Las lecciones de estilo del Rey Carlos III que debes tener en cuenta
El monarca siempre se ha caracterizado por su impecable estilo desde su juventud

El fallecimiento de la reina Isabel II ha ocupado titulares de cabecera en medios de comunicación de todo el mundo durante semanas. Además de la figura de la soberana, el otro gran protagonista del momento es su primogénito, Carlos de Inglaterra, ya coronado como Carlos III del Reino Unido.
A sus 73 años —74 el próximo 14 de noviembre—, Carlos III ha sucedido a su madre en el trono británico. Su figura genera indiscutiblemente más controversia y polémica que la de Isabel II , como hemos comprobado en estos primeros días de reinado en las redes sociales, pero no es nuestro objetivo en esta pieza avivar dicho debate. Sí lo es, en cambio, poner en valor su impecable estilo. Algo que no es de ahora, sino desde que era un joven príncipe que se preparaba para el cargo que ha asumido recientemente.
La vida de Carlos III, desde el punto de vista de la moda, es una lección de estilo constante. Si no tienes en la memoria imágenes suyas de su juventud y su madurez, basta con que disfrutes de su alter ego en la ficción, el actor Josh O’Connor, que le da vida en The Crown , serie de Netflix donde se muestra esto en lo que incidimos: la clase indiscutible para el vestir de Carlos III.

El estilo del rey del Reino Unido no es solo una lección de sastrería británica. Trajes perfectamente acoplados a medida a su figura fabricados con los mejores materiales y por las mejores manos, las de los sastres de una de las cunas de este oficio centenario ——. Lo es también por su gusto exquisito y, por encima de todo, muy personal. Mucho más atrevido de lo que pueda parecer o se le pueda suponer a una persona que regenta un cargo público como el suyo. Seguramente le vaya en los genes, puesto que no ha sido el primer Príncipe de Gales en erigirse como icono de estilo contemporáneo. No en vano, el rey Eduardo VIII le dio nombre a este icónico estampado antes de empezar su breve reinado. Un estampado que hemos visto en el armario de trajes de Carlos III a lo largo de sus muchos alis como heredero al trono.
Precisamente las mezclas de estampados que ahora tanto se llevan en el universo de la sastrería han sido siempre seña de identidad de Carlos III , que se negaba a aceptar determinados límites que parecía pecado cruzar a la hora de vestir un traje. Es, además, un fiel defensor de la tradición pero siempre con una mirada vanguardista, hacia el futuro, algo que hemos visto sobre todo en su empeño por seguir luciendo en público prendas con una enorme carga simbólica como el 'Kilt' escocés.
Precursor de tendencias
Qué decir también del abrigo Barbour, otra prenda icónica del estilo británico, pilar del armario de Carlos III, un amante de la vida campestre donde tanto juego da esta pieza que a él le queda como un guante. Tanto que hay muchas personas que la asocian directamente a él cuando la ven, igual que las camisetas de polo, prenda estrella del estilo preppy que bien podríamos haber bautizado desde la juventud del rey británico como ‘camisetas Carlos de Inglaterra’. Y, sobre su vertiente más casual, aunque siempre con un grado sobresaliente de formalidad, hay que ensalzar una última cuestión: su capacidad para mimetizarse con el entorno . En este sentido, fue un influencer antes de la era de las redes sociales: sus looks de caza, sus saharianas en enclaves calurosos, y sus camisas tropicales en sus visitas a Oceanía son algunos ejemplos. Carlos III fue uno de los precursores de vestir acorde a la cultura y la tierra a la que se rinde visita.
Pero es sin duda la sastrería, convirtiendo esta pieza sobre Carlos III en capicúa, el terreno en el que el nuevo rey británico marca la diferencia con mucha distancia sobre otros hombres elegantes famosos. Más allá de la selección exquisita de casas de artesanía textil en las que confía para hacerse sus trajes o arreglar los que tiene —la sostenibilidad es una de sus lecciones de estilo—, de las que antes hemos citado las principales, hay que tener la capacidad innata para saber escoger en base al contexto y al momento personal el color y el traje ideal, y esto lo hace Carlos III como pocos. De hecho, aunque ahora tiene mucha competencia porque es tendencia desde hace alguna temporada, es complicado encontrar a quien haya lucido la americana de doble botonadura o cruzada como él .
Es plenamente consciente además de que hay detalles que enriquecen incluso al mejor traje. Uno de ellos es un abrigo largo y recto en invierno , nada de chaquetas tres cuartos ni otros inventos de aire deportivo que solemos ver a menudo encima del traje. No, tampoco chalecos entre la camisa y la blazer… Y otro factor clave son los complementos, tanto la corbata como, especialmente, el pañuelo, al que pocas veces hemos visto renunciar a Carlos III. A partir de esta base impecable e innegociable, introduce la última variante: su creatividad y gusto personal para jugar con estampados y colores en la camisa y la corbata. Él nunca tuvo miedo, por ejemplo, a juntas topos y rayas, ni cuadros con cualquier otro print.
En definitiva, siempre fue un adelantado a su tiempo en cuestión de moda, y lo fue de la forma más clásica posible: siendo un maestro de la sastrería.
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