cultura
Paloma Sánchez-Garnica: «En el Berlín de posguerra se hacía lo que fuera para subsistir, vulnerándose las normas morales»
La autora madrileña y Beatriz Serrano, ganadora y finalista del Planeta 2024, han presentado este lunes en la Fundación Cajasol de Sevilla sus libros
Paloma Sánchez-Garnica gana el premio Planeta: «No me he rendido y lo he conseguido»

Desde que el pasado 22 de octubre se conociera la noticia de que Paloma Sánchez-Garnica había ganado el Premio Planeta 2024 por 'Victoria' y Beatriz Serrano había sido la finalista con 'Fuego en la garganta', ambas autoras llevan ... realizando una frenética gira de promoción por media España que ha recalado este lunes en Sevilla, donde han presentado sus novelas en la Fundación Cajasol.
Sánchez-Garnica ya rozó la gloria del premio en 2021, cuando fue la finalista por su obra 'Últimos días en Berlín'. «Me quedé a las puertas entonces y no logré el Premio Planeta por un solo voto», asegura. Esta novena novela, que ha sido por fin la galardonada, la comenzó como sus otros libros anteriores, «con la idea de que me apasionaran la historia y los personajes, pero sin pensar en el lector y, ni mucho menos, en el futuro. Pero la terminé en mayo y me planteé intentar presentarme otra vez al Planeta a ver si sonaba la flauta, y sonó. Para mí ha sido como llegar a la meta de un camino que ha durado más de cuatro décadas, las dos últimas solamente dedicadas a la escritura. He intentado construir lo que quiero ser, lo que quiero hacer y transmitir».
Ese trayecto no ha sido fácil, según confiesa la escritora madrileña, ya que ha vivido un camino «con muchas inseguridades, desesperación a veces y desasosiego, pero también ha sido un camino absolutamente fascinante con momentos de alegría y remontadas tremendas. Ahora he llegado a la cima de una montaña, pero eso no quiere decir que todo acabe aquí. Se presenta un horizonte muy ilusionante que me hace sonreír».
La autora de 'La sospecha de Sofía' retrata en su última novela un Berlín devastado tras los efectos de la Segunda Guerra Mundial. «Entre los habitantes había poca esperanza, lo que sí había era la intención constante subsistir y para ello se hacía lo que fuera. Y cuando digo lo que fuera, me refiero a que se vulneraban las normas morales y la dignidad. Todo se metía en un bolsillo con tal de conseguir un abrigo, una pastilla de jabón, unos zapatos o algo de comer, no sólo para uno mismo, sino para los seres que amaban».
En ese contexto se encuentra la protagonista de la novela, Victoria, una mujer que trata de sobrevivir en aquella época tan devastadora que le ha tocado vivir. «Es una mujer inteligente, le encanta la física y desarrolla el proyecto de un lenguaje cifrado en el que pone todo su empeño, pero los horrores de la guerra la llevan por otros derroteros. Al acabar la contienda se ve obligada a cantar en un club nocturno. Además, de ella dependen la subsistencia de su hermana y de su hija».
Para esta autora, la historia que tiene Berlín desde le Primera Guerra Mundial hasta la caída del muro es «extraordinaria», pues esta capital «se ha destruido, se ha reconstruido, ha habido crisis, ha habido nazismo, una Segunda Guerra Mundial, posguerra, la construcción del muro, etc. Ha sido tanto lo que ha sufrido esta ciudad que en cada esquina hay una historia. A mí, como escritora que cuenta historias, me fascina esta ciudad porque representa mucho de lo que ha sido Europa en el siglo XX».
El falso sueño americano
Victoria tratará de ir a Estados Unidos para vivir el sueño americano, pero cuando lo consigue, un chantaje sin escrúpulos le obliga a hacerlo sin su hija ni su hermana. En América está condicionada por el amor de Robert Norton, que «los salva, pero también los expone a las amenazas y los convierte a cada uno de ellos en la parte más vulnerable», dice Sánchez-Garnica. En esa época no era fácil vivir en Estados Unidos porque en los estados del sur estaban vigentes las leyes de segregación racial, que iban contra la Vigesimocuarta Enmienda, pero que fueron legitimadas en 1896 por el Tribunal Supremo con la frase «iguales pero separados», que supuso la discriminación absoluta de la población negra. Eso se mantuvo hasta 1954, siendo un negro culpable por el hecho de ser negro. También si un blanco defendía los derechos de los negros se convertía en objeto de señalamiento, acoso y derribo «en defensa de la superioridad raza anglosajona, y eso nos suena del nazismo, por la superioridad de la raza blanca anglosajona que defendía el Ku Klux Clan», comenta la autora. Ese fanatismo contra la raza negra lo retrató magistralmente Harper Lee en su novela 'Matar a un ruiseñor', que fue también llevada al cine de una forma soberbia.
Esta novela no deja de retratar historias de gente de la calle que atrapan a los lectores desde la primera página. A este respecto, la autora dice que «la literatura tiene la grandeza de poder entender cómo gestionan los seres humanos sus sentimientos en determinadas circunstancias con unas leyes que te obligan y que te defienden en lugares y épocas distintas en un contexto histórico concreto con unos valores morales que cambian con el tiempo y con unos prejuicios que te condicionan. En un momento determinado, como lector te puedes ver reflejado en las decisiones o dilemas que los personajes tienen ante sí. En esta novela o en cualquier otra, los personajes tienen que elegir y el lector se puede ver reflejado. La grandeza de la literatura es que puedes entender nuestro pasado a través de la vida privada de personas como cualquiera de nosotros».
Preguntada por la versión que hizo Televisión Española de su novela 'La sonata del silencio', Paloma Sánchez-Garnica dice que «la adaptación estuvo muy bien lograda y conseguida, pero un lector nunca puede buscar en una serie o una película lo que ha sentido como lector porque no hay dos lecturas iguales de un mismo libro. Cada lector establece un diálogo exclusivo con los personajes y cada lectura es distinta según el contexto, la época, etc. No es lo mismo leer un libro con 20 años que con 40. Por eso hay libros que fascinan a uno y que a otro le parece horribles». También adelanta que se acaba de terminarse el rodaje de 'La sospecha de Sofía'. La película la dirige Imanol Uribe, cuenta con Aura Garrido y Álex González como protagonistas y se estrenará en otoño de 2025.
Como esta autora es también una gran lectora, siempre tiene dos o tres libros a mano que le acompañan. En este momento está con 'El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde', de Robert Louis Stevenson, y 'Un libro de mártires americanos', de Joyce Carol Oates. Este último va sobre dos familias americanas en los años noventa. «Doctor Jekyll y Mr. Hyde muestra la doble cara del bien y del mal. Lo estoy releyendo ahora me está encantando. Respecto a la novela de Carol Oates, me está fascinando porque el trasfondo es el aborto. Hay un médico abortista y feminista que intenta cubrir las necesidades de unas mujeres que tienen un problema. Luego hay un antiabortista que es un fanático católico».
Una destacada novela finalista
Por su parte, Beatriz Serrano ha sido la finalista del Planeta con su novela 'Fuego en la garganta', que narra la historia de Blanca, una niña que tiene que enfrentarse a una situación límite cuando su padre le anuncia que su madre no regresará. Tras la buena acogida de su primera novela, 'El descontento', «no quería decepcionar con esta segunda novela. Me planteaba vivir como de la literatura como una escritora de fondo y ser finalista del Planeta me está ayudando en lo económico y me está abriendo puertas», asegura la autora.
Serrano plasma una trama que arranca en los años 90 y que retrata el surgimiento del internet, el miedo que había por el efecto 2000 o la barbarie del 11-S. «En mi historia el padre vive una especie de aburguesamiento que coincide con esa 'España va bien' que pregonaba Aznar, pero que poco después entró en una grave crisis». Blanca pasa de ser una niña que obedece en todo a rebelarse durante la adolescencia cuando descubre un mundo nuevo a través de internet.
Su primera novela, 'El descontento', recibió una influencia de 'Madama Bovary'. «Esa obra me sirvió de inspiración porque Madama Bovary estaba insatisfecha y no sabía por qué. Eso mismo la pasaba a Marisa, la protagonista de 'El descontento'», dice la escritora madrileña. En 'Fuego en la garganta', Serrano afirma que en la primera parte hay mucha influencia de novelas de iniciación, como 'La amiga estupenda', de Elena Ferrante, o las dos primeras novelas de la trilogía 'Las chicas de campo', de Edna O'Brien ('Las chicas de campo' y 'La chica de ojos verdes'). También le han marcado obras como 'Entre visillos', de Carmen Martín Gaite, o 'Nada', de Carmen Laforet. La segunda parte de la novela está también marcada por otras obras como 'La mujer helada', de Annie Ernaux, que describe el mito de Sísifo en un ambiente doméstico; 'La campana de cristal', de Sylvia Plath, y la propia 'Madama Bovary. «Le debo mucho a todo lo que he leído», concluye.
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