Bebidas energéticas: los efectos peligrosos en menores que han llevado a Galicia a prohibirlas

Galicia ha tomado la decisión de prohibir en 2024 y de manera absoluta la venta y consumo de bebidas energéticas entre los menores de edad. Esta medida legislativa representa un enfoque sin precedentes en España para abordar el problema del abuso de estas bebidas estimulantes. Según los pediatras, el consumo de estos refrescos puede provocar riesgos para salud como taquicardias, aumento de la tensión arterial y arritmias. Algunos profesionales, como el pediatra Hilario Sosa, advierten incluso de que su consumo se ha relacionado con la muerte súbita en jóvenes.

«Las bebidas energéticas se componen principalmente por una cantidad de café que oscila entre los 200 y 400 mg, que es lo relativo a tres tazas de café. A esa cantidad, que supera la dosis máxima de cafeína diaria recomendada, se le añaden productos como ginseng, taurina, complejos vitamínicos y azúcar en cantidades importantes», aclara en declaraciones para Europa Press. Este cóctel de estimulantes puede ser nocivo para los más jóvenes.

En el aspecto neurológico puede provocar insomnio, irritabilidad, estrés, ansiedad e incluso daños renales secundarios a los problemas cardiovasculares. Sosa apunta que «los efectos por el consumo a largo plazo aún están por estudiarse», por lo que se podrían sumar muchas más consecuencias negativas de su abuso.

La obesidad es otro efecto alarmante, que se produce en muchos casos en combinación con el sedentarismo. «Todos los organismos internacionales relacionados con la salud, desde la Academia Americana de Pediatría, la Sociedad Española de Pediatría hasta la Organización Mundial de la Salud, han estudiado el daño que le produce a nuestra juventud el consumo de estas bebidas», comenta el pediatra.

Los jóvenes también pueden experimentar un aumento en los niveles de insulina en sangre y hacerlos más propensos a padecer diabetes tipo 2 en el futuro.

Los especialistas han que los adolescentes cada vez comienzan antes a tomar estas bebidas. Sosa cree que se debe a varios factores, entre los que se encuentra «la venta en supermercados, tiendas de barrios o grandes superficies donde se localizan al lado de bebidas o refrescos». Además, no aparecen etiquetadas como bebidas peligrosas y la preocupación de los pediatras es que los niños comienzan a consumir estos productos a partir de los 10 años.

En muchas ocasiones se confunden con bebidas isotónicas, utilizadas para calmar la fatiga y recuperar las sales y el agua que se pierden haciendo deporte. «El principal problema de las bebidas energéticas es la alta adicción que producen, debido principalmente a la cafeína y el azúcar», ha comentado. Las energéticas no son beneficiosas para la recuperación muscular. Otorgan un chute de energía, pero acumulan la fatiga.

Otro problema es la mezcla con alcohol, que enmascaran los efectos en el organismo del alcohol, a cambio de aumentar la euforia y disminuyendo la fatiga y el agotamiento. Como consecuencia, el paciente no nota el efecto del alcohol y eso podría llevar a intoxicaciones graves.

La falta de información entre la población adolescente «evidencia la necesidad de concienciar a una edad temprana», ha comentado el experto. La recomendación del doctor Sosa es «no utilizar este tipo de bebidas». «Los adultos en un momento determinado podrían tomar una cantidad en formato pequeño. Los adolescentes, nunca», ha zanjado.