crítica de flamenco
Farruquito y la tradición renovada
El bailaor sevillano presentó 'Recital de bailes' con invitadas como Juana la del Pipa y Esperanza Fernández
La genial sencillez de David de Arahal

Critica de Flamenco
Recital de bailes
- Idea original y baile: Juan Manuel Fernández Montoya 'Farruquito'
- Música: Juan Manuel Fernández Montoya 'Farruquito' y Manuel Valencia
- Cante: Pepe de Pura, Ismael de la Rosa 'Bola' y Manuel de la Nina
- Guitarra: Manuel Valencia
- Percusiones: Paco Vega
- Bajo: Julián Heredia
- Vientos: Juan Roca
- Artistas invitadas: Tía Juana la del Pipa y Esperanza Fernández
- Teatro Maestranza Día: 27 de septiembre de 2024
Sevilla, esta santa ciudad donde vivimos, a veces no nos lo pone fácil. El más difícil todavía es como un lema que últimamente nos hemos apropiado. Porque eso de llegar y salir del Teatro de la Maestranza ha sido en la noche del día 27 ... algo así como llamar a Moisés y que nos abra el Mar Rojo. Había toros de San Miguel en la Maestranza, conciertos por otros lugares, y para rematar, pero bien, una carrera nocturna que empezó a la misma hora que Farruquito se retiraba del escenario tras su 'Recital de bailes'.
El hijo de la gran Rosario Montoya, Farruquito, ocupa en esta XXIII Bienal de Flamenco una de esas noches catalogadas como únicas, y quiso que así fuera. A pesar de los inconvenientes, el público llenó el teatro. Fue de los primeros espectáculos en agotar el papel y hasta el maestro Curro Romero se vino al coliseo del paseo Colón para ver el flamenco que le gusta de verdad.
Un haz de luz en redondo ilumina al bailaor sentado en una silla blanca en medio del escenario. Pepe de Pura empieza a cantar, y le lleva algo en las manos. Son sus botas de baile. Se las pone y se transforma. El bailaor de negro transparente y luego blanca camisa y sombrero.
'Recital de bailes' responde a su nombre, es una sucesión de bailes en el más puro estilo de la casa de los Farruco, pero el nieto no se ha quedado quieto en estos años. Sabido es de su afición a componer, por eso parte de la música es suya, y por eso comienza el espectáculo contando con su voz en off, como nació «en una casa llena de arte y de bailes donde era feliz», dice.
Su atrás ya no es como los de antes. Es un atrás como corresponde a su generación y al siglo XXI, con una serie de músicos e instrumentos que hace ya tiempo se incorporaron al flamenco, incluso a un flamenco de familia como es el de Farruquito, que tiene la raíz a profundidad.
Fandango, seguiriya, soleá por bulería, alegrías, bulerías, taranto, farruca, tangos y el tradicional fin de fiesta. Fue un recorrido por los palos del flamenco, pero con sus singularidades y al más puro estilo del flamenco con sabor. En algún momento me faltó algo de luz, quería ver la cara de los artistas, su gesto, su sonrisa, o esa ceja levantada del bailaor, herencia materna.
Al inicio del espectáculo comunicaron que por motivos ajenos, la cantaora Remedios Amaya no estaría en el escenario. Pero sí las otras dos artistas invitadas anunciadas, Esperanza Fernández y Tía Juana la del Pipa. Comienza la obra por fandangos, y ya el hijo de Antonio el Moreno nos dice por dónde están sus intenciones: zapateados vertiginosos, desplantes, parando el baile y echándose hacia atrás como si quisiera buscar otra dimensión. Pepe de Pura, el Bola y Manuel de la Nina son tres fieras de escenas, el compás les rebosaba.
La aparición de la hija de Curro Fernández, como si fuera una diva, delante de un croma de color albero y en sombras, fue espectacular. Fue uno de los momentos impresionantes de la hora y media de espectáculo. Esperanza Fernández le cantó a Farruquito por seguiriyas. Puso su voz arriba..., y el teatro se vino abajo. Farruquito la buscaba. Ella en un pedestal, él mirando hacia esa especie de estatua griega que es Esperanza, hasta que se encuentran, y en el maridaje del cante y el baile se produjo una magia especial, una emoción intensa porque ninguno de los dos le quitaba protagonismo al otro. ¡Qué momentazo!

Otro de los instantes poderosos de la obra fue la salida de uno de los hombros del escenario de tía Juana la del Pipa, en oscuro, con su voz ronca, con ese sonido tan especial y diferente que marca el flamenco de Jerez. Tía Juana le canta por soleá, y baila Juan Manuel con prestancia. Mete los pies donde debe, para el baile, y ahí es donde me desborda la emoción, cuando él manda sobre su baile, cuando contiene la fuerza ante el cante de tía Juana, cuando la mira rindiendo homenaje al magisterio de los años. Respeto y tradición.
La obra está muy bien ordenada para que no se produzcan interrupciones, no hay un 'salir y canto' o 'salir y bailo', no, es un espectáculo en el que la narrativa la marcan los instrumentos y el baile. Julián Heredia con el bajo, Juan Roca con los vientos, sobre todo con la armónica, y Paco Vega a la percusión, se marcan sus solos. Magníficos músicos todo terreno. Aquí hay generosidad, el atrás debe ser un delante para disfrute de todos.
Compás de alegrías para Farruquito, uno de los palos que tiene más interiorizado, pero quizás es en la farruca donde encuentro algo distinto. Juan Manuel Fernández Montoya ha creado una nueva forma de bailar la farruca sin salirse de los cánones, ha generado una serie de movimientos, desplantes, incluso zapateados que, pareciendo los más clásicos, tienen mucho de innovación, sobre todo cuando hace los giros, la famosa vuelta de tacón que tanto enseñaba su abuelo y los hila con zapateados vertiginosos. La farruca, de lo mejor de la noche.
Festeros los tangos, ese palo que tanto me recuerda a su tía Pilar la Faraona, y fin de fiesta por bulerías. La cantaoras, las dos estrellas del cante, Tía Juana y Esperanza, ponen sus voces; Juan Manuel del baile, y los músicos los rodean. Y allí está Jerez y Sevilla. «Y tu mirá se me clava en los ojos como una espá», canta Esperanza, y Farruquito baila con los escorzos propios de su familia, y los remates para los que no le hace falta pedir el aplauso, lo tiene desde el momento en que se abrió el telón. Bailan las mujeres cantaoras, porque ellas llevan el compás en el cuerpo y saben despedirse a compás abrazadas por el bailaor.
'Recital de bailes', ni más ni menos, porque de eso se trataba de ver bailar a uno de los artistas más genuinos de su generación y que mejor conserva el arte de su casa, renovando, eso sí, como se merece, la tradición. Porque en el flamenco la casa de los Farruco debe seguir, tiene asegurada la herencia, pero cada generación ha de aportar sus propias raíces y unirlas a las que ya están. Así se gestan el arte y los artistas para la historia.
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