Philip Roth anuncia que se retira
El escritor afirma que su última novela es«Némesis». Su editora ha confirmado la decisión del autor estadounidense, eterno candidato al Premio Nobel
Némesis, la diosa griega de la justicia, la venganza y la ira, ha «ajusticiado» literariamente al escritor Philip Roth (nacido, amamantado y criado en la comunidad judía de Newark, Nueva Jersey, en 1933).El último Premio Príncipe de Asturias de las Letras anuncia su jubilación de la escritura. «Hice lo mejor que pude con lo que tuve». Con este croché del boxeador Joe Louis se despide de las letras Roth, según confirma él en una entrevista concedida a la revista francesa «Les in Rocks», que vio la luz ayer, pero que se realizó hace dos meses en un día ventoso de otoño en Nueva York. Su editora Lori Glazer rubrica la despedida: «Es verdad».
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Se acabó. Después de «Némesis» Roth no volverá a escribir negro sobre blanco. Llevaba tres años sin desenfundar la estilográfica. Antes, se había dedicado a releer en un eterno retorno hacia sus orígenes: «A los 74 años me di cuenta de que tenía mucho tiempo, y me decidí a leer las novelas que me gustaban con 20 o 30 años: Dostoievski, Turgueniev, Conrad, Hemingway ... y cuando terminé, me decidí a volver a leer todos mis libros, empezando por el final, por Némesis».
Tanto sufrimiento literario
Hasta que enfermó –causa por la que no pudo acudir en octubre a Oviedo a recibir el premio Príncipe de Asturias de las Letras– justo cuando leía El mal de Portnoy, que la considera imperfecta: «Quería ver si había perdido mi tiempo escribiendo». Atrás quedaban «Pastoral americana», «Me casé con un comunista», «La mancha humana», «Deudas y dolores», «La gran novela americana»...; premios –el Pultizer, Faulkner, Hemingway, Nabokov, Booker...–; su doctorado en Letras por Harvad, adaptaciones al cine... Roth anhelaba comprobar si había merecido la pena tanto esfuerzo, tanto sufrimiento literario, tanta sangre desgarrada desde el tintero de la creación.
Y decidió que había que terminar con tanta ficción: «No quiero leer ni escribir más. No quiero ni hablar. He dedicado mi vida a la novela. Estudié, me enseñó, escribí y leí. ¡Basta ya! He perdido el fanatismo de la escritura.Estoy cansado de todo esto». A sus 78 años, confiesa: «No sé nada de la América de hoy». Y preguntado, dos meses antes de las elecciones a la Casa Blanca, si Romney tendría una oportunidad ante Obama, Roth es profético: «No. Simplemente porque no tiene voluntad e incluso los estadounidenses están empezando a comprender que es aburrido. Si ganara, sería un desastre. Obama siempre me impresiona. Voy a votar por él. Pero, ¿quién soy yo para dar mi opinión en público?».
Sin rastro
Roth no quiere dejar ningún rastro tras su «muerte literaria»: «Le he ordenado a mis albaceas, a mi agente Andrew Wylie y a un amigo psicoanalista que destruyan todos mis escritos después de mi muerte. Yo no quiero que mis papeles personales estén por ahí. Nadie los tiene que leer. Todos mis manuscritos se encuentran en la Biblioteca delCongreso desde 1970».
Philip Roth se va de la literatura sin el premio Nobel –ha sido eterno candidado– pero con el Príncipe de Asturias de las Letras. En Oviedo se leyeron sus últimas palabras escritas. Derrochaban agradecimiento: «¡Mira, puedo decirme ahora, “hay algún lugar donde he conseguido hacerme comprender!”. Y si ese fuera el caso, nada me haría más feliz».
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