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Semana Santa de Sevilla

Balance de 2021

El año que cambió el concepto del culto externo: la misión del Gran Poder

El traslado del Señor a Tres Barrios ha supuesto una revolución para las cofradías y la sociedad en la forma de celebrar un acto extraordinario

El Gran Poder, en Tres Barrios J.M. Serrano
Javier Comas

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El año 2021 en Sevilla deja consigo su gran estampa: el Señor del Gran Poder en Tres Barrios. La pandemia dio una tregua al llegar el otoño y los plazos se cumplieron. El anhelo proyectado por la hermandad para 2020 con motivo del cuarto centenario de la imagen de Juan de Mesa y aplazado un año por la irrupción del Covid-19, se hizo realidad en las tres semanas que el Señor dejó atrás San Lorenzo para abrazar a los que se sienten más abandonados en las periferias.

Este acto ha revolucionad o la forma de entender una salida extraordinaria en las cofradías con un concepto claro: una imagen con una devoción que trasciende sus lindes es trasladada en misión a una zona deprimida de la ciudad. El Gran Poder lo hizo posible. Aquella idea que Bueno Monreal impulsó en 1965 se elevó a la máxima expresión en este otoño inolvidable en Sevilla.

La Santa Misión del Gran Poder en Tres Barrios ha sido uno de los acontecimientos religiosos más importantes de la historia contemporánea de la ciudad. El Señor se trasladó el pasado 16 de octubre a las barriadas más deprimidas de la ciudad durante tres semanas, pasando por las parroquias de la Blanca Paloma, Nuestra Señora de la Candelaria y Santa Teresa . Cada uno de estos templos se convirtió en un centro de peregrinación para miles de devotos que durante 21 días acudieron a rezarle al Gran Poder.

Sin alaracas y solo el Señor entre su verdadero pueblo, ese que inundó cada tramo de sus traslados y de la procesión extraordinaria triunfal de regreso sobre su paso. Un cuarto centenario más uno que no precisó de una clásica procesión al uso para celebrar un evento extraordinario. Todo fue más trascendente, una revolución que hizo que toda una ciudad y desde fuera de ella, s e pusiera el foco en una de las zonas más pobres de Europa . Lo consiguió el Señor.

Quedará en la memoria su paso a extramuros, trance simbólico antes de andar por Luis Montoto que lo llevó hasta Tres Barrios tras visitar la parroquia de Nervión, como en 1965. Su entrada en Navíos Argos ante el asombro del pueblo que imploraba en rezos quedará en el recuerdo como el traslado hasta la Candelaria. Las llagas de la pobreza que el Señor tocó y que proyectó al mundo. La lluvia, que también apareció en la procesión a Santa Teresa, rompieron las ilusiones de los vecinos del Cerro. El regreso, con la visita a aquel sanatorio que llevaba su nombre y el imponente paso sobre el Puente de San Bernardo para llegar a la Catedral por el camino de la memoria y la historia de la ciudad, esa que arropó al Señor en su paso en su regreso vestido de majestad. Zamarreón de autenticidad de las cofradías, el Gran Poder de la piedad popular llegó en 202 1 .

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