Svetlana Mojsov, la descubridora olvidada de Ozempic que ahora reconoce el Princesa de Asturias
La investigadora ha sido premiada, junto a otros cuatro científicos, por su papel en el desarrollo del fármaco antiobesidad tras años de lucha por su patente y su autoría
Premio Princesa de Asturias para los 'padres' de Ozempic, el milagro para adelgazar

Los premios Princesa de Asturias de Investigación Científica 2024 han reconocido a quienes dieron los pasos necesarios para alumbrar Ozempic, el medicamento que ha revolucionado la forma de tratar la diabetes y la obesidad. Y el primer tratamiento capaz de conseguir pérdidas de ... peso reales sin graves efectos secundarios, uno de los grandes retos farmacéuticos.
El Princesa de Asturias no es el primer reconocimiento para tres de los cinco galardonados por su trabajo en el desarrollo de este medicamento estrella, pero sí la primera vez que un galardón internacional reconoce plenamente la contribución de la bioquímica Svetlana Mojsov.
Por eso, el premio busca también hacer justicia. La investigadora, ahora en la Universidad Rockefeller en Nueva York, jugó un papel crucial en el inicio de su desarrollo. Hace décadas, en los años 70 y 80 participó en el hallazgo del GLP-1, la hormona que suprime el apetito y que está detrás de éxito de los superventas Ozempic o Wegovy. Las investigaciones de Joel Habener, del hospital General de Massachusetts de EE.UU., Daniel Drucker, de la Universidad de Toronto (Canadá), Jeens Juul Holst, de la Universidad de Copenhague o Jeffrey Friedman, los otros premiados también fueron claves. Pero en la narrativa científica del descubrimiento, Mojsov casi siempre se quedó fuera del relato.
Esa falta de reconocimiento también afectó a su trayectoria. Nunca dirigió su propio laboratorio ni consiguió una financiación importante y constante. Casada con un inmunólogo estrella, optó por quedarse en la sombra. Prefirió ayudar a colegas más jóvenes a atraer el foco sobre su trabajo. Aunque con los años Mojsov fue cambiando su actitud y empezó a luchar por su reconocimiento.
Animada por otros colegas, con el éxito comercial de los medicamentos, empezó a luchar por cambiar su expediente. Una amiga química solicitó una rectificación a The New York Times después de que no se la incluyera en un reportaje sobre la investigación de Ozempic. Y la propia investigadora protestó también por su omisión en un artículo de la revista científica Nature que, finalmente, tuvo que rectificar. Como también hizo Cell, otra de las biblias de la ciencia, en un artículo similar sobre las investigaciones del milagro antiobesidad.
Mojsov, Habener y Jens Juul hallaron la hormona GLP-1 en el aparato digestivo casi al mismo tiempo. Pero el grupo del Hospital de Massachusetts (MGH) fue el primero en probar en personas la molécula como supresor del apetito. Habener inyectó el péptido a personas sanas y diabéticas. Así comprobó como el GLP-1 provocaba la liberación de insulina cuando aumentaban los niveles de glucosa, por ejemplo, después de comer. Por eso se consideraba a Mojsov como un actriz secundaria y a Joel Habener como el primero en darse cuenta de la importancia del GLP-1.
Lucha de patentes
Pero la historia del hallazgo de Ozempic va más allá de la búsqueda de un reconocimiento profesional. Es también una historia de lucha de patentes en la que hay en jugo mucho dinero.
La ley exige hacer una contribución «no insignificante» a la «concepción de la invención reivindicada», en lugar de limitarse a realizar experimentos. La disputa con la oficina de patentes de todos los investigadores se prolongó durante años, después de que se concedieran bajo licencia a la empresa farmacéutica Novo Nordisk, que es quien desarrolló finalmente los fármacos.
El primer beneficiado fue Habener hasta que entre 2004 y 2006 se aceptó incluir a Mojsov. Holst y Drucker afirman que nunca se beneficiaron económicamente de los agonistas del GLP-1.
La revista Science recordaba cómo durante años, la única pista de la relación de Mojsov con el superventas de Novo Nordisk fue un bolígrafo amarillo que había en su mesa, con el nombre impreso de un medicamento de la farmacéútica danesa para la diabetes.
Efecto holístico
Más allá de la lucha por el reconocimiento de un gran avance, ya pocos dudan de que Ozempic es un gran fármaco, con todas sus luces y sombras. No solo porque puede hacer frente a una enfermedad tan compleja como la obesidad, como por su efecto holístico. Cada día aparecen investigaciones que revelan nuevos beneficios como la reducción de la presión arterial, los beneficios para el hígado, el riñón, para el tratamiento de adicciones y hasta de su capacidad para luchar contra el deterioro cognitivo o la anorexia nerviosa.
¿Es un fármaco milagro? El tiempo lo dirá.
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