Susana Hornillo aspira a liderar Podemos en Andalucía sin renunciar al acta de concejal en Sevilla

Hace unos días, Hornillo comunicó en sus redes que había presentado oficialmente su candidatura a coordinar Podemos en Andalucía y que lo hacía para «fortalecer las bases, cuidar los círculos y defender un partido autónomo y fiel a su militancia». El reto que tiene por delante no es sencillo. Lo hace encabezando la corriente más crítica, sin el apoyo del aparato de una formación que ha ido perdiendo peso poco a poco entre los votantes por los vaivenes de su proyecto. Además, mantiene a día de hoy un escaso poder de influencia en el Parlamento andaluz por la mayoría sólida de Juanma Moreno y, por si fuera poco, sigue intentando sortear la irrelevancia en la que quedó cuando se excluyó por voluntad propia de Sumar por las diferencias entre la vicepresidenta Yolanda Díaz y esa líder mesiánica de los morados que sigue siendo Irene Montero, hoy acomodada en Europa.

Con Podemos arrinconado en las encuestas y sin relevancia municipal, la portavoz en Plaza Nueva dice estar lista para evitar el precipicio en Andalucía. Se enfrentará a un proceso de primarias cuya votación será del 9 al 13 de diciembre. Su rival será la almeriense Raquel Martínez, actual secretaria de Organización en la región y designada como candidata oficialista por Martina Velarde, que hasta ahora ostentaba el liderato de los morados en la comunidad. A Martínez le acompañan referentes de Podemos como el activista Diego Cañamero, dos de los tres diputados en el Parlamento (José Manuel Jurado y Alejandra Durán) y la propia Velarde. A Hornillo le han ofrecido integrarse en la lista oficial, pero no ha aceptado. Insiste en liderar un equipo renovado con nombres como Juan Luis Rivas o Hilario Sánchez, ambos de Granada.

Será la militancia de Podemos la que decidirá quién encabeza la alternativa a la izquierda del PSOE para desgastar la mayoría absoluta de Juanma Moreno en la Junta. Una tarea nada sencilla que Hornillo tiene decidido compatibilizar con el acta del Ayuntamiento. Fuentes cercanas a la candidata han confirmado que no se ha planteado presentar su renuncia como concejal, porque este cargo orgánico se puede asumir a la vez que la representación pública y porque los estatutos de su partido no fijan esta incompatibilidad. «Susana tiene claro su compromiso con Sevilla», insisten. Otra cosa será que en un futuro acabe siendo candidata al Parlamento, lo que dificultaría la opción de compatibilizar ambas tareas políticas.

Existen precedentes en el Ayuntamiento de otros líderes que siendo concejales se pusieron al frente de sus partidos a nivel andaluz. Sucedió en 2012 con Juan Ignacio Zoido. El por entonces alcalde fue requerido para el rol de presidente del PP-A, una tarea que compatibilizó con su responsabilidad municipal, ocasionándole más de un dolor de cabeza. Por su parte, en enero de 2022, el socialista Juan Espadas oficializaba su renuncia como alcalde para pasarse a la esfera regional como nuevo secretario general del PSOE-A y candidato a las elecciones autonómicas. Un cambio de aires que no dejó el resultado esperado, pues acabó en la oposición y su partido perdió la Alcaldía de Sevilla.