Conan Doyle, bajo el poder de la imaginación

Según la recopilación de Strand de la que dispongo, los relatos de Doyle empezaron a aparecer en 1901 y finalizaron en 1905. Cobraba 30 libras por cada serie de seis, un sueldo que pronto fue duplicado por el enorme éxito del personaje. La historia inicial de esta edición es 'Escándalo en Bohemia', escrita en 1892.

Es la primera de las 56 narraciones cortas que salieron de la pluma de su autor. 'El sabueso de los Baskerville', una de las cuatro novelas de Sherlock Holmes, cierra este volumen del facsímil. El primer capítulo está fechado en agosto de 1901 y el último en abril de 1902, lo que indica que Doyle tardó ocho meses en escribir su obra más emblemática, de la que hay más de 30 versiones llevadas al cine y la televisión.

Más que un personaje de ficción, Holmes es un ser de carne hueso, con una entidad real, cuyos aposentos y objetos personales podemos ver en el 221B de Baker Street. En este apartamento el detective y el doctor Watson compartieron unos años de su existencia y protagonizaron las aventuras recopiladas en 'Strand Magazine'.

Fue el dibujante Sidney Paget quien contribuyó a crear la imagen visual de Holmes y su amigo en las páginas de la revista. El detective es retratado con una linterna en el desolado páramo de Dartmoor mientras un gigantesco sabueso despedaza el cadáver de su víctima. Watson corre a sus espaldas. Una vez más, Holmes logra vencer el desafío planteado por el malvado Stapleton, que urde una tenebrosa trama para hacerse con la herencia de los Baskerville.

Desde que el doctor Mortimer, sobre el que pesa una oscura amenaza, entra en la casa de Holmes para solicitar su ayuda hasta la resolución final de enigma, el lector queda atrapado por una narración que se desarrolla en una solitaria mansión en medio de una ciénaga que oculta un misterio y en la que se escuchan los aullidos de un monstruo que aterroriza a la población.

Doyle se inspiró en una leyenda del siglo XVII en torno a un cazador de Devonshire. Era un hombre cruel, que había vendido su alma al diablo. Se decía que fue asesinado por su esposa. Tras ser enterrado, apareció su fantasma en forma de sabueso para sembrar el miedo entre sus antiguos convecinos. Quien se topaba con el enorme dogo, era despedazado por sus garras.

El escritor escocés, nacido en Edimburgo en 1859, se sintió impresionado por la historia e ideó una fabulación en la que se cruzan las ambiciones personales, los odios familiares, un preso perseguido por la Justicia, el misterioso robo de una bota y un naturalista que no es lo que parece. La perfecta combinación de todos los elementos cuaja en esta novela que nunca nos cansamos de leer.

Acabo de cerrar la última página de 'El problema final' de Arturo Pérez-Reverte, un homenaje a Sherlock Holmes y a Basil Rathbone, el actor que lo encarnó en 14 películas rodadas entre 1939 y 1946. Es muy difícil por no decir imposible imaginar al detective sin el rostro de Rathbone, cuya carrera quedó marcada por este papel.

No desvelaré la deliciosa trama de Pérez-Reverte, que se desarrolla a partir de una serie de crímenes en un hotel de una isla griega, aislada por una tempestad. Pero sí diré que cualquiera de las personas que esté enganchada a los relatos de Doyle disfrutará mucho de este libro. 'El sabueso de los Baskerville' es una novela inclasificable, que podríamos encuadrar dentro del género del terror y lo policiaco, pero que en realidad es una lúcida reflexión sobre la engañosa apariencia de lo real y el poder de la imaginación. No importan tanto como son las cosas sino como aparecen en nuestra mente.

Holmes fue el primer detective con métodos científicos para descubrir al criminal, pero también fue un romántico que tocaba el violín y se refugiaba en la cocaína tras resolver sus célebres casos. Vivirá eternamente en las dependencias de Baker Street y en el agradecimiento de sus lectores.