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Un rincón para volver a empezar

La Obra Social de Acogida y Desarrollo de la capital grancanaria inaugurará en breve un nuevo recinto para atender a las mujeres en situación de exclusión social

D. H.

DANIEL HERRERA

En un momento en que la coyuntura financiera acrecienta las cicatrices vitales entre la población isleña, la labor de la Obra Social de Acogida y Desarrollo se antoja fundamental para oxigenar y hacer más llevadero el día a día de muchos ciudadanos de la capital grancanaria.

De hecho, y pese a las lógicas estreches económicas, la organización dirigida por el Padre Jesús García Barriga inaugurará en breve su nuevo recinto para la acogida de mujeres marginadas. Un proyecto bautizado como Casa Amada Acosta que empezó a configurarse en 2007 pero que verá finalmente la luz en la próxima primavera.

«Ya en el recinto de Los Hoyos pensamos en llevar a cabo esta casa-hogar, pero con la llegada de la crisis esta idea quedó inicialmente suspendida. Ahora la hemos podido retomar y creo que es una excelente oportunidad para poner al alcance de todas estas personas las herramientas necesarias para que puedan integrarse en la sociedad con todas las garantías posibles», explica Barriga. Para ello no hay perfiles encorsetados. El objetivo es que toda mujer en situación de exclusión social tenga cabida en este inmueble social que contará con más de 30 habitaciones con baño personal.

«Hay señoras que por su edad o por su pasado (en este «target» Barriga incluye también a las personas drogodependientes o que han ejercido la prostitución) les cuesta más integrarse a un entorno que va cambiando cada vez con mayor velocidad», apostilla el responsable de la organización.

Personal multidisciplinar

La proximidad del recinto con la sede central de la propia OSDA permitirá interactuar a gran parte de la plantilla multidisciplinar de trabajo, que interactuará con las mujeres tanto para los oficios como para la asistencia sanitaria o las labores propias de comida, ocio y lavandería. «Las residentes podrán aprender una serie de oficios que sin duda les ayudarán a salir adelante una vez salgan de esta casa», expone el presidente de la Obra Social.

Aunque no hay tiempos máximos de estancia establecidos, la enorme demanda que se antoja para este inmueble prevé rotaciones trimestrales para que más de 90 mujeres puedan acogerse a este servicio anualmente.

A juicio de García Barriga, «tenemos que conseguir reciclar a estas personas y recuperarlas a una velocidad de crucero. Todos merecemos una nueva oportunidad y la experiencia nos dice que las mujeres tienen mayor facilidad que los hombres para “reinsertarse” con una labor», explica.

En una sociedad en el que las mujeres de mediana edad son el segmento más discriminado en el ámbito laboral, el optimismo que exhala la organización es más que loable: «Contaremos con psiquiatras, psicólogos, monitores, personal de asistencia e incluso un pequeño elenco de religiosas que tienen una gran experiencia entre los colectivos marginales».

Financiación

Lógicamente, esta solidaria hoja de ruta ha pasado por innumerables cálculos y vaivenes financieros, tal y como reconocen los propios rectores de la organización.

«Siempre lo tuvimos muy vivo y nunca renunciamos a este proyecto. Detrás de ello ha estado el esfuerzo y la estimable ayuda de muchas personas», resalta Barriga.

De hecho, el Gobierno autonómico facilitó para ello una cuantía cercana a los 200.000 euros en un plazo de dos años, mientras que el Cabildo (cuya aportación sigue pendiente) tenía previsto facilitar cerca de 100.000 euros. A nivel municipal, el Ayuntamiento otorga otros 50.000 euros en dos años. Y todo ello sin obviar el guiño de varios empresarios que han permitido que esta residencia cobre vida en pleno corazón de Vegueta.

«Aparte de ese gran esfuerzo colectivo, la OSDA ha realizado una seria de actividades para recaudar fondos y completar el presupuesto final, ya que este tipo de iniciativas requieren cifras considerables». Sin embargo, las cifras quedan en un segundo plano con el simple hecho de palpar y contemplar la magnitud de la empresa. No en vano la Obra Social sigue creciendo tras sus más de 20 años de existencia, plasmando con la Casa Hogar Amada Acosta (fraguada por los arquitectos Vicente Boissier y Edward Lynch) una nueva necesidad vital para una sociedad en constante transición.

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