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Caminar hacia atrás es bueno para tu salud: cada vez lo practican más atletas

Cuidar cuerpo... y mente

Caminar hacia atrás es bueno para tu salud: cada vez lo practican más atletas

La próxima vez que veas a alguien caminando hacia atrás por el parque, seguramente no se trate de un reto de TikTok ni de un fan torpe de Michael Jackson, sino de una forma inusual pero efectiva de cuidar su cuerpo y su mente. Te contamos lo que está descubriendo la ciencia gracias a la cabezonería de un estadounidense que, durante 290 días, caminó de espaldas de San Francisco a Nueva York.

Jueves, 20 de Marzo 2025, 16:08h

Tiempo de lectura: 5 min

En un mundo obsesionado con el progreso, la idea de caminar hacia atrás podría parecer una contradicción. Sin embargo, lo que alguna vez fue una simple rareza, una excentricidad de apostadores y aventureros del siglo XIX, hoy se revela como una práctica con múltiples beneficios para el cuerpo y la mente y objeto de estudio por sus posibles beneficios para la salud y el cerebro.

Si alguien puede considerarse un pionero en esto del retro-walking ese es Patrick Harmon. Existen algunos otros contemporáneos a él, pero fue este estadounidense el que más relevancia alcanzó primero. Motivado por una presunta y nunca confirmada apuesta de 20.000 dólares, Harmon emprendió en 1915 una insólita travesía de 6300 kilómetros desde San Francisco hasta Nueva York… caminando hacia atrás, con un espejo retrovisor adherido al pecho para no perder de vista el camino y la asistencia de su amigo William H. Baltazor. Si cumplía su reto en 260 días, se embolsaría el dinero. Si no, nada.

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Un nuevo entrenamiento. Recientes investigaciones han demostrado que caminar hacia atrás reduce la presión en las articulaciones y mejora la flexibilidad de los isquiotibiales.

Finalmente completó su hazaña en  291 días y ganó —si no la recompensa de 20.000 dólares— una importante fama que lo llevó a autoproclamarse 'Campeón mundial de la marcha atrás'. Aunque poco después, otro compatriota, Plennie Lawrence Wingo, batió su récord y se convirtió en leyenda por haber recorrido más de 13.000 kilómetros caminando hacia atrás, llevando esta práctica a un nivel épico.

Harmon recorrió de espaldas 6300 kilómetros. Según él, la caminata fortaleció tanto sus tobillos que «necesitaría un mazazo para torcerlos». Más de un siglo después, los científicos comienzan a darle la razón

Wingo era un empresario que, tras perder su negocio durante la Gran Depresión, decidió reinventarse con una idea tan absurda como genial: convertirse en el primer ser humano que diera la vuelta al mundo caminando hacia atrás. En 1932, se embarcó hacia Alemania. De Hamburgo caminó hasta Berlín, luego cruzó a Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria y, finalmente, a Estambul, donde acabó su periplo por problemas con las autoridades. Lo liberaron pero, tras regresar a Estados Unidos, dejó de caminar hacia atrás.

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La vuelta al mundo... de espaldas. Pocos pueden igualar la hazaña de Plennie Lawrence Wingo (1895-1993), un estadounidense que recorrió más de 13.000 kilómetros caminando hacia atrás. «Sube escaleras, esquiva peatones y automóviles, todo andando hacia atrás tan bien como una persona normal de frente —decía un medio de la época—. Su única ayuda son unas gafas con unos pequeños espejos a los lados de cada ojo».

Pero la hazaña de Wingo no quita mérito a la Harmon ni le arrebata el récord de ser el primero. El 22 de mayo de 1916, un periódico neoyorquino informó: «Hoy, Patrick Harmon, de Seattle, desfiló por las escaleras del Ayuntamiento caminando hacia atrás, guiándose con un reflector. Mientras esperaba para rendir homenaje al alcalde Mitchel, Harmon explicó que había recorrido 6300 kilómetros». Según él, la caminata fortaleció tanto sus tobillos que «necesitaría un mazazo para torcerlos». Más de un siglo después, los científicos comienzan a darle la razón.

Creciente curiosidad científica

Lejos de ser solo una curiosidad histórica, caminar hacia atrás ha despertado el interés de investigadores de todo el mundo. Janet Dufek, experta en biomecánica de la Universidad de Nevada, ha estudiado durante más de dos décadas los efectos de esta práctica en la salud. Sus investigaciones han demostrado que caminar hacia atrás activa músculos que no suelen ejercitarse con la marcha convencional, reduciendo la presión en las articulaciones y mejorando la flexibilidad de los isquiotibiales.

En el ámbito deportivo, muchos atletas han incorporado esta técnica para mejorar el equilibrio, la coordinación y la resistencia muscular. Y un estudio publicado en la European Journal of Applied Physiology sugiere a su vez que esta técnica es especialmente útil en la rehabilitación de lesiones de rodilla y en la prevención de problemas articulares. Además, se ha observado que personas que sufren dolor lumbar experimentan una reducción del malestar después de incorporar sesiones diarias de marcha en reversa.

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Récord chino. Xu Zhenjun (China) corrió el Maratón Internacional de Beijing hacia atrás y batió el récord, al completarlo en un tiempo de 3 horas, 43 minutos y 39 segundos el 17 de octubre de 2004.

Pero los beneficios no se limitan a lo físico. Michael Mosley, divulgador científico de la BBC, abordó recientemente en su podcast Just One Thing cómo caminar hacia atrás puede estimular el cerebro y mejorar la función cognitiva. La hipótesis se basa en que el cerebro necesita mayor esfuerzo para coordinar los movimientos y la orientación espacial en reversa, recalculando constantemente la postura y activando la corteza prefrontal, la región asociada con la memoria, la toma de decisiones y la resolución de problemas.

Caminar hacia atrás mejora la función cognitiva: el cerebro necesita mayor esfuerzo para coordinar los movimientos y la orientación espacial en reversa

Un experimento realizado en la Universidad de Roehampton, en Londres, analizó incluso la rapidez con la que los participantes resolvían una prueba de Stroop (una tarea que mide la capacidad cognitiva bajo interferencia). Los que caminaban en reversa lograban mejores tiempos de reacción en comparación con aquellos que solo caminaban hacia adelante.

Aunque todavía falta más investigación para comprender todos los efectos de esta práctica, caminar en reversa ha pasado de ser una simple curiosidad histórica a una herramienta con potencial terapéutico y deportivo.

De hecho, cada vez más atletas y fisioterapeutas han integrado la marcha en reversa en sus rutinas. En deportes de equipo y raqueta, se ha demostrado a la vez que mejora la agilidad y fortalece la musculatura sin sobrecargar las rodillas. Y para quienes buscan un reto físico diferente, también se ha comprobado que caminar hacia atrás quema más calorías que la marcha convencional, gracias a la mayor exigencia del movimiento.

Dicho todo esto, no está de más recordar que, como en toda actividad física, existen riesgos. Caminar hacia atrás aumenta objetivamente la posibilidad de tropiezos y caídas si no se practica en un entorno seguro.

Y un último argumento a favor: la diversión. «Hay muchas maneras de estirar los músculos y mejorar la movilidad, pero caminar hacia atrás es una forma entretenida de hacerlo», dice Dufek. Y, al parecer, también una manera eficaz de desafiar cuerpo y mente para seguir avanzando, aunque sea en la dirección opuesta.

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