más que palabras
Peridis y la Enciclopedia del Románico
Lleva uno de los más relevantes proyectos de toda la historia editorial española: la Enciclopedia del Románico en la Península Ibérica. Más de 30 años y 68 tomos
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Dice ser el inventor del turismo de aventura cuando, siendo un niño, enseñaba a los forasteros, por una propina para el cine y con riesgo de la integridad propia y ajena, las ruinas del monasterio de Santa María la Real, de Aguilar de Campoo. ... El «convento caído», como lo llamaban, donde su familia, a pesar del letrero de «prohibido el paso», entraba para recoger de un manantial el agua necesaria para beber y asearse. Así que los hijos de los hortelanos, que cultivaban las antiguas huertas de los frailes, fueron sus primeros amigos. Y el monasterio, su primer «juguete».
Nacido en 1941 en Frama, Cabezón de Liébana (Cantabria), José María Pérez se trasladó a los tres años con su familia a la localidad palentina. En su casa, dice, había pocos libros. Tal vez porque su padre, que había sido vendedor por entregas «en la anteguerra», se inclinó finalmente por hablar con la naturaleza, y se hizo guarda forestal. Sí había, sin embargo, una joya fastuosa: la Enciclopedia Cíclico-Pedagógica del Mundo, de Dalmau Carles. Con diez o doce años se recuerda a sí mismo paseando por la carretera y leyendo el periódico. Más tarde, como premio a su buen comportamiento, los frailes le regalaron 'La caravana de esclavos', de Karl May. Y en su biblioteca descubrió 'Las aventuras de Simbad el marino'.
En el 59, en la mili, sus compañeros al cabo Pérez le acabaron llamando Peridis
En el año 58 publicó sus primeras caricaturas en 'El Diario Palentino', y en el 59, en la mili, sus compañeros del Ejército del Aire al cabo Pérez le acabaron llamando Peridis. El nombre con el que desarrollaría su impresionante carrera como arquitecto, dibujante, humorista y divulgador. Primero en 'Informaciones', y más tarde en 'Cuadernos para el Diálogo' y en 'El País', desde el inicio de su publicación, se convirtió en uno de los grandes entre los grandes de la tira diaria.
A la par de todos estos oficios, Peridis nunca perdió su relación con los libros. Durante un tiempo fue vendedor de biblias por las empresas, y trabajó también en la editorial Magisterio Español, su primer empleo bien remunerado, dice, y el inicio de su cotización a la Seguridad Social. Primero en la librería y más tarde en almacén, imprenta, composición… contabilidad. En todo ese tiempo vivió con el sueño, además, de ser escritor. Un anhelo que ha podido ver cumplido «en las postrimerías» de su vida. Y que no se le ha dado mal. Su primera novela, 'Esperando al rey', ganó el Premio Alfonso X el Sabio. Después ha publicado 'La maldición de la reina Leonor' (1916) o 'Hasta una ruina puede ser una esperanza' (2017).
Precisamente ese lema, «Hasta una ruina puede ser una esperanza», fue el que le impulsó, en 1977, a su gran aventura de levantar «el convento caído». Ya con su trabajo bien asentado como arquitecto, sintió que el monasterio le decía: «¡Tienes que hacer algo por mí!». Mientras que los turistas le seguían diciendo una y otra vez: «Es una vergüenza que esto esté así». Así que lo primero que hizo fue conseguir una subvención para consolidar las ruinas, a través de la Asociación de Amigos del Monasterio.
En 1984, las dependencias del convento, recién restaurado, acogieron por fin un instituto de Secundaria para alumnos de Aguilar de Campoo y de la comarca. En 1985, se puso en marcha el programa de las Escuelas Taller («aprender haciendo y hacer aprendiendo»). En 1988, se inauguró el Centro de Estudios del Románico. Y en 1994 la Fundación Santa María la Real (de la que Peridis hoy sigue siendo presidente de honor), heredó el proyecto que había iniciado el Centro de Estudios del Románico dos años antes, sin duda uno de los más relevantes de toda la historia editorial española: la publicación de la Enciclopedia del Románico en la Península Ibérica.
Largo camino de más de treinta años que ahora se dispone a concluir. 68 tomos, más de nueve mil testimonios y los planos de todos y cada uno de los monumentos que existen en la Península. La parte española se cierra con Cataluña: Barcelona, Tarragona y Gerona, terminados en castellano y listos para su edición en catalán; y Lérida en imprenta. Portugal, también en imprenta. Y además de todo eso, Andorra, actualmente en trabajo de campo.
Muchos años, y unas cuantas crisis (sociales y de financiación) entre medias. Y un esfuerzo ímprobo. Hoy, dice Peridis, el único miedo que tiene es que se le hunda el piso de su casa al comprobar las verdaderas dimensiones del proyecto, al que acompañan más de trescientos títulos diferentes editados asimismo por la Fundación Santa María la Real. Libros, ¡y qué libros! «Alegría e inmensa paz», dice el incansable impulsor de esta empresa única que se cierra por fin. Más de la mitad de todo su tiempo en todo este tiempo. Y del de su familia. La culminación de un sueño
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