Festival de Sevilla de cine europeo
Daniel Brühl: «No sueño con dirigir una película de acción en Estados Unidos»
El actor hispanoalemán recibió ayer el Premio Ciudad de Sevilla del festival de cine y estrenó en España su debut como realizador: ‘La puerta de al lado’

En 2003 un joven llamado Daniel Brühl pasó de ser un perfecto descocido a convertirse en el yerno perfecto que querría para su hija cualquier madre alemana. La culpa la tuvo ‘Good Bye, Lenin!’ , punto de partida de la carrera de este ... actor hispanoalemán que se ha convertido en uno de los intérpretes más sólidos cine europeo, con películas en el continente —incluidas incursiones en España con títulos como ‘Eva’— que ha alternado con una proyección creciente en Hollywood , donde lo han dirigido Ron Howard y Quentin Tarantino, y triunfa actualmente en títulos y series del universo Marvel , como ‘Falcon y el soldado de invierno’ .
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Ahora, este intérprete debuta como director con ‘La puerta de al lado’ , una negra comedia berlinesa en un ‘tour de force’ interpretativo con Peter Kurth , su antagonista en un film en el que un actor de éxito, con numerosos puntos en común con Daniel Brühl, se enfrenta en un duelo dialéctico a su vecino, un desencantado alemán del Este con la reunificación y la gentrificación de la capital. La película, que inauguró la Berlinale, tuvo ayer su estreno en España en el Festival de Sevilla , del que ABC es digital partner, donde el actor recibió el Premio Ciudad de Sevilla por toda su carrera interpretativa. La película se estrena en cines de toda España el próximo 19 de noviembre.
¿Cómo le sienta el premio?
Estoy increíblemente agradecido. Además, me siento muy orgulloso y feliz de estrenar mi primera película con este prestigioso premio en un gran festival europeo.
La ciudad la conocía, pero no venía por aquí desde hacía veinte años.
Vine por primera vez con dieciséis años, y luego he vuelto un par de veces, pero la última vez hace veinte años.
¿Tiene algún rincón de la ciudad que le guste especialmente?
La arquitectura y la belleza son brutales. Es impresionante lo precioso que es y después está el ambiente, la gente, los andaluces... viniendo de Berlín puede imaginarse que es un contraste brutal. La generosidad, el respeto y la alegría de la gente me encanta.
¿Por qué decidió debutar como director con una película tan de actor?
Quería sentirme seguro y capaz de contar esta historia, porque si haces tu primera película debe ser personal, debes saber de lo que estás hablando. Pero también todos me decían que no actuara, porque ya es suficientemente complejo dirigir... pero pensé que ese personaje siendo actor era la víctima perfecta para los ataques de su vecino. Al principio pensaba que podía ser un político, un arquitecto... alguien con cierto éxito o fama, pero yo no conozco esos mundos tan bien.
«Mi intención era hacer una película sobre Berlín, sobre cómo percibo la ciudad en este momento»
Viendo la película es fácil preguntarse cuánto hay de usted en un ese actor trilingüe y que alterna rodajes en Europa y en Hollywood. ¿Ha buscado reírse de sí mismo?
Sí, es mi sentido del humor. Es una actitud muy sana si sabes reírte de ti mismo. El guionista y yo nos divertíamos mucho pensando en todas las anécdotas, humillaciones y experiencias que he tenido a lo largo de mi carrera. Claro, no quería que se viera esta película como un relato personal de los traumas que yo he tenido como actor, porque no es un drama sino una comedia. Ha habido gente, además, que me ha dicho: tú no eres así porque la vanidad y la arrogancia de ese actor son insoportables. Ni siquiera diría que es una versión negativa mía.
De hecho, el gran tema de la película es Berlín, su gentrificación, y la reunificación alemana, de los triunfadores y los que se quedaron atrás.
Efectivamente, lo que interesaba de verdad era el fenómeno de la gentrificación y este es el punto de vista más personal de la película, porque desde que me fui a Berlín, y también el tiempo en que viví en Barcelona, siempre me he sentido como parte de la gentrificación. No me sentí culpable pero sí parte de este fenómeno. Con ‘Good Bye, Lenin!’ me enamoré de Berlín y me fui a vivir allí. Pero veinticinco años más tarde aún me sigo sintiendo como alguien de fuera. Alucino con que después de tantos años de la caída del muro las diferencias aún sean tan grandes.
Al personaje del berlinés Bruno no le gusta mucho la reunificación.
Hay incluso gente que dice que antes era mejor, que por lo menos tenían un trabajo fijo, más seguro. El Oeste ha invadido al Este y hay muchas promesas falsas de la política de entonces y lo que vino después. Estos países no se han nivelado, hay una desigualdad enorme. Mi intención hacer una película sobre Berlín, sobre cómo percibo la ciudad en este momento.

Tras esta experiencia, ¿piensa seguir dirigiendo?
Sí. Esto me lo planteé de una manera muy pragmática: si la película y la experiencia resultaban un fracaso, no lo iba a hacer otra vez. Quería probarlo, al menos esta vez, y he disfrutado mucho de todo el proceso cinematográfico. Estoy trabajando ya con el guionista Daniel Kehlmann: hay una idea para una película y para una serie. Y esta vez tengo claro que no voy a estar en la película como actor.
Imagino que compaginará dirección e interpretación.
Sí, pero yo no me siento un director. He dirigido una película y ojalá vaya a dirigir otra más, y otra más. Pero me siento actor y los próximos proyectos que quiero realizar son como actor y también como productor. Por eso me he unido a una productora en Alemania que me ha permitido rodar mi propia película y también entrar en el mundo de la producción. Uno de los proyectos más ambiciosos que tenemos es adaptar la novela ‘Nada nuevo en el frente del Oeste’, de Erich Maria Remarque.
«Los directores de fuera, sobre todo de Estados Unidos, descubrieron mi lado oscuro. En la películas del universo Marvel quieres ser el malo»
Y continuará alternando sus papeles en Hollywood y en Europa.
Ojalá la próxima película me lleve a Chile y sea en castellano, que hace tiempo que no lo hago, pero tiene que anunciarse más adelante. Y a mí lo que me divierte es que todo sea lo más diverso e irme al universo Marvel, que es un parque de aventuras...
¿Cómo ve un actor europeo ese universo?
A mí me encanta, porque es un entretenimiento muy inteligente si quieres entrar en él. Si te gusta ese mundo, notas que todo está muy bien hecho y que productores, directores, el equipo, los actores... son increíblemente profesionales y te tratan muy bien.
¿Haciendo de malo se lo pasa uno mejor en las películas de superhéroes?
Obviamente y a esto hago referencia en la película. La imagen que tuve después de ‘Good Bye, Lenin!’ durante mucho tiempo es que yo era el tío más simpático en Alemania. Así que los papeles que me ofrecían iban siempre en esa dirección y se convirtió en una pesadilla. Los directores de fuera, sobre todo en Estados Unidos, descubrieron mi lado oscuro y la parte mala. En las películas del universo Marvel quieres ser el malo.
Pese a sus papeles en Hollywood siempre vuelve a Europa, ¿le interesa seguir en un cine con narrativas menos convencionales?
Sí, es de donde vengo, es el cine que me ha marcado. Eso ya empezó con la educación cinematográfica de mi padre que era director. Me siento muy europeo y me siendo muy privilegiado de que me llamen los americanos y pueda trabajar con directores como Tarantino o Ron Howard, con los que he aprendido muchísimo, pero al final siempre voy a volver. Y las historias que yo quiero contar noto que son historias europeas. No sueño con hacer una película de acción en Estados Unidos, no es mi reto. Y espero poder trabajar más por aquí y de hecho me he mudado con mi familia a Mallorca, aunque no soy el único alemán que ha tenido esta idea. Pero noto que haciéndome mayor echo de menos España después de haber vivido más de veinte años en Berlín.
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