Los Lakers y su crisis de identidad
La marcha de Lamar Odom y el adiós de Phil Jackson han sembrado las dudas dentro del conjunto angelino
La tensión que se vivió sobre la cancha durante el choque contra los Clippers —con enganchón incluido de Pau Gasol y Chris Paul— refleja la crispación en la que vive sumido el vestuario de los Lakers desde que comenzó la temporada. Los cambios dentro del equipo han sido de gran calado, no solo por el adiós de Phil Jackson y Lamar Odom, dos de las piezas más importantes de los dos anillos conseguidos en los últimos años por los angelinos, sino por la falta de confianza que demuestran los jugadores en el nuevo proyecto liderado por Mike Brown.
En solo dos meses de temporada, los Lakers han pasado de ser un aspirante al anillo —al menos al título de campeón del Oeste— a luchar por entrar en los play offs. Escarbando en las causas de esa metamorfosis, encontramos uno de los males endémicos del equipo en los últimos años, que se ha acentuado con la marcha de Lamar Odom. El banquillo de la franquicia californiana nunca ha sido el mejor de la NBA. pero de ahí a convertirse en el peor, va un trecho. Apenas 19,4 puntos provienen de los suplentes, una cifra irrisoria, si tenemos en cuenta que en otros conjuntos poderosos como Oklahoma City o Dallas, se rozan o superan los 40 puntos de media. Sin Odom, ha sido Ron Artest —conocido como Metta World Peace desde esta temporada— el encargado de asumir ese rol, aunque con resultados claramente diferentes. Si Odom anotaba 14,1 puntos y capturaba 8,4 rebotes, Artest apenas llega a los 5,3 y 2,6.
Sistema de juego indefinido
El fichaje de Odom por los Mavericks no ha sido el único problema. A Mike Brown, el nuevo técnico, le persigue la sombra de «Zen Jackson». Bueno o malo, los Lakers tenían claro a lo que jugaban la temporada pasada. El ataque en triángulo que hizo famoso a Phil Jackson en su época en los Bulls, tenía en Pau Gasol a un referente muy importante. Por el español pasaban casi todos los balones de ataque y muchas de las jugadas estaban pensadas para que finalizaran en sus manos. Ahora, el pívot juega un papel marginal y ya se ha quejado por ello. Reclama más protagonismo en ataque, donde Bryant acapara uno de cada tres lanzamientos a canasta. «Considero que soy un jugador con unas cualidades especiales y me gusta utilizarlas; si no las uso y perdemos, me molesta porque creo que nos perjudica. Es algo que tiene sentido, que es de sentido común. Tenemos un juego interior potente y hay que saber aprovecharlo», ha afirmado el español.
Además, entre Kobe, Bynum y Gasol, suman más del 60 por ciento de los puntos, lo que deja muy mal parada a la plantilla angelina, hecha de retales descartados por otros equipos, como Troy Murphy o Jason Kapono.
Otro de los lastres que los Lakers evidencian esta temporada es su rendimiento lejos del Staples Center. Un solo triunfo en siete partidos disputados —logrado en Utah hace ya varias semanas— es un balance muy pobre para un equipo acostumbrado a ganar. En la tabla de clasificaciones, los Lakers son actualmente séptimos, con 11 victorias y 8 derrotas, uno de los peores arranques desde que Gasol juega en Los Ángeles.
Lejos del objetivo
Ese séptimo puesto del oeste, un drama para lo que se presuponía a principios de año, podría verse empeorado si no mejoran los resultados a domicilio, algo que se podrá comprobar estos días, ya que los Lakers disputarán ocho de sus próximos nueve encuentros lejos de su casa. Duelos que serán clave para el devenir del equipo y en los que podrá comprobarse si ese cambio de rol que reclama Pau Gasol, con más protagonismo en ataque, se lleva a cabo con cierta efectividad.
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