Sucesos
El relato de la Policía al acceder a la fiesta de Halloween de Sevilla: a los jóvenes los trataron como «ganado»
Los agentes que intervinieron en la fiesta a las 20.30 horas describen escenas dramáticas con menores tirados en el suelo mareados y al borde del colapso
La fiesta de Halloween de Sevilla era «una sauna» al cortarse el agua y el aire
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Trece jovenes han sido asistidos por crisis de ansiedad y desvanecimientos en una fiesta de Halloween en Sevilla

La fiesta de Halloween clausurada en el Polígono Carretera Amarilla pudo acabar en tragedia. El atestado elaborado por los agentes de la Policía Local que intervinieron en el evento a partir de las 20.30 horas del pasado sábado describe escenas dramáticas y de su lectura se extrae que poco pasó para la situación que vivieron los asistentes a un evento que se había programado para menores. Unos jóvenes que fueron tratados «como ganado». Así lo recoge el informe policial que se va a entregar al juzgado y al que ha tenido acceso este periódico.
El atestado también describe como al poco de arrancar la fiesta, que tenía un horario de 17.30 a 22 horas, dos agentes de paisano de la unidad Línea Verde de la Policía Local, encargada del control de las actividades recreativas, se personaron en el local para realizar una inspección. Los funcionarios comprobaron que ya había muchos jóvenes en el exterior haciendo cola; por lo que pidieron que se personara un patrullero para que controlara los accesos.
Los dos policías que inspeccionaron el establecimiento se entrevistaron con el encargado del local, que a la postre fue denunciado, y comprobaron las medidas de seguridad básicas. En el informe hacen constar que las irregularidades detectadas estaban relacionadas con la documentación del negocio y que no eran de la gravedad suficiente para proceder a adoptar medidas cautelares como paralizar el evento.
La situación se complicó poco después. A las 20.30 horas, la Policía Local volvió a intervenir en la fiesta tras recibir numerosas llamadas de teléfono de jóvenes atrapados en el interior y de padres que habían sido alertados por sus hijos porque no podían salir de la fiesta. Nada más llegar los policías, lo primero que se encontraron fue a una niña de 14 años tirada en el suelo. Ya estaba siendo atendida por los servicios sanitarios. Junto a ella varios padres de otros menores que aún seguían dentro.
Esta chica fue una de los 13 jóvenes que necesitaron asistencia médica. En su caso fue evacuada de emergencia al hospital al presentar una crisis de ansiedad y no poder mantenerse de pie.
En ese momento, la Policía comprobó que la salida de emergencia estaba cerrada. Una de las hojas estaba con el pestillo cerrado mientras que la otra estaba custodiada por un vigilante de seguridad que impedía salir a los jóvenes que estaban dentro, ayudado además por unas vallas de seguridad. Uno de los trabajadores de seguridad, en concreto una vigilante, fue la que acabó denunciando lo que estaba pasando dentro de la discoteca. Les detalló a los funcionarios policiales «las condiciones infrahumanas» que estaban soportando los jóvenes, que estaban siendo «tratados como ganado»; algo que nunca había visto en un evento como impedir que salieran a la calle, cortar el agua de los aseos y el aire acondicionado o que se hubieran agotado las botellas de agua y nadie las hubiera repuesto.
Una vigilante de seguridad fue la que dio la voz de alerta de lo que estaba sucediendo en el interior de la discoteca
Los agentes procedieron a liberar la salida de emergencia para que los jóvenes pudieran salir y al entrar se encontraron con un escenario dramático. «Conforme avanzaban por el local para encontrar al encargado, hallaron a distintos jóvenes caídos en el suelo, siendo asistidos por sus propios amigos«. Muchos de ellos eran menores que se quejaban de la falta de agua. «Los agentes no podían casi avanzar debido a la cantidad de clientes, incluso con la vista al frente no se observaba espacio alguno entre los asistentes». Tal era la aglomeración que de inmediato los policías notaban la falta de aire y el calor sofocante que compararon con una sauna.
Las cuatro barras que había en el local estaban atestadas de menores, que llevaban horas esperando para poder pedir una consumición, según contaron a los policías, quienes también comprobaron que no había agua en los aseos. Sin embargo ésta llegó en mitad de la intervención de los agentes. Algo que confirmaría que no se trataba de ninguna avería sino que se había dado la orden de cortar el suministro.
Los agentes fueron avisando como podían a las personas que estaban dentro para que fueran desalojando poco a poco la discoteca. El riesgo en ese momento era que se produjera una avalancha. Fuera, varias patrullas de la Policía Local procedieron a cortar la calle Economía para que los padres pudieran acercarse a recoger a sus hijos y la evacuación del lugar se hiciera sin más incidentes.
Con el establecimiento ya vacío, los agentes procedieron a precintar el establecimiento y comunicaron al responsable de la sala que iba a ser denunciado por incumplimientos graves en materia de seguridad. Fuentes municipales señalan que tras la entrega de las diligencias en el juzgado, se abre ahora una nueva fase en la que el juez definirá si hay indicios de delito que en este caso podría ser la imprudencia grave.
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