Tapas a medio euro para celebrar los 60 años de Manolo Mayo
El restaurante de Los Palacios celebró ayer un aniversario especial con precios de otra época
Manolo Mayo lanza una línea de aperitivos artesanos en su restaurante de Sevilla

Comprobar en la carta de Manolo Mayo, el prestigioso restaurante de Los Palacios y Villafranca, ganador de numerosos premios, que se anuncia, al menos por un día, menudo de ternera con garbanzos, asadura en salsa, huevos a la flamenca o carne con tomate sorprende sobremanera a los comensales habituales.
Son platos, en su mayoría, considerados humildes debido principalmente al bajo coste de la materia prima, pero poseedores de un portentoso sabor añejo que rezuma autenticidad y esencia de la tierra. Precisamente por esto último, el conocido establecimiento decidió ayer elaborarlos para conmemorar su 60 aniversario. Además, el precio (simbólico) de las tapas fue otro guiño a los inicios, ya que fue de 83 pesetas. En 1963 las comandas costaban algo menos, pero ayer se redondeó el precio para que al cambio fuesen 50 céntimos de euro exactos.
La iniciativa fue todo un éxito, ya que el anuncio previo sirvió para que un gran número de clientes fuesen a degustar estos manjares prácticamente 'descatalogados' en los grandes restaurantes. Uno de los que más disfrutó ayer de la original propuesta fue Miguel Gómez, el camarero que más años ha trabajado en este templo gastronómico del Bajo Guadalquivir, desde 1963 hasta 2013. Entró con 15 años y salió con 65, cuando se jubiló. Medio siglo sirviendo en una casa que para él es exactamente eso, su casa. «Es mi familia, no biológica, pero sí de corazón».
El aroma e, incluso, el simple nombre de los platos, invitan a Miguel a ejercitar sin mesura la nostalgia. «El cocido de garbanzos que preparaba Emilia (Cabrera) era un espectáculo, lo dejaba reposando toda la mañana a fuego lento sobre el hornillo de carbón. Estaba buenísimo, por algo fue uno de los grandes reclamos en aquellos inicios», recuerda visiblemente emocionado mientras paladea una deliciosa sangre encebollada elaborada para la ocasión.
El veterano camarero ha sido testigo de excepción del descomunal crecimiento que ha experimentado este negocio fundado en 1963 por Manolo Mayo. «Cuando empezamos esto era como una especie de nave industrial: una casa a dos aguas, con chapas de hierro arriba y unas vigas de madera muy grandes. Había una barra pequeña, dos mesitas y un comedor para muy pocos comensales con un televisor al fondo. Fíjate en qué se ha convertido sesenta años después».

Ya en 1985 se hacen cargo del negocio sus hijos Curro y Fernando, junto a sus respectivas esposas Mari Ángeles y Loli. Entre todos dieron al restaurante un salto de calidad, ofreciendo una cocina más elaborada y afrontando una obra millonaria.
Así fue como empezó esta aventura de fogones y mostradores que hoy alcanza a los nietos, una tercera generación que honra y de qué manera a una saga que se ha labrado prestigio en el ámbito culinario andaluz a fuego lento, como los garbanzos de Emilia, y que ha sabido seguir y mejorar una línea trazada hace exactamente seis décadas; mutando el proyecto original que ofrecía potajes a camioneros que iban de paso, en un sofisticado restaurante que sirve su demandadísima milhoja de salazón y ahumados sobre láminas de tomate de Los Palacios a personajes como John Kennedy, Andrea Boccelli, Carlos Herrera, Raphael, Curro Romero, Antonio Burgos o Cristina Hoyos.
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