«Tenemos el cerebro muy preparado para la supervivencia y poco para el bienestar»
La doctora en Psicología Marisa Salanova nos explica en su libro 'Resiliencia' cómo podemos levantarnos cuando nos caemos y salir de ahí con un aprendizaje


Los problemas forman parte de la vida, pero esto no significa que nos alegremos cuando nos tocan a la puerta. Oímos aquello de que ante las adversidades nos volvemos más fuertes, pero que nos pillen desprevenidos en ocasiones nos puede dejar noqueados.
Por este ... motivo, la doctora en Psicología Marisa Salanova nos explica en su libro ' Resiliencia ' (Shackleton books) cómo podemos levantarnos cuando nos caemos y salir de ahí con un aprendizaje.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia psicológica es una metáfora de la física. La segunda se refiere a la capacidad que tienen los materiales para doblarse cuando están bajo presión, volviendo a su forma original cuando dejan de estar sometidos. Siguiendo este ejemplo, las personas ante adversidades o situaciones de estrés podemos sufrir, pero después volvemos a nuestro estado habitual.
¿Todos somos capaces de conseguirlo?
Es una facilidad que tenemos todos los individuos, aunque unos más que otros. Esta capacidad de sobrevivir a la adversidades la hemos heredado de nuestros ancestros. Y no solo eso, alguna veces nos hace incluso más fuertes.
¿Cómo podemos trabajarla?
Una forma de ser más resiliente es someterte a más contratiempos, como un proceso de ensayo, error. Esto se llama resiliencia reactiva, porque respondes ante la adversidad y aprendes de lo ocurrido. Así, la próxima vez que te enfrentes a ello, lo superarás con menos sufrimiento.
Luego hay otro tipo de resiliencia, la proactiva. Aquí no es necesario tener problemas para aprender, sino que puedes llenar tu mochila figurativa de recursos psicológicos y estar preparado por si aparecen en algún momento.
«Es importante conocer y autorregular nuestras emociones», Marisa Salanova.
¿Sería una forma de anticiparnos?
Sí, sería como tener un paracaídas que te proteje en caso de que te caigas. Estas personas salen antes de situaciones complicadas porque tienen herramientas para afrontarlas.
¿Cuál es el papel de las emociones en todo esto?
Es importante conocer y autorregular nuestras emociones. Las que son negativas, como la tristeza o la ira, no debemos negarlas, sino escucharlas, y si tengo la capacidad, modificarlas. Por ejemplo, si estoy triste y sé que poniéndome música mejorará mi estado de ánimo, escucharé mi canción favorita.
Sin embargo, la persona no siempre tiene el control de la situación, como en el Covid o ante la muerte de un ser querido. Por ello, en ocasiones debemos aceptar lo que hay y comprometernos a hacer otra serie de acciones que nos hagan salir de esa situación. Pero aceptar la realidad no significa resignarse, sino ser consciente de tu capacidad para tomar decisiones.
¿Cuáles son estas acciones?
Puedes construir emociones positivas. Personas que experimentan emociones como la alegría, la curiosidad o la relajación incrementan su resiliencia proactiva y ante los problemas son capaces de autorregular sus emociones. Esto se puede trabajar con técnicas como el mindfulness o la meditación.
Otra forma sería conociendo nuestras fortalezas y poniéndolas en práctica. Hay cuestionarios que te ayudan a descubrirlas, porque mucha gente no sabe cuáles son las suyas.
«Tienes que levantarte cada mañana y agradecer todo lo que tienes», Marisa Salanova.
Y el optimismo.
Se trata de creer que a pesar de las dificultades todo irá a mejor, y se puede entrenar. Además es importante que la persona tenga la capacidad de sentirse competente y tenga apoyo social. Al final tenemos el cerebro muy preparado para la supervivencia y poco para el bienestar y la felicidad, y por eso nos lo tenemos que currar.
Técnicas para mejorar la resiliencia.
Una consiste en visualizarte en un futuro, cómo te ves según tus fortalezas en un año o incluso más allá. Es muy importante que lo hagas escrito y de manera constante, incluso puedes redactar una carta para ti. Y así ves qué te falta para llegar hasta ahí. Es una forma de fomentar esa creencia optimista.
Otro método sería ponerte en situación de que te pasa algún contratiempo y buscarle la parte positiva. Por ejemplo, estás esperando un avión y se retrasa tres horas, pero afortunadamente tienes un libro para leer. Al final se trata de entrenar nuestra mente para que vea aquellos aspectos positivos de la vida.
El papel de la gratitud.
Es relevante, porque estamos acostumbrados a no darle importancia si las cosas nos van bien. ¿Por qué no agradecemos lo que tenemos? Este sentimiento es una de las fortalezas que más se relacionan con el bienestar y con la resiliencia. Por ello, tienes que levantarte cada mañana y agradecer todo lo que tienes.
¿Por qué es importante tener un propósito?
Porque si tienes claro por qué estás aquí, intentarás realizar acciones para conseguirlo, si no estarás como un barco en mitad del océano, dependiendo del viento para llegar a un puerto o a otro. Por tanto, un objetivo hará que te levantes motivado cada mañana y te anime a vencer los obstáculos que se te presenten.
Además, distintas investigaciones han demostrado que las personas que tienen un propósito en la vida son más longevas, pues tienen un envejecimiento más activo.
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