discuten distintas tradiciones : la tradición rusa, la tradición de Bizancio y la de la clásica grecolatina, la poesía en inglés tanto la metafísica como la de los años 50 .

Se autodefinió como un hombre nervioso, pero en realidad fue un poeta nervioso. Como hombre vio y padeció el totalitarismo soviético no solo en la propia URSS en la que fue detenido y juzgado, sino también en el exilio. Como poeta persiguió un lenguaje, una forma de habla que estuviera por encima de la emoción y de la ética. Su distanciamiento sentimental, sin embargo, solo consiguió una mayor concentración emocional, su concentración emocional unos poemas donde la plegaria o la elegía son formas de definir el tiempo, el transcurrir del tiempo.

Hernández Busto subraya que estamos ante un poeta físico, pero quizás haya que verlo teniendo presente aquellos versos de William Carlos Williams donde decía que ninguna derrota es enteramente una derrota, pues el mundo que abre es siempre un sitio hasta ese momento insospechado. Brodsky, como buen romántico, es el testigo de mundos insospechados que se abren después de las pérdidas, de tantas pérdidas a las que le sometió su propia vida y el propio devenir social e histórico.

Llama la atención que, en España, el poeta Brodsky nunca haya tenido el entusiasmo que ha despertado el Brodsky prosista o ensayista. Llama la atención porque ambos son los dos rostros de un todo fascinante. Brodsky es siempre un poeta, alguien que dota a la lengua y a la realidad de una conciencia extraña. Nos emociona, nos interpela porque en cada uno de sus textos hay tal acumulación de percepciones que la lengua vuelve la realidad un asunto métrico, algo más completo, más total, ese decir, ese mundo insospechado.

El hombre de las habitaciones de hotel, de los espejos de esas habitaciones que por haber reflejado tantos rostros no nos devuelven la identidad sino el anonimato se ha convertido para muchos lectores en un acontecimiento feliz de la poesía de nuestro tiempo, fue el que dijo que «el arte quizás no sea más que la reacción de un organismo contra sus limitaciones retentivas».