Ya no es ciencia ficción
La IA y sus límites, ¿regreso al futuro?
El dilema de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial es resolutiva. No divaga. No tiene en cuenta ni un contexto ni unas memorias. Por esta razón, jamás podrá ser 'inteligente', ni generar sentido
Ya no es ciencia ficción: la inteligencia artificial, un terremoto en la cultura

Un fantasma recorre Europa, el mundo: el fantasma de la des- humanización. Los mismos que hace unos pocos años manifestaban su fe en los algoritmos son hoy en día los principales heraldos del desastre. Por ejemplo, Yuval Noah Harari, que en 'Homo Deus' imaginaba ... una maravillosa sociedad donde sería Google la que tomara las decisiones por nosotros (qué tipo de dieta seguir, adónde ir de vacaciones, con quién salir, con quién casarse, a quién votar en las elecciones, etc.), decía hace poco que no estaba seguro de que los seres humanos puedan sobrevivir a la inteligencia artificial, y que las máquinas «inteligentes» son un peligro para la democracia.
El fantasma que recorre el mundo no solo amenaza la democracia, sino la pura esencia de lo humano. «¿Y si lo propio del hombre fuera estar habitado por lo inhumano?», se preguntaba Françoise Lyotard en 1993 en 'Lo inhumano: charlas sobre el tiempo'. Ese mismo año aparecía un chiste de Peter Steiner en 'The New Yorker' en el que un perro charlaba con otro sentado frente a un ordenador y le decía: «En internet nadie sabe que eres un perro». «¿Y si en el mundo viviente se infiltrara una fuerza contraria a la vida?», se pregunta Jeremy Naydler en 'La lucha por el futuro humano', prosiguiendo (persiguiendo) el tema de Lyotard. Este es, precisamente, el tema de 'V.', la genial, demoledora novela de Thomas Pynchon, que describe una invasión masiva, a escala planetaria, de lo inanimado en el mundo de la vida. En 1966, mucho antes de que internet existiera, Pynchon ya definió perfectamente la red en su novela 'La subasta del lote 49'.
Deseo de esclavitud
Sí. Hay algo inhumano en el ser humano, un miedo a ser libre, un deseo de control que es también un deseo de esclavitud. Hay una parte mecánica en nosotros: la que repite lo que oye, la que acepta las cosas sin cuestionarlas, la que ama y odia de acuerdo con nociones externas, la que envidia a los felices y se alegra hasta del dolor de sus mejores amigos. La que reacciona siempre igual a los mismos estímulos, la que repite los mismos tópicos creyendo que son sus propias ideas, la que vive en hábitos tan repetitivos que ya no percibe nada de lo que sucede a su alrededor. Es decir, la que vive como si fuera una máquina de inteligencia artificial. Porque solo a esa parte inhumana de lo humano puede aspirar a replicar la inteligencia artificial.
El fantasma que recorre el mundo no solo amenaza la democracia, sino la pura esencia de lo humano
Todos nos asombramos de los logros de la inteligencia artificial en la creación de textos o imágenes. Con ChatGPT podemos escribir cartas, trabajos académicos, cuentos, novelas y hasta sonetos sobre el tema de la inteligencia artificial (aunque los que escribió para mí no rimaban bien y no estaban bien medidos). Con DALL-E2 podemos crear 'cuadros' con cualquier temática o estilo. Pero ¿qué valor tienen esas 'creaciones'?
La fascinación con ChatGPT o DALL-E2 surge de un error de apreciación que es común a las personas con mucha formación técnica y nula formación humanista o artística. Porque un ingeniero busca siempre un resultado, o la 'solución' de un 'problema', pero, en el arte el resultado o la capacidad técnica de escribir o pintar algo no son en absoluto lo importante. Y me gustaría poner un par de ejemplos.
Oler a sol
El primero es una frase de Haruki Murakami de su primera novela: «La manta olía un poco a sol». Esa frase maravillosa nos trae una sensación que, seguramente, todos hemos experimentado alguna vez sin ser conscientes de ello, sin darnos cuenta de que lo estábamos experimentando. La frase funciona porque Murakami tiene, como nosotros, cuerpo, sistema nervioso, memoria... Gracias a eso, y a su inmensa capacidad artística, hecha de observación, atención, memoria sensorial, gracia con las palabras, ingenio, tiene la capacidad de recordarnos algo que nosotros habíamos experimentado sin darnos cuenta. Las máquinas no tienen cuerpo, sistema nervioso ni memoria y no pueden, por eso, revelarnos ni recordarnos nada.
El 'Cuadrado negro' de Malévich no es un simple cuadrado negro sobre fondo blanco: es la creación de una persona con una trayectoria estética
Otro ejemplo: el 'Cuadrado negro' de Malévich, una de las pinturas más influyentes del siglo XX. Es evidente que cualquiera puede pintar un cuadrado negro sobre un fondo blanco. DALL-E2 puede hacerlo, desde luego, y de mil maneras. Pero ese 'resultado' no es en absoluto el problema. El problema es que el famoso cuadro de Malévich es de 1915, cuando toda Europa estaba hundida en una guerra espantosa, ya que las obras de arte tienen que ver con el momento histórico en que aparecen. El problema es que hasta llegar al famoso cuadrado negro que hasta un niño puede hacer, Malévich pintó varias versiones, y en una de ellas añadió en el margen la frase «et sic in infinitum» («y así hasta el infinito»), ya que el cuadrado negro contiene todos los colores y todas las formas. Qué curioso que en las enseñanzas tántricas de la India el primer chakra, Muladhara, donde se guardan toda la energía y todas las formas posibles, esté representado, precisamente, por un cuadrado negro.
Sólo formas simples
Pero para apreciar bien el 'Cuadrado negro' de Malévich tenemos que entender también por qué el pintor decidió utilizar sólo formas simples (el cuadrado, el círculo, la cruz) y cuál es la relación del cuadrado con la cruz y también deberíamos leer el 'Manifiesto del Suprematismo', el movimiento estético creado por Malévich, donde afirma: «A los que creen en la infalibilidad de la ciencia y la tecnología les aguarda una gran desilusión, ya que el científico no tiene la capacidad de ver por adelantado el 'curso de los hechos' ni de crear valores perdurables».
El 'Cuadrado negro' de Malévich no es un simple cuadrado negro sobre fondo blanco: es la creación de una persona con una trayectoria estética, con una evolución filosófica, con unas experiencias determinadas por su vida personal y su situación dentro de la Historia. El 'Cuadrado negro' no es un simple cuadrado negro, sino una suma de significados, una plenitud de sentido.
Con ChatGPT podemos escribir cartas, trabajos académicos, cuentos, novelas y hasta sonetos
El arte y las humanidades tratan de eso: del sentido. La importancia de unas palabras o de una imagen no está en las palabras o la imagen en sí, sino en quién las expresa, cuándo y por qué. Por esa razón, porque las máquinas no tienen cuerpo, ni sensaciones, ni memoria, ni experiencias, ni emociones, ni viven dentro de la Historia (aunque pueden fingirlo, como el 'bot' de Google que escribió la frase «soy autoconsciente», del mismo modo que yo puedo escribir «soy una morsa»), la inteligencia artificial jamás podrá ser 'inteligente', ni generar sentido.
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