Lorenzo Silva: «Queremos con la novela erosionar la indiferencia sobre la prostitución infantil»

La imperfecta inspectora de policía, descrita así por sus propios autores, se introduce en este caso en el desgarrador y terrible mundo de la prostitución infantil en un mundo sórdido que deja siempre terribles heridas.

- Tercera entrega de la inspectora 'Manuela Mauri', creo recordar que han anunciado que quieren hacer diez, ¿siguen en este empeño?

- Sí, es un poco la idea, sin prisa porque no vamos a volvernos locos. Yo acabo de terminar ahora una novela de 'Bevilacqua' (su otro personaje investigador, este caso guardia civil) y Noemí también está con otras historias. Pero sí, si podemos haremos diez.

- ¿Ha sido duro escribir sobre prostitución infantil?

- Sí, es un tema complicado por varias cosas. Primero porque no lo haces igual si tienes hijas o no, nosotros tenemos tres hijas, y realmente pensar que algo así... Y en este caso de nuestra novela alcanza a una niña de 15 años. Pero no sólo existe, sino que sigue pasando una y otra vez, y eso es muy duro. Estos días ha salido el tema de Murcia que ha tenido esa solución tan deplorable y deprimente. Nosotros para escribir esta novela que es una ficción tuvimos varias historias en las que encontrar las referencias y los detalles que son terribles, ver cómo una persona tan joven se autodestruye por seguir promesas falsas, y se autodestruye hasta el final. Hay chicas traumatizadas, pero otras acaban muertas. Y lo terrible es que hay historias reales donde elegir.

- Parece que la sociedad ha normalizado el tema de la prostitución, con la manida y tremenda frase del 'oficio más antiguo del mundo'...

- Yo es que creo que no es un oficio, igual que tampoco consideraría un comercio si alguien se cortara trozos del cuerpo para venderlo. Los seres humanos no pueden ser objeto de transación económica, y eso es la prostitución, una compra-venta de la intimidad de seres humanos. Es verdad que existe desde hace mucho tiempo y en nuestra sociedad está muy normalizada, porque el porcentaje de varones, principalmente varones, que recurren a sexo mercenario es enorme.

- ¿Por qué nos incomoda hablar sobre la prostitución y ni siquiera hay un pacto de Estado sobre ello?

- Yo creo que porque hay un alto porcentaje de la población que utiliza estos servicios, y todos votan, y a lo mejor no interesa mucho meterle mano a un negocio que satisface necesidades de personas, o hay unos intereses económicos muy importantes. Porque al final esto está en manos de redes criminales que mueven mucho dinero, y ese dinero también forma parte de la economía, y no deja de ser significativo. Y por otra parte, legislar sobre esto es entrar en un jardín en el que no solo te enfrentas a los clientes de la prostitución, proxenetas y empresarios de este gran negocio, sino que tienes que promover en la sociedad un debate complejo, filosófico y moral, que tiene que ver con dónde está el libre albedrío, y a veces no saben estas personas dónde se meten por imágenes falsas y edulcoradas de una profesión dura y peligrosa.

- ¿Qué mirada ofrecen en 'La innombrable'?

- Nosotros queremos ofrecer dos miradas. Por un lado, intentamos entrar en la mente y de hecho el prólogo y el epílogo están escritos desde ahí, de la niña de quince años, una cría inteligente y despejada, pero que toma una mala decisión que la arrastra, y hemos intentado acercarnos a ese infierno en el que se ve sumergida una persona inocente que no sabe las consecuencias de sus actos, pero sí las saben los adultos que la manipulan y sobre todo los clientes. Y por otra parte, está la mirada de la inspectora que tiene que resolver su muerte, y debe mirar lo que hay detrás encontrándose con una feroz trama criminal. Esta investigadora no es un policía frío, es una mujer que es madre, que tiene dos hijos varones y a uno de ellos le traslada el impacto emocional que le produce esta investigación.

- Usted ha ejercido durante años como abogado, me gustaría saber cuánta frustración hay en ese mundo a la hora de meter a los proxenetas en la cárcel y a veces no conseguirlo.

- El código Penal es bastante laxo. A mi hay algo que me llama mucho la atención, si un hombre viola a una mujer una vez, se puede exponer a diez años de cárcel. Un proxeneta está sometiendo a decenas de mujeres a una media de quince violaciones diarias, y la pena es inferior. No sé cómo casa esto. De entrada ahí hay algo extraño. Y luego en el caso de los clientes, como la prostitución es alegal, el cliente siempre alega que no sabía que la mujer estaba eslcavizada, o era menor. Si nadie pagara por acostarse con una niña de quince años..., no habría este tipo de prostitución, pero los hay. Esa gente sale con penas muy bajas o como en el caso de Murcia, sin penas y con multas ridículas. Es decir, si alguien le parte a otro un brazo, que se cura en tres meses, es condenado a pagar diez mil euros, y estos tipos que han destrozado la vida de chicas de quince años, les han pagado dos mil euros. La ley no es lo suficientemente rigurosa con estas conductas y no se ha querido promover el debate en la sociedad española de que la prostitución son conductas antisociales y muy dañinas. Y a ello se añade el retraso de la administración de justicia española, en el caso de Murcia son diez años. Y encima se pactan penas benignas y todo esto genera una dinámica perversa.

- ¿Cree que su libro puede hacer generar otra opinión e inquietud?

- Nosotros esperamos que erosione un poco la indiferencia, porque se asiente mucho en 'ojos que no ven...', lo que no se ve no conmueve, no remueve ni sacude conciencias. Aquí es una inmersión: una niña normal, buena estudiante y su vida acaba hecha pedazos porque muchas personas empiezan a aprovecharse de ella, e insisto, no es fantasía.

- Ha ganado usted los grandes premios literarios de este país, ¿cuando empieza una nueva obra con esa mochila que acarrea, da vértigo?

- No más que cuando tenía 18 años. Eso decía Raymond Chandler, da igual lo que hayas conseguido, siempre que se empieza a escribir la primera página de la siguiente novela, estás volviendo a empezar y todo está en juego. Yo tengo grabado a fuego lo que él decía, que si tienes 18 años o 60, y millones de lectores, lo único que te puede salvar es la pasión y la humildad.

- Ha dicho alguna vez que decidió ser novelista con 18 años, ¿pensó que podría vivir de esto?

- Yo nunca pensé vivir de la literatura y menos de escribir novelas, por eso estudié Derecho y ejercí durante más de doce años como abogado. Jamás pensé que la literatura fuera un medio de subsistencia, estaba fuera de cualquier mirada verosímil sobre mi futuro. Me busqué otro oficio para vivir de él y poder seguir escribiendo, era algo asumido.

- Es decir, esta situación actual como escritor es la gran sorpresa de su vida.

- Pues sí, en efecto, es la gran sorpresa de mi vida. Yo cada mañana me levanto y sigo estupefacto, porque esto es lo último con lo que contaba, no pensé que podría dedicarle todo mi tiempo a este oficio de escribir, y la profesión de la que puedo vivir y mantener a mi familia.

- En la historia de la novela negra hay personajes fascinantes, Sherlock Holmes, Philip Marlowe, Poirot..., ¿con quién se queda?

- Lo tengo muy claro, estoy aquí por culpa de Raymond Chandler y por supuesto Philip Marlowe sin duda, porque es el personaje más humano, rico entrañable, y más quijotesco. Lo que me une a la novela negra no es el crimen, no es el misterio, sino la mirada sobre la condición humana que tiene Chandler que entronca con algo tan español como la mirada de Cervantes, que también se asomó a los bajos fondos en las Novelas Ejemplares y lo hizo en la cárcel de Sevilla.

- ¿Por qué triunfa la novela negra, por morbo, porque es entretenida...?

- Yo creo que ha acertado a reunir muchos públicos. Hay a quien les da morbo, la sangre lo oscuro les atrae; a otros les gusta la intriga, la tensión, que la historia les interpele; hay otros que les gusta el enigma, el misterio y resolverlo, y hay lectores interesados en esa oscuridad profunda de la condición humana. Y las buenas novelas de ficción criminal tocan todos esos palos, es decir, llegan a cuatro tipos de público.

- Dicen los índices de lectura que las mujeres leemos más que los hombres...

- Sí, es verdad, pero también depende del género y del autor. En mi caso yo tengo mis lectores bastante repartidos entre hombres y mujeres, y en mis libros no policíacos tengo más lectores que lectoras, aunque sí debo reconocer que las mujeres son más lectoras.

- ¿El éxito es justo, triunfan todos los que valen?

- No, no. La mejor manera de refutar esa afirmación si alguien la hace, por lo menos el éxito en vida, es que el escritor más importante del siglo XX de cuya muerte se cumplen cien años este 2024 que fue Frank Kafka, su libro más vendido, 'La metamorfosis' no llegó a vender más de 3.000 ejemplares y sólo tres ediciones cortas. El éxito fue injusto con ese hombre.

- ...Y ¿la próxima novela?

- 'Bevilacqua', la tengo ya terminada y saldrá el próximo marzo.

- ¿Nos vamos a sorprender?

- Yo creo que algo así, no sólo con el final porque pasa algo que es poco predecible para quien haya leído la serie, sino también con la propia historia. Esta novela sucede en la primavera del 2020 y todos tenemos recuerdos de lo que pasó, y sí, hay una mirada peculiar, porque Bevilacqua y Chamorro no están encerrados como el resto, sino que investigan dos homicidios y pasan cosas muy particulares.