salud
«De niña tuve el mismo sarcoma que Elena Huelva y por esa razón me hice oncóloga»
Elena Brozos, que trabaja en un hospital de La Coruña, reflexiona sobre el impacto de la muerte de la «influencer» sevillana y la exposición mediática de pacientes con cáncer
El legado emocional de Elena Huelva, la influencer sevillana que hizo público el proceso de su cáncer

Elena Brozos sabe mucho de cáncer, y tanto (o más) de lo que siente un enfermo oncológico porque, aparte de ser oncóloga, sufrió uno de niña, precisamente un sarcoma de Ewing, la enfermedad que acabó con la vida de Elena Huelva. De esa ... durísima experiencia nació precisamente su amor a la medicina. «Era muy pequeña, pero cuando vi todo lo que los médicos hicieron por mí,con el cariño con el que me trataron, no lo dudé y dije «mamá, papá, yo de mayor quiero ser oncóloga». Y así fue como estudió Medicina y se especializó en Oncólogía Médica, desempeñando actualmente su labor en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, tras haber trabajado en otros hospitales gallegos.
Elena lo pasó muy mal y tuvo una infancia y una adolescencia marcadas por la enfermedad. «Me diagnosticaron el sarcoma con 9 años, recibí quimioterapia y radioterapia durante los primeros años, y luego tuve varias intervenciones quirúrgicas hasta que con 20 años pude decir que estaba curada«. El sarcoma de Ewing, que se cobra en ocasiones la amputación de un miembro, tiene una tasa de supervivencia de más del 60 por ciento en adolescentes, aunque cuando esta oncóloga la sufrió no superaba el 40 por ciento. «Para todos los pacientes, y si cabe más para una niña tan pequeña, el apoyo social es importante. Yo vivía en un pueblo pequeñito de Galicia donde recibí mucho ánimo mediante cartas y llamadas telefónicas de ayuda de amigos, compañeros y familiares porque en aquel entonces no había Internet ni redes sociales«.
La doctora Brozos celebra que Elena Huelva haya utilizado las redes sociales y cree que su decisión ha sido muy positiva para dar a conocer esta enfermedad. «Hace 30 años, cuando sufrí el mío, el sarcoma de Ewing era una patología desconocida por la mayoría de la sociedad y los niños, por los efectos de la quimioterapia, sufrían un estigma social. Ahora esto, por fortuna, se ha normalizado bastante pero todavía podemos mejorar más«.
Ella no tuvo la necesidad de hacer público su cáncer como hicieron en su día el bloguero malagueño Pablo Ráez, el periodista sevillano Valentín García o la «influencer» Elena Huelva. «Me parece positivo que ella haya hablado a todo el mundo de su enfermedad, porque se trata de una patología rara que necesita mucha más investigación y su testimonio ha servido para concienciar a mucha gente sobre el sarcoma de Ewing y las necesidades de los pacientes«, cuenta. Y añade: »Este tipo de patología afecta sobre todo a gente joven, el futuro de nuestra sociedad, por lo que debemos ser conscientes de lo que están pasando y darles el apoyo que necesitan«.
Sobre el desánimo que la muerte de Elena haya podido producir en otros pacientes jóvenes con patologías parecidas, esta oncóloga gallega les pide a los pacientes que consulten sus dudas a sus oncólogos. «No hay ningún cáncer igual a otro y cada caso se trata de forma personalizada, de modo que cada resultado es diferente. Unos terminan bien, y otros terminan mal como le ha pasado a Elena o a Pablo, pero los pacientes con sarcoma de Ewing, leucemia o cualquier tipo de cáncer no deben verse reflejado en ellos«, dice. Sin embargo, reconoce que a veces es inevitable y que a ella misma le pasó cuando era pequeña: »De niña veía a amigos míos del hospital y el miedo estaba presente por el desenlace de los tratamientos. Ahí aprendí que los médicos individualizan el cuidado con cada uno de los pacientes«.
La doctora Brozos pide también que se destierre de los medios de comunicación el lenguaje bélico cuando se habla de un cáncer. «Hay que dejar de hablar de guerras, batallas o luchas. Todos los pacientes con cáncer luchan, aguantan el mazazo del diagnóstico y tratamientos muy duros con efectos secundarios dolorosos o incómodos. Todos ellos están al pie del cañón con la esperanza de que las cosas vayan bien, de modo que hablar de guerras y batallas, o de vencedores y vencidos, es inadecuado. En ocasiones no depende de la voluntad del paciente salir adelante o no, y si los resultados no son buenos no es porque no se haya luchado lo suficiente«, dice.
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