MODA
Camisa vaquera: guía de estilo del básico que nunca falla
Descubre cuando sí y cuando no debes llevar esta prenda que no deja de ganar adeptos
La camisa vaquera es infalible. Keep calm and camisa vaquera. O, como dirían los adolescentes, la camisa vaquera mola. Es así, esta prenda en el armario masculino no puede faltar.
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Lo suyo se parece a lo que uno experimenta con determinados sabores: al principio, no terminas de verle la gracia y se queda arrinconada en el armario, pero poco a poco, sorbo a sorbo o mordisco a mordisco, le vas cogiendo el gusto y en poco tiempo te juntas con cuatro modelos distintos en la parte central de la zona del vestidor dedicada a las camisas. Y con razón, porque es una prenda que lo tiene todo. Lo mejor de la moda del siglo XX, pero perfectamente adaptada a la tercera década del siglo XXI. Eso sí, funciona en casi todos los contextos, pero no en el 100%, que algunos hombres son tan fanáticos de ella que cruzan el limite.
Uniforme cowboy
La discusión sobre la camisa denim se centra en cuándo se puede y no se debe llevar, ya que no hay ninguna duda de que es un ‘must’. No en vano, es pieza principal del estilo de iconos masculinos como David Beckham . Solemos citar casi siempre al exfutbolista inglés como ejemplo, pero es que pocos hombres, por no decir ninguno, generan el cuórum en cuestión de estilo del empresario británico. Da igual cuántos años pasen, si se lo pone Beckham a menudo, son palabras mayores.
Como la chaqueta vaquera , la camisa fue creada por Levi’s Strauss , firma por excelencia -hablando de iconos, aquí tenemos otro- de la moda denim. De hecho, la chaqueta fue la madre de la camisa; de la primera nació la segunda. Fue concebida como prenda para completar el uniforme cowboy, y lo que no está del todo claro en la historia es quién decidió sustituir los botones clásicos por los corchetes, que son marca de la casa de las camisas vaqueras junto a su tejido, si bien hoy en día se hacen ya diseños con botonadura clásica, al igual que se experimenta con todo tipo de cuellos.
Y es que la camisa vaquera, debido a ese halo de informalidad que la envuelve en comparación con el resto de camisas, es infinitamente más versátil que estas en lo que a diseño se refiere. Y esta es seguramente una de las claves por las que sigue estando tan arraigada en la moda contemporánea una prenda que era vanguardia ya en los años 50, cuando Levi’s lanzó su famoso modelo Sawtooth Western shirt, inconfundible gracias, entre otros detalles, a la solapa en forma de diente de sierra de sus bolsillos frontales.
Cuestión de límites
Precisamente está en ese halo de informalidad mencionado la clave para entender dónde está el límite en el 2020 con la camisa vaquera. Está claro, y así lo hemos recalcado habitualmente en textos pasados, que todo está mucho más difuminado en lo que a la moda se refiere, pero no parece lo más indicado vestir esta camisa con un traje. No se le pueden poner puertas al campo, pero tan importante es sorprender si es lo que se busca como no pecar de pretenciosidad, de ahí que si decides dar el paso y probar con esta opción pese a lo arriesgado de ella, lo ideal es hacerlo en clave casual friday y evitando los diseños con bolsillos frontales, porque pierden su sentido estético si llevas una americana encima.
Por este mismo motivo, se debe descartar al 100% como opción en eventos formales a los que acudas como invitado. Quizá pienses que sobra decirlo, pero es posible que te hayas sentado alguna vez cerca, en un bautizo o una comunión, de alguien vestido con camisa vaquera. No estamos hablando de ciencia ficción, créenos. Además, tampoco parece la prenda más indicada para acudir a la oficina salvo que el código de estilo de la tuya sea propio de una start up de Silicon Valley, lo cual es un lujo porque te da carta blanca. Pero si no es así, déjala, como mucho, para los viernes. Y en ese caso si puedes jugar con una americana de distinto color al pantalón para rodearla.
Por lo demás, pocos contextos se le resisten a la camisa vaquera. Basta con prestar atención a pequeños detalles de estilo para no meter la pata, cosa que es bastante difícil de hacer con esta prenda, una de las más agradecidas del vestuario masculino.
Como nociones básicas sobre las que explorar en base a tu estilo propio, recuerda que siempre funciona bien como sobrecamisa de una camiseta blanca lisa de cuello redondo, tanto abierta del todo como dejando abiertos solamente los dos o tres botones superiores , hasta dejando nada más que el último sin abrochar, aunque eso permita que se vea la camiseta interior -como la llevaba papá-. En este caso sería más conveniente que fuera un diseño de tirantes para evitar que se concentren problemas de transpiración en las axilas.
Y aprovechando que está tan de moda la estética de la segunda mitad del siglo pasado, igual que hace una década se abrochaba entera porque así llevaban las camisas los hipsters del barrio neoyorquino de Williamsburg, ahora es momento de explorar con las combinaciones ‘denim on denim’.
Saca tu verdadero espíritu cowboy y combínala con unos jeans del mismo color, como hacían los vaqueros del lejano oeste cuando Levi´s puso en el mapa la moda denim, o explora la mezcla de tonos sin salir del tejido vaquero. Si el vaquero es blanco, cualquier tono de camisa es acertado, pero si no lo son, suele funcionar mejor que este sea más oscuro que la camisa vaquera.
Y no podríamos hablar de versatilidad si no fuera una prenda que funcionara también con pantalones que no sean vaqueros, cosa que la camisa denim hace de forma sobresaliente, sobre todo con los diseños relajados, de corte recto y ligeramente holgado , que tanto se llevan hoy en día. En definitiva, lo mejor es que pruebes opciones que apunten a todas las direcciones mencionadas y te diviertas jugando con la camisa vaquera, la pieza más polivalente que existe.
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